Última actualización: 21 septiembre, 2022
La falta de confianza en una relación es como el cáncer. Muy a menudo no lo notamos, pero en poco tiempo se expande y se vuelve invasivo. La falta de confianza es uno de los factores que, de no ser atendida y resuelta a tiempo, lleva al deterioro del vínculo ya disminuirlo hasta el punto de destruirlo.
Aprendes a confiar y lo mismo ocurre con la falta de confianza.. Este no es un sentimiento que surge espontáneamente., más bien es el resultado de una respuesta más o menos consciente derivada de la experiencia. Todos tenemos una gran experiencia en las relaciones que explica, al menos en parte, que tengamos más o menos confianza en la otra persona.
Por lo general, la falta de confianza en la relación surge porque uno o ambos miembros de la pareja han demostrado que son el eslabón débil, que puede darse por vencido en cualquier momento. Obviamente hay casos extremos en los que esa mirada sospechosa propia de la falta de confianza se da incluso cuando no tendría por qué. A la luz de esto, dependiendo de la situación y de los dos socios, esto podría ser un problema muy serio que debe abordarse y resolverse.
"¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?"
-George Eliot-
Falta de confianza en una relación: ¿cuáles son las razones?
La falta de confianza en una relación puede tener muchas causas. El más frecuente es un episodio de infidelidad. Sin embargo, cualquier acción que involucre la traición del otro prepara el terreno fértil para esta desagradable situación. Los principales motivos de desconfianza en la relación de pareja son:
- Descubrir que el otro es un mentiroso en serie.
- Promesas rotas. Promete y no cumple.
- Cuando uno percibe que el otro no se conoce a sí mismo del todo. Encuentra una pasión y luego abandónala. Él no sabe lo que quiere.
- Cuando el otro no logra hacer frente a las consecuencias de sus acciones, es esquivo o irresponsable.
Ss también hay muchos casos en los que la falta de confianza se deriva de razones infundadas. Casos en los que existe predisposición a la desconfianza. Las principales razones para que se presente esta situación son las siguientes:
- Inseguridad. Se siente a la altura de la pareja.
- Haber sido traicionado y no haber superado la situación.
- Proveniente de un entorno donde unos defraudaban a otros y donde primaban lazos basados en la desconfianza.
- Haber traicionado a alguien en el pasado y por lo tanto tender inconscientemente a proyectar la necesidad de castigo. “El buey que dice astado al burro”.
- Excesiva dependencia y miedo al abandono.
- Prejuicios contra hombres o mujeres.
Claridad dentro de uno mismo
Una vez sembrada la semilla de la desconfianza, no es fácil detener el crecimiento de la planta. Sin embargo, tampoco es imposible. La pareja necesita trabajar mucho en la relación, con perseverancia y buena voluntad para salir adelante. Vale la pena en cualquier caso, porque el amor, que se manifiesta en forma de complicidad, es siempre un buen motivo para luchar.
Lo mejor que puedes hacer es evaluar las razones por las que hay falta de confianza en una relación. En particular, es necesario saber si esto surge de razones que tienen un fundamento o si proviene de una convicción personal.
También es importante revisar las expectativas que tiene de su pareja. Todos cometemos errores, por lo que si se espera que la pareja sea perfecta para confiar en él, realmente estamos perdiendo el tiempo. La confianza no surge cuando el otro nunca se equivoca, sino que la solución pasa por la conciencia de que si el otro se equivoca, no lo hace a propósito ni de mala fe.
El diálogo, la única solución real
El diálogo es siempre la solución ideal para resolver los problemas en una relación de pareja. Es paradójico, porque para tener diálogo se necesita confianza. Sin embargo, también es la única forma de comprender, o mejor dicho, de tomar conciencia del hecho de que, de lo contrario, el vínculo no tiene ninguna posibilidad de avanzar.
Dialogar significa expresar con serenidad y cierta dosis de cariño, los motivos que nos llevaron a desconfiar. No debemos centrarnos demasiado en el otro, sino en nosotros mismos. El diálogo no sirve para señalar al compañero por las acciones cometidas, sino para decirle cómo nos hace sentir cuando hace o dice -o no hace y no dice- ciertas cosas. Sirve para ayudarlo a entender de dónde viene nuestra impaciencia.
Diálogo es también saber escuchar. Sin ideas preconcebidas. Sin reaccionar por instinto. Tómese el tiempo para digerir las palabras de su pareja, sin juzgarlas ni etiquetarlas. Cuando hay amor, el diálogo fortalece la relación y ayuda a encontrar ese impulso para seguir adelante. Si el diálogo es imposible o si la desconfianza continúa, es hora de pensar en mirar hacia adelante y abrirse a otros horizontes.