Última actualización: 19 de abril de 2018
El estrés no perdona a nadie, no tiene en cuenta la edad. Incluso nuestros hijos pueden estar estresados, incluso antes de venir al mundo. Los desencadenantes del estrés en la infancia están representados por aquellas circunstancias que para los niños son verdaderos desafíos. Por eso es importante fomentar una infancia tranquila y relajada, para que un día los niños sean adultos sin angustias.
La separación de los padres cuando empieza el colegio, la reprimenda de un profesor, las peleas con los amigos en el recreo, el castigo por no haber comido todo lo que hay en el plato o dormir solos en el dormitorio son pequeños problemas que los niños buscan resolver día tras día con los recursos que tienen. disponibles y que, en todo caso, son escasos. Los pequeños aún no han alcanzado la madurez para afrontar el estrés.
Consejos para asegurar una infancia tranquila
Embarazo sin estrés
Michel Odent, un famoso obstetra francés, ha dedicado la mayor parte de su vida a estudiar la influencia del embarazo y el parto en el desarrollo del bebé. El experto afirma que El estado emocional de la madre durante el embarazo influye más en el desarrollo del bebé que su estado emocional en su primer año de vida..
Esto nos hace entender que cualquier factor externo capaz de generar estrés a la madre también afecta en mayor o menor medida al feto.
“Es importante proteger el estado emocional de las mujeres embarazadas, ya que las futuras generaciones lo están planteando; porque de su bienestar y equilibrio emocional depende la salud física y emocional de los niños que van a nacer”.
miguel odent
Durante el embarazo, la mujer tiene que afrontar momentos de gran nerviosismo: continuos exámenes, molestias, preocupaciones. No comprometen al feto si son momentos esporádicos y ocasionales. Sin embargo, si el estrés dura mucho tiempo, puede dañar física y mentalmente tanto a la madre como al bebé.
Cuidado con los teratógenos
El entorno prenatal del útero es mucho más constante que el mundo exterior. Sin embargo, existen muchos factores ambientales que pueden comprometer al embrión y su futura infancia. Son los llamados teratógenos. Pueden causar directa o indirectamente anomalías estructurales o funcionales en el bebé, incluso después del nacimiento..
Las consecuencias pueden ser muy graves. Estamos hablando de problemas de bajo peso al nacer, parto prematuro, deformidad, defectos físicos o incluso la muerte. Los padres y la sociedad misma, por lo tanto, deben trabajar para crear un entorno seguro para el desarrollo del niño por nacer.
Algunos de estos teratógenos son sustancias psicoactivas. El efecto más conocido de la nicotina en el embarazo, por ejemplo, es el bajo peso del recién nacido, pero también puede provocar un aborto espontáneo. Las radiaciones, la contaminación ambiental o las enfermedades bacterianas y parasitarias como la toxoplasmosis, la varicela o las paperas son otros factores peligrosos.
Nutrición adecuada de la madre.
Una alimentación equilibrada y correcta antes y después del embarazo es fundamental para que el bebé se desarrolle al máximo en el útero materno y esté preparado para afrontar el momento del parto. En realidad, el estado nutricional de la madre antes de quedar embarazada pesa más en el peso del bebé que los kilos ganados durante la gestación.
Si la futura mamá tiene carencias nutricionales, será difícil que el bebé tenga una infancia tranquila y relajada. Algunos efectos de esta desnutrición, en efecto, son la reducción de la eficacia inmunológica, la prematuridad o la interrupción del desarrollo del sistema nervioso del bebé.
El parto natural para una infancia en paz
El nacimiento es un momento muy estresante y traumático para el bebé. El recién nacido deja el entorno protector del útero para llegar al mundo exterior donde tiene que respirar por sí mismo. Inmediatamente se nota un cambio de temperatura, bajada y brillo, diferentes efectos de sonido y se pide cierta autonomía.
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La ciencia ha demostrado que el parto natural es más saludable para el bebé y para la madre porque las hormonas sintéticas como la oxitocina no se administran de esta manera, lo que puede causar dificultades. A pesar del parto natural, el niño seguirá sufriendo el estrés del impacto del nuevo mundo.
Por lo tanto, para que tenga una infancia pacífica, es necesario crear condiciones favorables para su crecimiento óptimo. Después del parto, es importante que el recién nacido desarrolle adecuadamente su sistema regulador interno, tanto visceral como nervioso.
La primera hora, piel con piel
Un hermoso e intenso momento cuando el recién nacido entra en contacto piel con piel con la madre. Se ha demostrado que el contacto físico temprano mejora la lactancia materna y favorece una infancia relajada, de hecho evita que el bebé esté demasiado estresado en las horas posteriores al parto.
En este momento se produce lo que los expertos llaman transición ecológica, es decir el acoplamiento físico del cuerpo materno y el feto durante el embarazo es reemplazado por un vínculo de naturaleza psicológica después del parto.
Los próximos nueve meses
Después del nacimiento, comienza la fase de gestación extraña, los segundos nueve meses de gestación en los que el bebé continúa creciendo fuera del útero.
La madre se convierte en un regulador fisiológico y emocional, por lo que debe prestar atención a cada señal que transmite. Si parece estresada, el bebé puede reproducir la misma reacción tóxica.
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Red de protección para adultos
A medida que el niño crece, también crecen sus relaciones sociales e íntimas. Para ello es necesario que tenga a su lado adultos como referentes que formen su red de protección y apoyo..
Esto no quiere decir que deba estar sobreprotegido, sino que siempre debe tener un punto de apoyo al que acudir en caso de dificultad. En lugar de hipersensibilizarse al estrés, en su infancia podrá desarrollar la resiliencia, o la capacidad de superar la adversidad.
Si por alguna razón el niño produce una respuesta de estrés, la principal figura de apego le servirá como amortiguador. De esta forma, el pequeño sufrirá menos si tiene un adulto a su lado que le brinde amor, cuidado y protección. Sólo con esta barrera de apoyo podrá disfrutar de una infancia tranquila y serena.