Última actualización: 19 de febrero de 2018
Acciones como acumular o gastar dinero están íntimamente relacionadas con las emociones. En la mayoría de las ocasiones, este recurso no se acumula ni se derrocha por razones objetivas. En este sentido, podríamos decir que el dinero es un objeto simbólico; y, como tales, generan en nuestra mente distintas formas de atribuirles sentido y administrarlos, teniendo siempre en cuenta que son un instrumento de intercambio prácticamente universal.
Son las decisiones que tomamos las que nos hacen ganar o gastar. Más allá de la posible falta de recursos, o de su exceso, es la forma en que los gestionamos lo que lo define todo. El dinero ha adquirido el estatus de fetiche, ya que vivimos en un mundo donde todo se ha ido transformando poco a poco en objeto de comercio.
Muchas personas se han visto marcadas por la combinación de falta de dinero y escasez. afectivo. Quizás sus padres tuvieron que dejarlos solos para ir a trabajar, con el objetivo de ganar dinero para poder sobrevivir. También es probable que, en algún momento de su vida, se hayan sentido humillados por su falta de recursos. En estos casos, el dinero se convierte en un problema muy complejo que muchas veces genera más problemas.
Uno de los factores que nos llevan a gastar dinero es el rechazo o desprecio por la vida que llevamos. Equivocadamente, estamos convencidos de que es precisamente la falta de recursos económicos lo que da lugar a esta insatisfacción.