La estabilidad de la relación de pareja también puede verse comprometida por las familias de origen.
Última actualización: 03 de marzo de 2022
Cuando la familia interfiere en la relación de pareja, el escenario es considerablemente complicado. Te encontrarás enfrentando situaciones para las que quizás no estabas preparado. Entre otras cosas, comprenderá que elegir pareja también significa aceptar a su familia.
El problema obviamente no es nuevo. Si llega un momento en que las familias interfieren en la relación de pareja, los conflictos, enfrentamientos y discrepancias se vuelven recurrentes.
Además, como revelan numerosos estudios, tres de cada cuatro parejas tienen serios problemas con sus suegros. Además, el 60% de las mujeres tienen experiencias muy difíciles con la madre de su pareja o esposo.
“Todas las familias felices son iguales; cada familia infeliz, en cambio, es infeliz a su manera ”.
Leo Tolstoy
Conflictos con los suegros
La famosa película de Stanley Kramer Adivina quién viene a cenar narra los enormes conflictos y prejuicios que los padres de una niña blanca muestran hacia su futuro esposo, un hombre negro.
Los padres piensan que han educado a la perfección a sus hijos, que les han transmitido valores e indicaciones sobre cómo afrontar la vida y cómo comportarse. A menudo, sin embargo, se eligen parejas que nunca cumplen plenamente con las expectativas de la familia.
El problema radica en el hecho de que muchos padres no ven a sus hijos como personas libres capaces de elegir sus propios caminos, incluidas las metas profesionales o los novios. Los ven como extensiones de sus vidas sobre las que proyectar una serie de ideales.
Entonces, cuando comienzan una relación, surge la sombra de la decepción, el resultado de la sensación de fracaso lo que se convierte en un sentimiento de culpa por no haber hecho "todo lo posible" para evitarlo.
Cuando la familia influye en la relación, si el problema no se aborda abiertamente, los cimientos de la relación pueden tambalearse.
Cuando la familia no acepta a la pareja
Como dijo Oscar Wilde, nada es tan secreto y misterioso como esa casa cuyas cortinas te impiden ver lo que sucede dentro.
Seguro que hay padres con una inteligencia emocional sana que serán capaces de entender su papel, manteniéndose al margen de la relación y haciendo todo lo posible para apoyar el romance que los niños muestran que quieren continuar.
Pero esto no siempre es así, por desgracia. El afecto familiar puede volverse tóxico, demasiado intrusivo e incluso mandón. Muchas veces inicias una relación sin tener en cuenta que, además de la pareja, también tendrás que cuidar de su familia.
Y es aquí donde surgen las rivalidades más venenosas y las dinámicas más desfavorables. Porque a la clásica relación difícil y complicada con los suegros se le suma la rivalidad entre hermanos, el juicio de algunos primos, sin olvidar a los tíos, cuñados, abuelos, muchas veces las críticas y que disfrutan sembrando discordia.
La familia, por tanto, debe entenderse como un microcosmos lleno de múltiples significados y dinámicas. En ocasiones chocaremos con familiares mayores que intentan mantener su posición de autoridad o con madres acostumbradas a comportamientos pasivo-agresivos.
Puede haber fricciones sobre cómo criar a un niño, puntos de vista divergentes sobre religión o política. Sin olvidar que para la familia de la pareja nunca seremos “suficientes”.
Cuando esto surge y golpea, la relación comienza a sufrir y desestabilizarse. Cuando la familia influye en la relación de pareja y se superan los límites de la intimidad, habrá que intervenir.
¿Qué hacer cuando la familia interfiere en la relación de pareja?
Hay quienes prefieren las decisiones extremas, poniendo a su pareja contra la pared y obligándolo a elegir. Otros toman partido por uno de los partidos, favoreciendo enfrentamientos reales.
Todavía otros prefieren el silencio y se dejan llevar, aceptando ser el centro de todas las quejas, el títere que todo lo soporta por amor a la pareja.
Tarde o temprano, todos ellos estas situaciones acabarán influyendo en la relación hasta el punto de desencadenar dinámicas tristes y decepcionante. Para evitar todo esto, es recomendable recurrir a algunas estrategias:
- Comunícate con tu pareja. Cada problema debe abordarse directamente. Lo que concierne a uno, concierne a la pareja. Evita la crítica, afronta la realidad sin caer en el desprecio ni la ofensa.
- La situación de cada familia es particular.. Partiendo de esta idea, es necesario distinguir entre lo que es aceptable y lo que no, entre lo comprensible y lo que se convierte en abuso.
- Establecer límites compartidos por el socio. Serán sobre lo que aceptas y lo que no estás dispuesto a permitir. Debe haber un consentimiento total entre la pareja, pero lo más importante es imponer límites válidos para ambas familias que servirán para proteger a la pareja.
- Resalta lo que te duele o preocupa frente a quienes te critican, como suegra, cuñado u otro miembro de la familia. Gracias a la asertividad, comprenderán el impacto negativo de sus comportamientos y que se han empujado mucho más allá de los límites de la pareja. Esto también ayudará a fortalecer la relación.
Conclusiones
No siempre es malo que la familia se entrometa en la relación de pareja. A veces esto es fundamental para superar y resolver momentos de crisis, ayudando a marido y mujer a reconectarse y reflexionar.
Por el contrario, si la influencia es negativa, es importante establecer una estrategia con el socio. De esta manera recibiremos su apoyo y muy probablemente la relación saldrá fortalecida de esta experiencia, frenando y superando cualquier conflicto.
Cuando la familia interfiere en la relación de pareja, hable con la pareja y establezca una estrategia juntos para poder actuar con eficacia.