Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Las palabras son lo suficientemente poderosas como para causar un dolor emocional muy fuerte.. Como si nos hubieran golpeado físicamente, como si una carga directa nos partiera el alma y nos partiera el corazón en mil pedazos.
A pesar de esto, su efecto tiene poder solo si proviene de una persona que es importante para nosotros: nuestra pareja, un familiar, un amigo… Es como una ruptura en nuestros patrones y nuestro equilibrio y sentimos un ataque que viene de un vínculo muy íntimo.
El impacto que tiene el lenguaje es sorprendentemente duradero. Ningún niño olvidará fácilmente una mala palabra y nadie podrá borrar de su memoria una agresión verbal o comunicativa que provenga de su pareja.
El lenguaje no es solo un conjunto de palabras asociadas a significados que heredamos y aprendemos desde un punto de vista social y cultural. En realidad, el lenguaje es, ante todo, una forma de comunicar y transmitir emociones. En estos casos, incluso el tono de voz y las expresiones faciales tienen "algo que decir".
En la vida, podemos recibir comentarios inapropiados, desalentadores o incluso desagradables. A pesar de ello, dejamos pasar la mayoría de esas palabras, que no dejan ningún tipo de huella en nuestro cerebro. En cambio las que duelen y dejan cicatriz son las que dicen las personas que amamos.
Todos guardamos en la "trampa escondida" de nuestra memoria aquellas frases despectivas que nos dijo un familiar. Puede ocurrir que, aún hoy, recuerdes con tristeza ciertas frases y ciertas palabras pronunciadas por esa persona que tanto amabas.
Palabras que dejan cicatrices
Debemos recordar que ninguno de nosotros puede evitar "dejar escapar" una palabra inapropiada de vez en cuando, una palabra que lastima o molesta a alguien. Sin embargo, el problema surge cuando no nos limitamos a las palabras, sino que recibimos una comunicación dañina y falta de cariño por parte de alguien.
Las palabras pronunciadas sin cariño ni empatía son la causa de grandes carencias en el ser humano. Son huecos hechos de soledad y aislamiento para un niño y abismos hechos de decepción y amargura para el adulto herido por su pareja.
Pablo Watzlawick, célebre psicólogo austriaco experto en comunicación y lenguaje, formuló una interesante teoría a la que llamó "la desconfirmación". Esta teoría refleja el poder destructivo de las palabras contenidas en la comunicación humana y las formas más comunes en que lastiman:
- la devaluación: en este tipo de comunicación se utilizan cierto tipo de palabras que tienen como finalidad principal disminuir el valor de la otra persona. Le quitamos importancia a todo lo que el otro dice o hace, utilizamos un lenguaje destinado a desprestigiar y devaluar por completo su figura, su esencia. Es una comunicación muy destructiva.
- la descalificación: en este caso, el propósito ya no es desvalorizar al otro, sino “invalidarlo”. Es un paso más allá de la desvalorización y aparecen palabras como “eres un inútil”, “eres el más inútil del mundo”, “no estás a la altura de nadie”…
- la desconfirmación: este nivel de comunicación llega a anular por completo a una persona. Si en comunicaciones anteriores el objetivo era restar valor y humillar al otro, ahora el objetivo es “ignorar”. No importa si el niño ha hecho algo bien o mal, simplemente se ignora. No importa que la pareja esté al lado de la persona que ama, ya que esta es una fuente de "vacío". Como si no existiera...
La primera condición que debe respetarse en cualquier forma de comunicación y uso de las palabras es el respeto
Seguro que en la vida te habrás encontrado en situaciones similares. Sentir dolor por algunas palabras que nos llegan de personas queridas es una situación que debemos saber afrontar. Estos son los consejos clave a seguir:
- Necesitamos considerar la personalidad de esa persona.. Por ejemplo, tus padres o hermanos pueden tener la siguiente característica: falta de comunicación afectiva y respetuosa. En estos casos, hay que aceptarlo, pero siempre dejando claro que esas palabras “duelen”.
- Si esa comunicación es siempre agresiva e infringe nuestros derechos, llegando incluso a anularnos, es claro que no debemos seguir cultivando esa relación. Es una forma de maltrato y, como tal, necesitas defenderte y mantener tu distancia.
- En el caso de que tu pareja, por ejemplo, haga un uso frecuente de frases irónicas, es necesario entender que esto también es una forma de maltrato personal. No tienes que permitirlo.
- Es necesario entender desde el principio que el uso decidido que una persona hace de las palabras dice mucho de su personalidad. Si no te sientes cómodo con el lenguaje que usan, significa que no “trabajas” con esa persona.
A todo el mundo le puede pasar, de vez en cuando, perderse palabras dañinas. Sin embargo, si es un hábito que se repite con frecuencia, es necesario que exprese claramente su tristeza, malestar y dolor. Usa la "personalización" para mostrarle a la otra persona cómo se sentiría si estuviera en tu lugar.
Uno de los principales problemas de la comunicación es que no escuchamos para comprender, sino que escuchamos para responder y es entonces cuando se producen las palabras que hieren.