Última actualización: 27 de abril de 2016
Esta palabra puede no decir absolutamente nada y ni siquiera sonar romántica, pero representa lo que sucede en nosotros cada vez que experimentamos el amor. Con el término limerencia queremos explicar las emociones y pensamientos que aparecen de forma involuntaria e inconsciente en una persona cuando se enamora.
Dorothy Tennov, en su libro "Amor y Limerencia: la experiencia de estar enamorado", fue la primera psicóloga en nombrar el fenómeno que nos asalta cuando somos sacudidos por un "Amor a primera vista", y hoy hablaremos sólo de que.
Limerencia: los signos del amor
La limerencia es la etapa inicial que atraviesa un individuo cuando encuentra el amor. Es por tanto su forma de actuar, de hablar y de sentir durante ese magnífico momento que muchos asocian con tener la cabeza en las nubes”. La idealización del otro, la alegría inexplicable, el deseo de estar con la persona amada o la falta de percepción del peligro son síntomas de limerencia.
Esta especie de "síndrome" desaparece a los pocos meses del inicio de la relación, aunque en algunas personas sigue persistiendo, convirtiéndose en una patología. Esto sucede porque los efectos de entregarse por completo al otro y de la excitación constante terminan por tener graves repercusiones en la vida cotidiana.
La diferencia entre la limerencia y el amor es simple. El primero funciona de forma autónoma, no necesita esfuerzo para mantenerse vivo; el único compromiso es dejarse llevar por las promesas del amor eterno.
En el caso del vínculo amoroso, sin embargo, se le pide a la persona algo más: compromiso, atención y sobre todo trabajo diario. Es por eso que muchos prefieren pasar su vida en un estado de amor y nunca entablar una relación seria.
Limerencia, o "perder la cabeza por amor"
Esto suele ocurrir cuando nos enamoramos o entramos en contacto con alguien que ejerce una fuerte atracción sobre nosotros. La respiración se ve afectada, los latidos del corazón se aceleran y las mariposas vuelan hacia el estómago, va a configurar un magnífico proceso que todos hemos experimentado al menos una vez en la vida.
El amor puede conducir a una gran locura, algunas inofensivas, pero otras dañinas e irreversibles. Pensemos, por ejemplo, en la historia de Romeo y Julieta. Los dos jóvenes prefirieron morir antes que separarse. Perder la cabeza por amor significa no pensar con claridad y no saber tomar las decisiones más sensatas.
Las hormonas están revueltas, sudamos en exceso, tomamos decisiones inconsistentes o nos ponemos rojos. ¡Qué bueno es sentirse así! Sin embargo, hay un límite para todo, y no se puede esperar que tales sentimientos duren años.
La limerencia puede convertirse en obsesión en un abrir y cerrar de ojos. En ninguna parte está escrito cuánto dura la primera fase de enamoramiento, pero se estima que la duración máxima es de un año. Lo que sucede a continuación es un tema delicado y vale la pena analizarlo.
Limerencia y amor no correspondido
Seguro que ya has visto películas en las que el protagonista enloquece porque no es aceptado por la amada, y hace todo lo posible por mantenerla a su lado y obligarla a enamorarse de él. Aparte de la trama ficticia de la historia, hay muchos casos en los que la limerencia se convierte en una especie de adicción, de la que es difícil escapar.
Esto suele ocurrir en casos de amor no correspondido. Enamorarse de una persona casada, de un amigo o de un actor de cine puede tener graves consecuencias para la salud mental, dando lugar a una enfermedad que impide llevar una vida normal. Cuando enamorarse afecta solo a una persona, las consecuencias pueden ser nefastas. En ese caso, perder la cabeza por amor se convierte en un flagelo, muy lejos de la hermosa experiencia descrita anteriormente.
De la limerencia al amor
La primera fase es vital para poder mantener una relación a largo plazo. Sin enamorarse no existirían las parejas que se aman a pesar de todo. Las relaciones duraderas no siempre surgen después de una intensa fase de limerance, pero, a su manera, la limerance es una experiencia maravillosa que puede ser muy enriquecedora.
El amor va más allá del nudo en el estómago o de las palpitaciones. El amor es compartir, tener sueños, dar y recibir, convivir y conocerse. El príncipe encantador y las bellas princesas deberían quedar en los cuentos de hadas. En la vida real, el tiempo, la dedicación y la atención son los ingredientes necesarios para que una pareja sea feliz y completa.
Enamorarse tiende a ser ciego, sordo y mudo. El amor, por el contrario, nos ayuda a analizar, a tener otra perspectiva, a pensar un poco más.. La limerencia se caracteriza por unos impulsos biológicos y emocionales que no dejan lugar a los mentales. Cuando la pareja ya está formada, los sentimientos pueden expresarse fácilmente y la comunicación parte del conocimiento mutuo.
Por supuesto, estar enamorado es hermoso, pero compartir tu vida con alguien especial lo es aún más. Deja la locura de enamorarte para las primeras películas de época y románticas. Vive un amor sano, puro y real, que te pueda acompañar hasta el final de tus días.