Última actualización: 15 de diciembre de 2015
Tengo miles de amigos en mis redes sociales.. Algunos de ellos tienen nombres que ni siquiera puedo pronunciar. A pesar de eso, me dan un like cada vez que subo una foto de esa vida que ni ellos conocen.
Las relaciones sociales hoy en día son diferentes a las de nuestros padres. Sin embargo, no quiere decir que sean peores, digamos que tienen una esencia diferente, otra forma de construir vínculos en ocasiones. tan fugaz, variable y mutante como el agua que corre entre los dedos.
Las redes sociales “inundan” el día con mucha gente, hasta el punto de que, si no twitteamos algo o publicamos una foto, ni siquiera existimos.
Es posible que muchos de los que no "no existen" o no "frecuentan" tan intensamente el espacio virtual de las redes sociales, a pesar de ello, seguimos siendo importantes para las personas que realmente nos importan. Esas personas que, por cierto, se pueden contar con los dedos de una mano. Ellos son los que dan verdadero sentido a la vida y los que no necesitan ver nuestro estado en las redes sociales para saber si estamos bien o no.
Las redes sociales y el poder del "me gusta"
Todos somos muy conscientes de los grandes beneficios de las redes sociales hoy en día: son una verdadera arma de poder. Todas las noticias se comparten inmediatamente en estas plataformas para su aprobación o rechazo.. La reacción es inmediata y el mecanismo de “me gusta” o “compartir” es infalible.
Con las redes sociales el mundo se vuelve más pequeño y todo parece estar al alcance de la mano. Lo llaman el quinto poder, reúne conciencias de manera compacta y establece interconexiones entre las personas, aquí donde el comportamiento o las acciones de un solo individuo pueden terminar influyendo en otros mil.
Esto no deja de asombrarnos y, por qué no admitirlo, enriquecernos, especialmente en estos aspectos:
- Nos adherimos a aquellas redes sociales donde compartimos intereses comunes con los demás.
- Interactuamos, aprendemos, conocemos personas que a su vez comparten nuestros mismos intereses.
- Muchas veces podemos incluso emprender ciertos cambios de crecimiento personal, gracias a la motivación que recibimos a través de nuestras redes sociales.
Por lo tanto, no se trata de negar las nuevas tecnologías y evitar las redes sociales a toda costa. Es inevitable. La sociedad actual es una sociedad interconectada. Es como un gran cerebro lleno de conexiones. y sinapsis en las que las nuevas tecnologías son una extensión de nosotros mismos.
- Se deben establecer prioridades.
- No debemos "depender", es decir yendo al extremo y pensando que si no publicamos algo ya no existimos en la vida real.
- El poder del "me gusta" nunca debe ser una necesidad para recibir una dosis de positividad Nadie debería tener que subir una foto para saber si es atractiva o no.
- La autoaprobación nunca debe depender de la cantidad de "me gusta" que obtienes en un día.
Una mesa en la que se sientan mis personas favoritas: lo mejor de las redes sociales
La mayoría de nosotros tenemos una comprensión clara de quiénes son los pilares de nuestras vidas. Esas personas que van mucho más allá de las redes sociales (aunque sigan formando parte de ellas), que nos hacen sentir bien con su cercanía, el sonido de sus risas y la calidez de sus abrazos.
Las personas más importantes son las que están grabadas en los detalles cotidianos. Son una mirada inquisitiva que capta nuestra tristeza sin necesidad de decir nada, son aquellos que nos susurran un "te amo" cuando menos lo esperamos, sin necesidad de hacérselo saber a otra persona.
Podemos decir que la mejor de las redes sociales es la formada por no más de cinco personas, aquellas por las que decidimos dejar a un lado el teléfono y sumergirnos en una conversación de bienvenida que se prolonga hasta la noche. Según los expertos,Quienes corren más riesgo de sufrir una adicción absoluta a las redes sociales son, sin duda, las generaciones más jóvenes:
- Hay muchos adolescentes que, por baja autoestima, se ven a sí mismos como "desechables" dentro de la sociedad, pero siguen siendo adictos a ese refuerzo positivo obtenido a través de las redes sociales, con el clásico "me gusta".
- Como carecen de auténtica calidad en sus relaciones sociales, desarrollan una necesidad básica de acumular seguidores y amigos en las redes sociales.
- Estas amistades son, en general, vacías y efímeras. A pesar de esto, el sentimiento de pérdida no dura mucho, pues por cada “amigo eliminado” se pueden sumar otros.
- La adolescencia debe ser ese momento en el que las relaciones sociales marcan un antes y un después. Deben ser pilares emocionales que ayuden a los niños a crecer y madurar.
Hoy en día, sin embargo, hay muchos adolescentes que desarrollan una especie de "anomia" social, en el que son muy pocas las cosas que terminan por consolidarse y en el que no es posible construir un compromiso real con los pares.
Es un aspecto importante que, como padres o tutores, deberíamos poder reorientar. Las redes sociales son sin duda una herramienta de poder, pero hay muchas otras prioridades que nos pueden enriquecer más.