Última actualización: 20 agosto 2016
A veces ignorar significa responder inteligentemente. Es una sabiduría que se adquiere con el tiempo y la experiencia y que, sin duda, debe adaptarse a las distintas situaciones. ¿Por qué razón? Porque sabemos muy bien que nuestras relaciones no siempre son positivas, a pesar de nuestros deseos y esperanzas.
A veces, por lo tanto, ignorar es más una cuestión de salud emocional y de protección de nuestro equilibrio mental, que una decisión consciente y reflexiva sobre cómo conducimos y observamos las relaciones que tenemos con los demás.
A pesar de esto, a menudo no es fácil entender que estás alimentando lazos tóxicos, con la esperanza de obtener una recompensa emocional que nunca llegará. Sacrificamos nuestro bienestar por relaciones dañinas que no nos dan emociones positivas..
Hay que aprender a ignorar para poder vivir en paz
Por eso, es necesario ignorar las situaciones que nos preocupan sin razón y regalar nuestra ausencia cuando no se aprecia nuestra presencia. Así, en palabras vacías, oídos inteligentes. ¿Pero cuando?
- Cuando la crítica no es constructiva y no hemos pedido la opinión de nadie.
- Cuando notamos que detrás de las acciones o comentarios de los demás hay malas intenciones.
- Cuando los que nos rodean se esfuerzan por crear inseguridad y frustración con nuestra forma de vivir la vida.
- Cuando nos hacen preocuparnos por lo que no está bajo nuestro control.
- Cuando los demás exageran con su propia elevación, con la clara intención de presumir sus logros y despreciarnos.
- Cuando nos impiden crecer y mejorar, por intereses propios o por egoísmo.
Ignora lo que está destinado a aniquilarte como persona.
Palabras, comentarios, acciones, sentimientos, emociones... Hay situaciones que, por su hostilidad o su toxicidad, pueden ser altamente dañinas. A veces incluso es posible que el equilibrio emocional se incline hacia nuestro bienestar y que el sufrimiento sea inevitable.
A pesar de ello, debemos aprender a gestionar las distancias, darle a nuestra mente y cuerpo la oportunidad de descargarse y no autoanularse. Es posible escapar trabajando el diálogo interior sobre lo que nos bloquea.
Evitar que nos toque lo que otros han hecho o dejado de hacer es un auténtico bálsamo. Puede que no sea fácil al principio, pero los resultados en su salud emocional se notan rápidamente.
Perdonar cuando los demás "exageran"
Es difícil perdonar demasiadas palabras o palabras que hieren y decir en momentos de ira o, como suele decirse, cuando eres un exaltado. Incluso hay momentos de euforia que hacen correr demasiado la lengua y que acaban teniendo terribles consecuencias.
Este aspecto está perfectamente expresado en la historia de un padre que, ante la incredulidad de su hijo, le pide clavar clavos de acero en una preciosa tabla de madera lisa, para poder enseñarle un concepto importante. El padre espera pacientemente a que el niño termine su trabajo y luego le pide que quite cada uno de los clavos y le explique la moraleja.
La madera nunca volverá a su estado original, a pesar de que hemos tratado de reparar el daño y quitar cada clavo de acero.. Por ello, es de vital importancia esforzarnos en no causar dolor a los demás con nuestras malas acciones o comportamientos nocivos.
En cuanto al perdón, debemos tener cuidado y dejar claro que ofrecerlo no da derecho a que nadie nos vuelva a hacer daño. Es importante subrayar este aspecto, porque las personas a menudo desarrollan "malos hábitos" y lastiman a otros simplemente por distracción.
También necesitamos ser capaces de perdonarnos a nosotros mismos si hemos causado malestar, conflicto o dolor a las personas que amamos. Debemos reconocer nuestros errores y aceptar lo que podemos y no podemos cambiar, aprender de las diferencias y vivir sin remordimientos, sin culpas y sin odios.
Cuando no perdonamos, la felicidad y la paz desaparecen de nuestra vida y nos convertimos en esclavos del resentimiento y los sentimientos negativos, nos enojamos con facilidad y fomentamos la rivalidad. Podemos escapar de esto con seguridad aprendiendo a ignorar y perdonar cuando es correcto hacerlo.