Debido a diferentes influencias sociales y religiosas, existe una extrema genitalización de las relaciones sexuales.
Última actualización: 01 de mayo de 2022
Debido a diferentes influencias sociales y religiosas, existe una extrema genitalización de las relaciones sexuales.. Esto provoca que se le dé un protagonismo excesivo a la penetración y se descuiden muchas otras prácticas igualmente placenteras.
Si preguntáramos a varias personas qué entienden por relaciones sexuales, la mayoría respondería de la misma manera, que consisten en penetración. Y en concreto, de forma implícita, en la penetración vaginal. Si hiciéramos la misma pregunta en casi todos los países del mundo, seguramente la respuesta sería la misma.
¿Pero por qué? ¿Qué hace que las personas asocien las relaciones sexuales con la penetración vaginal? La respuesta es que se produce una genitalización extrema. Profundicemos.
¿Coito sexual, coito erótico o coito genital?
Si recordamos el origen de la palabra “sexo”, alude a nuestra condición de seres sexuales. Eso significa, se refiere a nuestra identidad sexual más que cualquier otro significado.
Desde esta perspectiva, hablar de relaciones sexuales abarcaría una gama muy amplia de comportamientos.
Si nos atenemos al significado literal de "relaciones sexuales", nos referiríamos a cualquier relación que consiste en la interacción entre dos personas en la calidad de ser sexuales (tomarse de la mano, hablar, abrazarse, besarse…).
Sin embargo, si repensamos el término y lo transformamos en "relaciones eróticas", todo tiene un significado diferente.
Etimológicamente, lo "sexual" no se refiere (únicamente) a lo que sucede en la intimidad. Pero, como se ha señalado, alude más a la noción de identidad sexual.
El mismo Eros presente en el prefijo de "erótico" confiere un componente de intimidad, anhelo y deseo a las relaciones.. No olvidemos que Eros, el dios de la mitología griega, era el responsable de la atracción sexual. Su equivalente romano es Cupido.
Pues aun reformulando el concepto, seguimos asociándolo a una íntima interacción: la penetración. Las relaciones basadas en la penetración no son la culminación ni el objetivo de ninguna interacción íntima.
Si lo fueran, tal vez sería más lógico llamarlos coito genital. Y no relaciones sexuales o eróticas. Las relaciones eróticas tienen tantos matices que parece casi ridículo tener en cuenta solo uno de ellos.
Genitalización extrema y expectativas poco realistas
Las ideas sobre las relaciones íntimas están teñidas por diversas influencias sociales. El cine o la televisión nos han enseñado que los genitales son la única fuente de verdadero placer.
seguramente, la pornografía ha acentuado la extrema genitalización del coito erótico. Presenta ciertas dinámicas, tiempos, formas, dimensiones y comportamientos que no son, en términos absolutos, representativos de lo que sucede en la realidad.
Si nos dejamos influir, lo más probable es que vivamos las relaciones íntimas con frustración.
Cuando los genitales "decepcionan", todo decepciona
Los genitales, tanto masculinos como femeninos, pueden ser decepcionantes. De diferentes maneras, por diferentes causas, pero pueden decepcionar.
Más allá de las causas y situaciones, ¿qué pasa si defraudan? ¿Se interrumpe la relación erótica? Nuestras relaciones eróticas son tan frágiles que dependen solo de los genitales? No, obviamente no.
Pero la extrema genitalización de las relaciones sexuales, sumada a la creencia popular, dicen que sí. Esto produce una serie de malentendidos y dificultades.
Curiosa y triste, pero frecuente, la situación del hombre que, antes o durante la relación sexual, pierde total o parcialmente su erección. Así, la pareja lo atribuye a la falta de deseo erótico hacia ella.
Esto explica el sobredimensionamiento de la respuesta genital. Si Da más valor al comportamiento genital que a la manifestación del deseo o la excitación de la persona..
Echamos de menos muchas experiencias agradables.
El precio que se paga por sobrestimar las relaciones sexuales es muy alto. Cuando nos enfocamos en una sola práctica erótica, subestimamos el resto.
Al hacerlo, nos excluimos de experimentar sensaciones desconocidas que pueden hacer que experimentemos un placer igual o incluso más intenso que la penetración.
Abrirnos a diferentes comportamientos eróticos, de hecho, ayuda a mejorar el conocimiento de nosotros mismos y a potenciar el eros.
Además, no es cierto que a hombres y mujeres siempre les guste tener este tipo de relación. Además, es falso que siempre necesitemos o siempre queramos alcanzar el orgasmo. A veces, es posible que necesitemos obtener placer de diferentes contextos a través de diferentes interacciones.
Lo ideal sería alcanzar un nivel de autoconocimiento como para disfrutar de todo tipo de placer en las relaciones eróticas. Independientemente de la intensidad, la duración o la calidad.
Una adecuada educación sexual debe promover dicho autoconocimiento para que las personas sean más independientes y libres.