Última actualización: 15 de mayo de 2017
Rodolfo Llinás es un neurocientífico colombiano que ha dedicado la mayor parte de su vida al estudio del cerebro. Dirigió el programa NEUROLAB de la NASA y actualmente es director del Departamento de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Nueva York. Hace un tiempo dio una entrevista que sorprendió a muchos por el mapa que dibujó sobre los conceptos de fidelidad, amor y felicidad.
Desde un punto de vista neurológico, sus declaraciones demuestran lo que muchos intuían desde el sentido común, la experiencia o la observación del comportamiento humano. El erudito afirma que el cerebro es un sistema cerrado, "perforado" solo por sentimientos. Nos dice que su funcionamiento tiene cierta analogía con el de una computadora, con la diferencia de que el cerebro tiene plasticidad y creatividad: se modifica, se alimenta y cambia.
“La fidelidad es el esfuerzo de un alma noble por igualar a otra alma mayor que ella”.
-Goethe-
Según sus extensos y profundos estudios sobre el cerebro, Llinás nos dice que la estructura intelectual se basa en la esfera emocional. Primero la emoción, luego la razón. Nos formamos las ideas del mundo no tanto a partir del razonamiento, sino de lo que sentimos. El amor ocupa un lugar destacado y la fidelidad es propia de los más inteligentes, según sus palabras.
Fidelidad e inteligencia
Rodolfo Llinás dice que el área emocional del cerebro es una de las más antiguas. Fue el primero en desarrollar. En sus palabras: “es el llamado cerebro reptiliano donde solo hay reacciones y movimientos estereotipados. Por eso, se acercan o se van si quieren comida; atacan si quieren defenderse y tienen sexo si quieren reproducirse”.
El amor se origina en la misma área, pero involucra diferentes funciones fisiológicas. El amor, dice Llinás, es como un caramelo. Y quien ama se vuelve codicioso. Anhela tener más y más amor de la persona que ama. También agrega que "nadie muere por exceso de amor".
El amor, dice el estudioso, no es como hacer gimnasia, pero es como bailar, desde el punto de vista fisiológico. Con respecto a el llamado "amor eterno" nos dice: "Es propio de los inteligentes, que estructuran y dan forma a patrones de acciones fijas basado en el concepto de que uno ve al otro como su mano; cuidarlo es mi responsabilidad y viceversa. Saber que no me van a dar una puñalada por la espalda es la norma”.
La fidelidad ayuda a no desperdiciar energía emocional o intelectual innecesariamente.. Cuanto más inteligente es el ser humano, más se orienta hacia las grandes preocupaciones de la humanidad, deja de lado situaciones que desestabilizan su vida o invierte energías para acciones más complejas. Llinás concluye diciendo que el amor eterno es una danza interminable de neuronas entre dos personas inteligentes.
Estudios sobre inteligencia y fidelidad
Rodolfo Llinás no es el único que ha hablado de la relación entre inteligencia y fidelidad. Un estudio realizado por la Dra. Satoshi Kanazawa, especialista en psicología del desarrollo, ha llegado a una conclusión similar. En su investigación informa que los hombres con un coeficiente intelectual más alto (por encima de 106) dan un valor más alto a la fidelidad de pareja. En las mujeres es diferente: todos las valoran, independientemente de su nivel de inteligencia.
El estudio indica que la monogamia es una etapa superior de la evolución humana. En un principio, el ser humano estuvo íntimamente ligado al comportamiento instintivo del mamífero. Esto lo llevó a la poligamia. Sin embargo, tanto en la historia de la humanidad como en la historia individual de cada hombre, la monogamia parece implicar un nivel evolutivo superior.
En efecto la infidelidad tiene como condición mucho tiempo libre y una fuerte predisposición emocional al conflicto. Cuando gran parte de nuestro tiempo está ocupado, es más difícil desperdiciar parte de él en las intrigas y estrategias asociadas a la infidelidad. Ni siquiera tienes mucha energía emocional para pagar el precio de evitar de forma encubierta que te atrapen y usar una máscara falsa.
Es mucho más inteligente establecer una relación y hacerla crecer que pasar de una relación a otra. La monogamia da una gran satisfacción, no es un sacrificio. Como cualquier situación humana valiosa, requiere esfuerzo. Sin embargo, nos trae mucho más. Si la vida individual se enfoca en grandes metas, seguramente un compañero de vida es un gran tesoro. Por el contrario, si la vida se centra en la banalidad, una relación estable dificulta esta futilidad y falta de trascendencia.
Imágenes cortesía de Leonid Afremov