Las lágrimas no derramadas, la tristeza no ventilada

Las lágrimas no derramadas, la tristeza no ventilada

Las lágrimas no derramadas, la tristeza no ventilada

Última actualización: 15 de marzo de 2015

La represión emocional es algo que todos hemos experimentado, unos más, otros menos. A veces, incluso, es un comportamiento que adquirimos durante la etapa de educación, que nos inculcan desde niños, a través de la repetición de frases como “No llores, los grandes son fuertes y nunca muestran sus lágrimas”.

Es posible que, a partir de ese momento, empezáramos a refugiarnos en rincones de soledad en los que desahogarnos, en los que soltar ese grito de dolor: es necesario y sano, si queremos encontrar la paz, descarga el sufrimiento y sigue adelante.



Sin embargo, hay quienes no sólo evitan el estallido emocional, sino que incluso optan por no ver y oír nada por la educación recibida o la personalidad. Los fracasos se aceptan a la fuerza cada mañana al levantarse de la cama; las traiciones se olvidan tristeza enmascarada con una sonrisa y con otras actividades catárticas que te permitan estirar la cara.

La represión emocional es exactamente lo contrario de la comprensión. Una persona que oculta sus emociones se niega a comprender la intrincada red emocional que define su personalidad; en realidad, admitir las propias debilidades nos enseña a ser fuertes: es un contraste entre la comprensión y el conocimiento y entre la negación y la debilidad.

Represión emocional: un paso hacia el abismo

"Represión emocional" significa literalmente, el acto de contener o moderar los propios impulsos, instintos, pasiones o sentimientos. Es ocultar algo dentro del corazón de uno y silenciarlo para que no sea visto no solo por los demás, sino también por uno mismo. ¿Porque? A menudo es difícil entender por qué: los psicólogos hablan de modelos educativos, procesos sociales, psicológicos y biológicos.



Sin embargo, el término "comprensión emocional" representa la antítesis de todo lo dicho hasta ahora: se refiere a esa dimensión que potencia la cercanía y la empatía con los demás y con la propia interioridad. El conocimiento más útil y valioso que podemos tener es el conocimiento emocional.

Llegados a este punto, la pregunta que con razón nos haremos es ¿Por qué optar por sofocar la tristeza? ¿Por qué la represión emocional nos parece más útil?”.

  1. es un mecanismo de defensa: si no reaccionamos ante la traición de otra persona y decidimos pasar página cuanto antes sin reflexionar sobre nuestros sentimientos, evitamos reconocer que otra persona nos ha hecho daño; por lo tanto, el dolor parecerá más llevadero.
  2. Es una estrategia de autoprotección.: si ocultamos la tristeza y el dolor, no damos a los demás la impresión de ser víctimas. Mostrar nuestro dolor emocional significa mostrarnos vulnerables, fuera de control de la situación, características que no todos están dispuestos a aceptar y manejar.
  3. Desconocimiento emocional: Puede parecer extraño, pero hay personas que, por una u otra razón, nunca han estado expuestas al sufrimiento, al fracaso o a la decepción. Basta pensar, por ejemplo, en muchos de los jóvenes de hoy, educados en una cultura en la que se satisfacen todas sus necesidades; de esta manera, desarrollan una muy baja resistencia a la frustración. Si en el futuro experimentan una pérdida o una decepción amorosa, lo más probable es que se sientan desorientados y bloqueados; en esta situación, optarán por la negación y la represión emocional.

Las lágrimas que no se derraman hoy serán irremediablemente vacías mañana. La tristeza que no se ha desahogado nos empuja cada día más hacia el borde de un abismo, en el que es fácil caer por enfermedad o trauma.



¿Cómo podemos hacer frente a la tristeza y las decepciones?

Ten en cuenta que la felicidad no tiene una duración garantizada. La aceptación del presente, con todos sus matices de gris, es una forma de vivir las emociones de forma integral y equilibrada. La tristeza hay que aceptarla como una etapa de la vida que nos permite crecer.


A veces, la gente tiene uno fuerte capacidad para distinguir la propia realidad de la externa. Se dejan llevar por el fluir de los acontecimientos cotidianos, por el trabajo, por los momentos de ocio, por la rutina, sin darse cuenta de que son casi “autómatas”.

¿La razón? Esto sucede cuando uno se desprende de sus emociones, de su interioridad, enmascarado por un falso bienestar. Esto causa fatiga, migraña, rigidez en el cuello y dolor de espaldadolores que tratamos de aliviar con analgésicos, sin entender que son síntomas de otros problemas. Estos son los signos tangibles de la infelicidad, esas lágrimas no derramadas cuando había una necesidad, una tristeza negada y no gestionada que ahora nos hace prisioneros de nosotros mismos.


Nunca dejes para mañana las lágrimas que puedas derramar hoy: la ira debe descargarse, el sufrimiento debe expresarse en lágrimas, los fracasos deben analizarse y aceptarse, no ocultarse. La comprensión emocional es una forma de liberación que debe practicarse a diario.

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