Gente de acero: un refugio seguro al que siempre podemos volver

Gente de acero: un refugio seguro al que siempre podemos volver

Gente de acero: un refugio seguro al que siempre podemos volver

Última actualización: 30 septiembre, 2015

Hay personas a las que siempre podemos volver., aunque estemos a años luz de ellos y estemos en otra galaxia. Son calidez e intimidad, son una conexión a primera vista, una armonía inquebrantable y única.

Huelen a hogar; son las vendas que alguna vez protegieron nuestras heridas emocionales, son esa medicina que las sanó, esa voz que las calmó. Es gracias a ellos que podemos decir que los momentos más difíciles de soportar no son más que momentos.



Las personas de acero huelen a amor y aceptación incondicional. Huelen a cariño, a grandes abrazos en los que cierras los ojos y abres en una sonrisa. Estas personas huelen a amistad, amor, familia.

En sus ojos se puede leer "Estoy a tu lado y juntos apretaremos los dientes". Confían en nosotros incluso cuando hemos dejado de tenerlos. Esta gente no nos ahorra ni los escalofríos ni la caída, pero nos ofrece las palabras exactas que coserán nuestras heridas.

(Fuente: Reparación de alas rotas)

Las personas más hermosas que conozco

Las personas de acero son las que nos abrazan tan fuerte que unen todos los fragmentos de nuestro corazón, las que disuelven el miedo y la tristeza. Aquellos que nos han enseñado cosas nuevas a través de hermosos gestos, que nos han demostrado que el mundo es un lugar maravilloso..

Gracias a ellos, cada día encontramos la motivación para esforzarnos y ser felices. Gracias a su paciencia hemos descubierto que a quien sabe esperar le pasan cosas buenas.


Porque la paciencia es la virtud que hace crecer la libertad emocional. Cuando esta gente soplaba sobre nuestras heridas, su aliento servía de anestésico; por eso, con ellos, ya no tenemos miedo de enfrentar la realidad.


Sólo conocemos el valor de la fuerza cuando ya no quedan más alternativas. Caeremos y nos levantaremos porque recordaremos que un día una persona de acero nos demostró que también nosotros sabemos ser fuertes y valientes.

Y si en algún momento no somos capaces de ponernos de pie, ahí estarán, como palos, serán nuestros puntos de apoyo. Nos recordarán que en ellos siempre encontraremos un lugar donde refugiarnos para volver a juntar las piezas.

Su corazón tiene un solo motor: la bondad

Los puedes reconocer fácilmente: desde que los conociste, te sientes mejor persona, porque te han hecho más fuerte y enriquecido tu interioridad.

Seguro que sabes más que una persona de acero, aquellos cuyo motor funciona solo gracias a la mezcla de dos combustibles: amor y comprensión.

No hay calor más reconfortante que el de las personas de acero. Son nuestra familia, nuestros amigos y nuestros consejeros; son nuestro fuego, nuestra chimenea. Gracias a su cariño hemos entendido que, con la chispa adecuada, todo puede arder.


Nos protegen de las caídas, ayudándonos a tejer alas más grandes. Ellos arreglan nuestros sueños, arreglan nuestros miedos, saben cuales sufrimientos merecen ser vividos y cuales no.

Son personas hermosas, que huelen a viento y a mar.. Tienen la capacidad de abrazar a las personas que aman con solo el uso de una mirada o palabras; hacen desaparecer hasta las heridas más graves y las convierten en bellas cicatrices.


Hacen que las sonrisas que usamos para enmascarar nuestro dolor se conviertan en verdadera felicidad y no nos rompan el corazón. Nos conocen tan bien que saben perfectamente cuándo nuestro "todo está bien" es sincero y cuándo no.


Es imposible expresar con palabras cuánto significan estas personas para nosotros. Comparten con nosotros una enorme riqueza emocional, por lo que siempre estaremos en deuda con ellos en términos de gratitud. Nunca podemos decir lo suficiente: GRACIAS POR TODO Y PARA SIEMPRE.

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