Última actualización: 06 2016 noviembre
La belleza física no lo es todo. En efecto, el peso que la belleza física tiene sobre nuestras emociones va dirigido a un único y fugaz propósito: la pasión. En reversa, la belleza psicológica va más allá de las apariencias: gracias a ella nos enamoramos y sólo de ella nos desnudamos de verdad.
Las emociones sólo pueden desnudarse a través del lenguaje de la afectividad. Nuestro corazón se abre y nuestros miedos se espantan cuando nos rodeamos de personas hermosas, esas que siembran verdad, sinceridad y cariño íntimo en una relación.
La belleza psicológica nos permite enamorarnos de manera genuina, es lo que abre nuestra mente y nuestro corazón. Refuerza y crea un amor libre de adicciones, puro, pleno y sincero.
Mirando más allá de las necesidades que se fusionan con el egoísmo, la belleza psicológica nos lleva a mostrarnos, nos empuja hacia las graciosas caricias entre dos almas, hacia el cariño, los sueños, la armonía de las mutuas aspiraciones, la protección de la autoestima, nos lleva a vivir en un mundo lleno de cariño.
Belleza psicológica: el mejor regalo que podemos recibir
Los dones que recibimos a través de la belleza psicológica se nutren del cariño sincero, sano y elocuente. Porque la verdadera belleza no afecta a los ojos, sino que alimenta las emociones y los sentidos.
Al respecto, citamos las hermosas palabras extraídas de un discurso pronunciado por Virginia Satir:
Creo que el mejor regalo que alguien puede recibir es ser mirado, escuchado, comprendido y tocado.
El mejor regalo que puedo dar es mirar, escuchar, comprender y tocar a la otra persona.
Cuando eso sucede, siento que se ha creado un vínculo.
Trabajar la belleza psicológica de nuestras relaciones e impregnar de ella nuestra vida implica la capacidad de escuchar, conectar con uno mismo y conocer el propio bagaje emocional. Es fundamental ayudarse unos a otros para sacar sus miedos, superar inseguridades y alcanzar sus metas.
Es fundamental reproducir en uno mismo la misma esencia que nos gustaría plasmar en los demás.
Los secretos de una relación basada en la belleza
No es ningún misterio: rodearnos de personas que nos quieran nos hace más felices. A veces nos olvidamos de ello, perdiendo el tiempo con relaciones dañinas que envenenan nuestra vida.
Por eso es importante tener siempre presente los secretos que subyacen a una relación positiva:
- Seguridad y confianza en uno mismo y en los demás: la verdadera intimidad sólo se consigue a través de la complicidad y la buena comunicación. Al derribar muros y prohibiciones, podremos sentirnos mejor con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
- Evita los prejuicios, evita la burla, la ironía y la hipocresía. La belleza psicológica solo entiende el lenguaje del respeto y la humildad.
- Tomarse el tiempo para construir emociones es la base de la existencia y, en consecuencia, de nosotros mismos.
Una persona psicológicamente bella es:
- Una persona que envuelve, que no juzga, que no castiga, que no intenta dañar.
- Una persona que permanece cerca de quien la necesita, que busca una intimidad cómplice.
- Una persona que encuentra otra forma de expresar los pensamientos que duelen, que reformula lo negativo, que aprende de los demás, que trata de mejorar, que utiliza un lenguaje interior sincero.
- Una persona que se desnuda, que se abre, que se revela, que cuida sus relaciones, que fomenta el cariño sincero.
Una persona psicológicamente bella no es sólo el ideal de persona que todos querrían a su lado, sino también la imagen de nosotros mismos a la que todos aspiramos. Por eso, sin duda alguna, la belleza psicológica debe ser la prioridad frente al espejo, solo así podremos leer nuestros ojos con el lenguaje del corazón. Solo así crearemos relaciones significativas, sinceras y duraderas que nos dejarán anclados en la felicidad.