Última actualización: 02 de junio de 2016
Cuantas veces la tristeza te ha parecido el fin del mundo? Seguro que recordarás aquellos momentos en los que creías que tu vida era un túnel oscuro y profundo del que no veías salida. Sin embargo, siempre hay una razón para no perder la fe y la esperanza. Solo necesitas saber cómo encontrarlo.
La tristeza no es el fin del mundo. En realidad, todo está en nuestra mente. De nosotros depende caer en estados pesimistas y melancólicos que vuelven lúgubre y anodino todo lo que nos rodea.
¿Cómo comienza la tristeza?
La tristeza es una emoción que, si no estamos preparados, precavidos y fuertes, puede apoderarse de nuestro ser. Se necesita muy poco para que suceda y es altamente adictivo, como dijo Flaubert.
“La tristeza, aunque siempre esté justificada, muchos vuelos son pura pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste".
-Séneca–
Un proceso duro, como la pérdida de un ser querido, puede provocar una profunda tristeza. El desamor, un trabajo insatisfactorio, situaciones familiares complejas, conflictos y decepciones… Hay decenas de motivos que pueden desencadenar situaciones depresivas difíciles de superar.
La tristeza no es inherentemente mala. Después de una situación complicada, es un estado de ánimo completamente natural y aceptable. No seríamos seres humanos con sentimientos si tras la pérdida de un ser querido, no sufriéramos el vacío que nos queda.
Sin embargo, no es bueno abandonar el timón de nuestra mente a los caprichos de cualquier emoción, incluida la tristeza. Es lógico mantener el luto temporal, pero no hacerlo eterno.
Superando las etapas de la tristeza
Nuestra razón se encargará de informarnos el tiempo que sea necesario para nosotros. Una vez superado el trauma, nada nos impide integrarnos progresivamente a una vida que no necesariamente tiene que estar invadida por la tristeza y la decepción.
Nunca debemos ser intransigentes y negarnos a superar los problemas. En nuestra mente reside la capacidad de seguir adelante, de ser optimistas, de actuar de forma positiva y de intentar ser felices.
No hay un botón en el cerebro que encienda y apague la tristeza. Sin embargo, sabemos lo que nos alegra, nos divierte y nos ilumina. Esta es la dirección a mirar para superar la tristeza.
La tristeza nunca debe ser el fin del mundo, todo lo contrario. Debe ser el comienzo de una nueva vida en la que valorar más lo que nos rodea. Disfruta de todo lo que has logrado, porque nada justifica tu existencia eterna en un estado depresivo.
Razones para seguir adelante
Sal y mira lo que tienes. Amigos, familia, trabajo… todos tenemos éxitos por los que alegrarnos, que nos permiten ser positivos y vivir el presente con alegría, mirando al futuro con esperanza.
Siempre hay una luz al final del túnel. Al principio será distante y tenue, pero con esfuerzo y tesón nos acercaremos a él haciéndolo cada día más grande, permitiéndole brillar como una estrella en el firmamento.
Busca las fuentes de tu felicidad. Crees que el amigo que se ha ido no te querría triste, confía en las personas que te quieren, realiza actividades que te gustan y disfrutas, busca el lado positivo de ti mismo y exprime hasta la última gota… en definitiva, disfruta cada segundo de tu vida, porque es único e irrepetible.
Una emoción, como la tristeza, no representa el fin del mundo. En realidad hay muchas razones entonces vale la pena seguir y no te dejes abrumar por un sentimiento que nos empuja hacia la melancolía.
Hable desde su corazón, directa y sinceramente. Busca en él todo lo que te agrada, te emociona y te hace feliz. Practica el amor propio y el cariño por los demás todos los días. recuerda siempre que la tristeza no es el fin del mundo, sino una situación que te obliga a seguir adelante con un mayor deseo de ser feliz día tras día.