A veces sucede: la familia de la pareja no nos quiere e incluso intenta poner a su hijo o hija en nuestra contra. ¿Qué podemos hacer en estas circunstancias?
Última actualización: 16 de junio de 2022
Unos más, otros menos, todos buscamos el amor. Si bien podemos elegir a la persona que formará parte de nuestra vida, no podemos hacer lo mismo con su familia. Cuando la familia de la pareja no nos acepta, es normal pasar de la euforia y la alegría a esa inquietud no planificada, a situaciones tan incómodas como estresantes.
¿Qué podemos hacer en estos casos? Lo primero es entender que cada unidad familiar es un mundo en sí misma, tiene dinámicas completamente personales, secretos, méritos y comportamientos poco saludables.
Hay padres que critican a cualquier pareja que sus hijos traigan a casa, sin excepción. Lo mejor en todos los casos es no tomarlo como algo personal o preocuparte en exceso convenciéndote de que “algo me pasa”, porque no es así.
En realidad, situaciones similares siempre han existido y siempre existirán. Sin embargo, eso no los hace menos complejos, ya que no podemos separar al ser amado de sus lazos familiares ni conviene pedirle que elija. Tratemos de entender, por tanto, cómo sería adecuado actuar en estas circunstancias.
La familia de la pareja no me acepta, ¿qué puedo hacer?
Cuando iniciamos una relación casi damos por sentado que todo será para bien. El amor siempre nos da un soplo de optimismo que, de alguna manera, nos hace fuertes. Sin embargo, casi nunca se espera que la familia de la pareja no lo acepte.
Esto no solo genera incredulidad y frustración en quienes no son bien recibidos, pero la pareja también sufre inmensamente. La negativa, en efecto, obliga a la persona a adquirir una posición intermedia entre dos polos que le son importantes.
No te pasa nada, no te hagas responsable de la situación.
El hecho de que alguien no nos quiera no significa que haya algo mal con nosotros. No reflejamos la atención en nosotros mismos, por lo tanto. No intentemos ser diferentes solo para complacer a la familia de la pareja y obtener su aprobación. Todo esto solo causa más sufrimiento.
De hecho, en la mayoría de los casos el verdadero problema es simplemente que yo los padres no aceptan que sus hijos crezcan. En otras ocasiones pueden surgir factores ligeramente diferentes, como el deseo de los hijos de tener parejas socioeconómicas altas, cierta afinidad política, una religión concreta, que compartan la misma cultura, etc.
Todos estos son elementos que construyen muros de los que no somos responsables.
Reuniones informales para poder interactuar con normalidad
Para conectar con alguien y mejorar la relación, no hay necesidad de citas programadas y formales como una cena. Las reuniones informales permiten una interacción más íntima, espontánea y auténtica. Por lo tanto, es una oportunidad para darse a conocer y quizás cambiar de opinión sobre nosotros.
Situaciones como acompañar a la pareja a entregar algo a los padres, pedirles que vengan a comprar, invitarlos a un almuerzo informal… intentos que vale la pena promover no solo para romper el hielo y acercarse.
Con estos encuentros podremos comprobar la posibilidad de un acercamiento o, por el contrario, si su idea sobre nosotros no cambiará.
Lo más importante: contar con el apoyo de la pareja y estar de acuerdo en cada situación
Si la familia de la pareja no nos acepta, lo último que debemos hacer es insultar a sus padres. Bajo ninguna circunstancia podemos criticar a su familia o amenazar con ultimátum. como "ya sea tus padres o yo". Más bien, sería mejor aprender a aceptar la situación llegando a un acuerdo.
¿Cómo? Contando con el apoyo constante e indiscutible del socio. Para ello, es necesario mantener una buena comunicación y aclarar cuáles serán nuestras limitaciones:
- No podemos permitir que la familia de la pareja afecte la relación.
- Si los miembros de la familia se entrometen de cualquier manera posible, el compañero tendrá que defendernos poniendo límites estrictos con padres.
- Habrá cosas que sean tolerables y que tengamos que aceptar (la pareja a veces visitará a su familia sin nosotros). Sin embargo, no podemos ceder al chantaje, la manipulación, las amenazas. Si en algún momento no sentimos el apoyo de la pareja, la relación puede empezar a tambalearse.
Cuando la familia de la pareja no acepta: la salud psicológica es lo primero
Señalábamos al principio que no es recomendable dar un ultimátum a la pareja, obligándole a elegir entre nosotros o la familia. Sin embargo, hay situaciones patológicas en las que los niños deben ser conscientes de que la situación no es normal.
La Dra. Barbara Oudekerk, psicóloga de la Universidad de Virginia en Charlottesville, realizó un estudio muy interesante que revela datos importantes.
Tener padres sobreprotectores tiene un impacto inmenso. Los hijos adultos no siempre encuentran la felicidad en sus relaciones. En estas circunstancias, es importante que la pareja se dé cuenta de esto. En algunos casos es recomendable distanciarse para recuperar la salud, el bienestar y la felicidad.
Si la pareja no decide dar el primer paso, si opta por fortalecer ese vínculo dañino que levanta muros y dificulta tener una relación sana y madura, tendremos que elegirnos a nosotros. Nuestro equilibrio psicológico y emocional también es valioso.