Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 14 de diciembre de 2021
Según el escritor uruguayo Eduardo Galeano, “el lenguaje más veraz es el de sentir-pensar, y las mejores personas son aquellas que pueden pensar con sentimientos y razón al mismo tiempo.
Él mismo dijo que ama a las personas “sentimentales”, es decir, aquellas que “no separan la razón del corazón. Que sientan y piensen al mismo tiempo. Sin divorciar la cabeza del cuerpo ni la emoción de la razón”.
También podemos esforzarnos por no hacerlo, pero es natural actuar según la lógica del corazón y la de la mente. Somos uno, pensamos y sentimos al mismo tiempo, y así nos enfrentamos a la realidad.
Gestionar lo que sentimos es fundamental para recordar lo que nos merecemos
“Sentir-pensar” es la forma en que nos relacionamos con el amor y la amistad, con los delirios y alegrías de la vida, con nuestros ángeles y nuestros demonios. No podemos separar estas dos partes de nosotros o alejar nuestros sentidos de nuestros pensamientos.
Cuando nos encontramos en medio de una relación complicada, no podemos guiarnos solo por lo que sentimos. A veces tenemos que dejar de lado lo que sentimos para evaluar mejor lo que nos merecemos.
Sin embargo, en cualquier decisión y evento de nuestra vida, nuestras emociones y sentimientos siempre tendrán un impacto. ¡Gracias a Dios, de lo contrario seríamos robots!
La sensibilidad sentir-pensar, en la base de la empatía
Hay personas con una mayor sensibilidad de "sentimiento-pensamiento" que otras. Y algunos incluso consideran que la sensibilidad no es una ventaja sino un peligro, dado que en el mundo actual quien se deja guiar por las emociones y es demasiado sensible es fácilmente devorado por las circunstancias.
Por eso, es necesario reflexionar, porque para sentirse vivo y fluir al mismo tiempo, es fundamental saber pensar, pero también sentir. ¿Cómo podríamos criar a nuestros hijos priorizando únicamente la lógica? ¿Y cómo podemos amar si sólo damos importancia a la razón?
Hay quienes creen que anteponer la razón, por encima de la emoción, es señal de fortaleza, porque las emociones y la sensibilidad no hacen más que volvernos débiles y vulnerables. Nada podría estar más equivocado, porque lo que realmente nos hace grandes es la combinación de ambos.
Mantener una filosofía de "pensar-sentir" es la mejor manera de abrazar la vida y entender quiénes somos realmente.. De hecho, las personas "siente-pensantes" son las que son más carismáticas y las que tienen una mayor facilidad de conexión con el entorno que les rodea.
Una persona "siente-pensante" es una persona equilibrada que ofrece a los demás la confianza, las buenas intenciones, la inteligencia emocional, el poder y la fuerza para extender sus alas y avanzar confiadamente hacia sus propósitos.
Las personas “sentimentales” son las que más captan la importancia de los pequeños detalles, en todos los aspectos de la vida. Entienden que nuestra existencia no tendría sentido sin los lazos que nos unen y nos hacen respetarnos.
“Todos actuamos con el corazón, pero también usamos la cabeza. Cuando combinamos los dos, estamos sintiendo-pensando".
Eduardo Galeano
Celebrar las bodas de la razón y el corazón es la base de nuestro bienestar
Seguro que el tiempo te habrá demostrado que las cosas buenas pueden llegar en cualquier momento: por momentos vienen cogidos de la mano de nuestros sentimientos, mientras que otras veces aparecen abrazados a nuestra razón.
Por eso es tan importante no construir muros entre la lógica y las emociones, porque estas dos partes de nosotros se necesitan mutuamente para entender el mundo y lo que sucede a su alrededor, y poder tomar decisiones.
Nuestra mente es "sentir-pensar", colabora con el entorno que lo rodea y trata de coordinarse con él para crear vínculos con los demás y hacer satisfactoria cada relación. Sin embargo, no siempre es fácil entender cómo equilibrar la balanza.
Un buen cerebro social es aquel que logra equilibrar sus relaciones siguiendo un lenguaje de "sentimiento-pensamiento", que equilibra la razón y la emoción. Ningún lado de la moneda es mejor o peor que el otro, pero necesitamos ambos para existir. Sin sensibilidad emocional no podríamos entender un mundo construido sobre la razón, y viceversa.
Sólo este equilibrio nos permitirá ser felices y, al mismo tiempo, producir pensamientos de calidad. Después de todo, el amor en sí mismo no es lo que queremos escuchar, sino lo que sentimos sin darnos cuenta.
Aquellos que no lo entiendan pueden no haber nacido todavía. Porque pensar sin sentir o sentir sin pensar significa ver sin ver, escuchar sin escuchar, amar sin amar y vivir sin vivir. Como puede ver, por lo tanto, es imposible. Así como sería imposible que existiera una sonrisa sincera sin un sentimiento de verdadera alegría.