Última actualización: 07 de enero de 2016
Siempre hay días mejores y otros peores, eso lo sabemos todos. Hay momentos o fases en las que no se encuentra el ritmo adecuado, tenemos demasiadas dudas o estamos emocionalmente inactivos o decepcionados. Ante estas situaciones, quizás vamos en busca de grandes soluciones para encontrar la felicidad o nuestro equilibrio personal.
Parece haberse demostrado que, para alcanzar la felicidad, el secreto está en reunir un conjunto de elementos de nuestro mundo interior y exterior. No es un camino fácil. Tienes que trabajar duro para alcanzar la felicidad.
Una forma de emprender o continuar por el camino por el que, quizás, ya estamos andando puede ser recurrir a un ingrediente muy útil y muy gratificante del que, a veces, nos olvidamos: la gratitud.
¿Cuándo dejamos de decir gracias? ¿Cuántas veces no hemos sido agradecidos por la modestia, por lo que otros habrían dicho o simplemente por no ser conscientes de ello?
Debemos ser conscientes del poder de las palabras. Es importante saber darles su momento, su tono, su énfasis, su lugar y su sinceridad. No siempre elegimos bien y no siempre adivinamos, incluso si tenemos las mejores intenciones.
"El placer que se siente cuando encuentras a un hombre agradecido es tan grande que vale la pena correr el riesgo de no ser un desagradecido"
-Séneca-
¿Alguna vez has pensado en agradecer de una manera especial? ¿Por qué a veces no decimos gracias? ¿Es lo mismo decir gracias y ser agradecido?
Seis letras
"Gracias". Seis letras muy unidas que tienen el poder de estar en los dos extremos de la emotividad. Por un lado, la formalidad automática y, por otro, el más sentido de los significados.
Distribuimos gracias a diestra y siniestra. En la práctica, los regalamos, a diario ya extraños. Somos educados respecto al reconocimiento formal establecido por las reglas sociales. “Gracias por venir”, “gracias por participar”, “gracias por la cena”, “gracias por la invitación”… Todos estos son agradecimientos más o menos formales y más o menos sentidos.
Por lo general, agradecemos la comunicación social. Un “gracias” puede abrirnos puertas, acercarnos a los demás y favorecer nuestra integración en el grupo. Sin embargo, existe otro tipo de "gracias". Lo que practicamos menos. Lo que une a padres, amigos, familiares o conocidos especiales que forman parte de nuestra vida.
Es entonces cuando podemos hablar de agradecimiento y gratitud.
¿Qué hay detrás de la gratitud?
No estamos hablando de formalidades y comportamientos automáticos. No estamos hablando de decir “gracias” a las personas que buscan nuestra gratitud por su trabajo.
Hablamos de mirar a nuestro alrededor o mirar hacia atrás e identificar a las personas que, sin necesidad de obtener respuesta, nos han ayudado, a menudo sin saberlo, pero lo hicieron de todos modos.
Ese entrenador que nos mostró mucho más allá del balón, los obstáculos o las clasificaciones. Ese maestro gracias al que descubrimos el amor por los libros, la historia o las matemáticas. Ese familiar que nos regaló los mejores veranos de nuestra vida, de la forma más natural posible, pero que recordamos con cariño.
"La gratitud en silencio no le sirve a nadie"
-GB popa-
Dar gracias significa entrar en contacto con la propia emoción y compartirla con los que hemos declarado culpables, voluntarios o involuntarios, de nuestro estado de ánimo (presente o pasado).
Ser agradecido nos ayuda a:
- Libera emociones reprimidas y encuentra la paz interior.
- Resolver las cuestiones pendientes ("Me hubiera gustado decir gracias...").
- Aumentar la autoestima.
- Fortalecer los lazos sociales.
- Luchando contra los malos momentos y las emociones negativas.
¿Ingrediente secreto? Sí. ¿Científico? También
Martin Seligman es uno de los psicólogos modernos más famosos. Fue el impulsor de la psicología positiva, que se ocupa de los estudios científicos de las emociones y cualidades positivas del ser humano.
Junto con Peterson, creó un cuestionario que tenía como objetivo recopilar y clasificar las fortalezas y virtudes que pueden ayudarnos a lograr una mejor calidad de vida.
No solo se basaron en la investigación actual, sino que también estudiaron la filosofía y los textos antiguos de todas las culturas y religiones de los cinco continentes.
De todo ello, han extraído algunos elementos comunes. Una de las categorías generales, definida con el nombre de "Trascendencia" (que contiene las fuerzas que dan sentido a la vida y que nos ponen en contacto con el entorno que nos rodea y con las emociones universales), incluye la gratitud.
La trascendencia ha sido definida como “Ser conscientes y agradecidos de las cosas buenas que nos pasan, así como saber decir gracias”.
Activa la gratitud
Hay muchas restricciones que nos impiden activar nuestra gratitud. El miedo al qué dirán los demás, la sensación de que ya es demasiado tarde, un poco de altanería u orgullo que a veces nos hace tener dudas, el pensamiento de que no seremos correspondidos o la timidez.
El efecto es tan positivo que si tenemos algo en mente no dudamos en probarlo. Ante todo, podemos practicar la identificación de las cosas por las que estamos verdaderamente agradecidos.
¿Algún consejo?
Tómese unos minutos todos los días o una vez a la semana para identificar las cosas por las que está agradecido. Esto también te ayudará a valorar y reflexionar sobre las acciones, situaciones o personas que son fuente de tranquilidad y positividad en tu vida.
Y especialmente escribe una carta a alguien de tu pasado a quien quieras agradecer por algo. No hay necesidad de estar agradecido por algo que parece heroico a los ojos de los demás. Se puede estar agradecido por el día a día, por la atención, los gestos, los acontecimientos, los descubrimientos...
Piensa en alguien y tómate tu tiempo, ordena las ideas que quieres expresar y escríbelas. Depende de usted cómo entregarlo. Entregándoselo en persona o leyéndolo directamente a él. ¿Un consejo? La mejor experiencia es leerlo en voz alta y hablar de ello.
Más allá de esas seis letras hay experiencia y emoción. Descubre la mejor manera para ti, recibe y disfruta la gratitud. Es una de las formas más seguras de encontrar gratificación y recuperar nuestro lugar y nuestra identidad.
Comparte algo así silenciosamente nos ayuda a ponernos en contacto con nuestras emociones positivas y añadir una piedra más al camino que construimos, paso a paso, hacia la felicidad.
"La gratitud es el único secreto que no puede revelarse por sí solo".
-Emily Dickinson-