Última actualización: 14 de junio de 2017
La compasión es la capacidad de comprender el sufrimiento de los demás y responde al deseo de aliviarlo y reducirlo. Este concepto es más simple y a la vez más intensa que la empatía, nos empuja a querer ayudar y mitigar un sufrimiento que nos es ajeno.
La autocompasión, por otro lado, nos hace más comprensivos con nosotros mismos, especialmente cuando las cosas no salen como esperábamos.. Aprender a desarrollar la compasión es una habilidad que puede ayudarnos a sentirnos más felices y satisfechos con nuestra vida diaria; sin abusar ni adormecernos, por supuesto.
El psicólogo e investigador Paul Gilbert, creador de la terapia centrada en la compasión, señala que sentir compasión no significa sentir pena por los demás. Más bien, es una motivación que nos da la energía que necesitamos para ayudar a los demás, para que ellos mismos, con nuestra ayuda, puedan aliviar su sufrimiento.
Los componentes de la compasión
Literalmente, la palabra compasión significa "sufrir juntos" o "manejar las emociones con simpatía". Es una emoción que surge cuando percibimos sufrimiento en los demás y que nos empuja a intentar paliar ese dolor. que vemos en los demás. Se divide en varios componentes:
-Un componente cognitivo lo que incluye prestar atención y evaluar el sufrimiento de los demás, así como reconocer nuestra capacidad de actuación frente a él.
-Un componente conductual que incluye un compromiso por parte de todos y una firme decisión de actuar de manera que ayude a eliminar el sufrimiento.
-Un componente emocional que nos empuja a actuar por impulso generando reacciones emocionales que nos provocan satisfacción personal. Nuestro nivel de bienestar psicológico depende, en parte, del tipo de relaciones que tengamos con los demás. Si tejemos las relaciones con hilos de bondad y compasión, será más fácil que nos sintamos satisfechos con nuestras acciones.
La compasión abre nuestros corazones
Esta emoción nos ayuda a conectar con nuestro corazón para ponernos en la piel de los demás. Abre la puerta de las emociones, permitiéndonos experimentar lo que vive nuestro prójimo, su dolor y sufrimiento.
La compasión, si es real, nos ayuda a dejar de mirarnos solo a nosotros mismos y mirar hacia arriba para ver nuestro entorno. Nos recuerda que no estamos solos en el mundo, sino que los demás también son importantes. Si ofrecemos una ayuda honesta, nos dará una gran paz interior.
El acto de compasión nos acerca al prójimo, nos da la oportunidad de dar lo mejor de nosotros para ayudar a los demás, con humildad y cercanía. Esto nos hace más humanos, sensibles y honestos con las personas que nos rodean y, por supuesto, con nosotros mismos. Cada vez que nos preocupamos por alguien que lo necesita, estamos agrandando nuestros corazones. y ofreciendo ayuda sincera al otro.
El miedo a la compasión
¿Por qué no aprovechamos tantas oportunidades? No nos permitimos la oportunidad de actuar con compasión porque nuestro enfoque no está bien colocado.. La neurociencia social ha demostrado que nuestro impulso natural es ayudar. A nivel cerebral estamos programados para entregar. Entonces, ¿por qué a veces no ayudamos?
La emoción de la compasión nos puede llevar a sentir miedo actuar por diversas razones, por ejemplo:
- Pensar que ayudar a otros a aliviar su sufrimiento nos hará vulnerables, esto puede generarnos rechazo.
- Ser incapaz de observar el sufrimiento de los demás, ya que esto puede despertar emociones tristes que tal vez no queramos sentir.
- Revivir, a través del sentimiento de compasión, las heridas no resueltas de la infancia, impidiéndonos entrar en contacto con el sufrimiento de los demás.
- Sentir que si entramos en contacto con un sufrimiento que no nos pertenece, no podremos salir de él.
- Centrar nuestra atención en otra cosa, que percibimos como “más importante”.
Autocompasión: la capacidad de aceptarnos a nosotros mismos por lo que somos
La autocompasión se trata de darnos cuenta de nuestro sufrimiento interior, ser capaces de comprender su significado, ser capaces de aceptarlo y, en última instancia, otorgarnos afecto. Es una forma de fomentar el cariño propio cuando las cosas no salen según lo planeado..
“Sé el cambio que quieres ver en el mundo”.
-Gandhi-
La compasión nos invita a mirar a la sociedad como una fuerza transformadora, de adentro hacia afuera. En lugar de llenarnos de autocrítica y juicio, la autocompasión nos permite ser amables y desarrollar un adulto amoroso dentro de nosotros, que nos cuida y protege cada día. El sufrimiento, en este caso, en lugar de alejarnos de la humanidad, nos une a ella.
A medida que le demos la bienvenida a la compasión en nuestra vida, notaremos cambios significativos. Podemos sentir imaginando a un familiar sufriendo y viendo los efectos que provoca en nuestro cuerpo y luego transmitiendo sentimientos de bondad y compasión a esta persona. Observa lo que cambia en ti con este ejercicio. Después, tratar de enviar buenos sentimientos a alguien que nos gusta y comprender lo que cambia en nuestro cuerpo.
La atención plena o la conciencia nos ayuda a desarrollar esta compasión que luego podemos volver hacia los demás. Para desarrollarlo debemos generar un espacio privado, mental, donde percibir el sufrimiento de los demás, para pasar a la acción. Así comenzaremos a colocar nuestros ladrillos, ayudando a construir un mundo más justo y generoso.
El cambio en la sociedad empieza por nosotros, sintiendo empatía y compasión primero hacia nosotros mismos y luego hacia los demás. No hay excusa para no empezar hoy. Cuanto antes comencemos a sentir compasión, más felicidad y bienestar podemos experimentar en la vida cotidiana..