Última actualización: 13 agosto 2015
Para vivir en un estado de bienestar y crecimiento constante, debemos aprender a desprendernos de situaciones o personas que no mejoran la calidad de nuestra vida. Suele ser difícil no aferrarse a las cosas, porque el ser humano se siente más seguro ante lo que sabe, y cuando pierde algo a lo que estaba acostumbrado, aparece el miedo y la incertidumbre.
Parejas que no son felices y siguen estando juntas, trabajos que nos arruinan el día, amistades tóxicas, familias que asfixian la libertad, etc. Hay tantas situaciones y personas que nos rodean y nos hacen la vida peor, pero seguimos aferrándonos a ellas, con terquedad.
¿Por qué es tan importante aprender a soltar?
¿Por qué la vida cambia constantemente y ofrece muchas cosas nuevas, por lo que agarrarse a algo que no funciona significa conformarse con una calidad de vida que podríamos mejorar si dejamos que las cosas fluyan con naturalidad.
¿Cuántas veces hemos visto situaciones en las que las personas estaban ancladas a algo que no las hacía felices? Ese amigo que nos habla del chico que no responde a sus mensajes, pero sigue insistiendo a pesar de su frustración, tratando de convencerlo, de caerle bien, etc. Comportarse de esta manera significa estar atrapado, porque mientras luchamos obstinadamente por algo que no da frutos, perdemos la oportunidad de dejar entrar en nuestra vida cosas nuevas y mejores que nos hacen felices.
Dejar ir significa aceptar cada situación por lo que es. Significa no forzar las cosas y dejar que fluyan con naturalidad. Si, por ejemplo, le escribimos a alguien que nos interesa y no recibimos respuesta, es mejor aceptarlo y seguir adelante, abrirse a nuevas experiencias y conocer a otras personas.
Esto no significa que no tengamos que luchar por lo que nos importa, pero el mundo de las relaciones funciona como un juego de mesa en el que ambos jugadores tienen que tirar los dados y mover sus peones. Si tiramos los dados una vez y la otra no, de nada sirve seguir jugando solo, porque del otro lado no hay interés. Lo racional es dejar el juego y buscar a alguien más que quiera jugar con nosotros.
En la vida real pasa lo mismo: jugar es mostrar interés, si le escribimos a alguien y no responde, entonces, es mejor aceptarlo y cambiar de persona. Si analizamos el comportamiento de las personas que nos rodean, es probable que encontremos muchas personas que juegan solas, atrapadas en relaciones que no las hacen felices.
La trampa de las preguntas
spesso dejar ir No es una tarea fácil. La mayoría de las personas, cuando se dan cuenta de que algo que les importa se les está escapando de las manos, no lo aceptan y buscan respuestas. ¿Por qué ya no hablamos como antes? ¿Por qué ya no me amas? ¿Por qué eres tan esquivo conmigo? Y así. Necesitamos explicaciones, argumentos, estamos acostumbrados a presionar a los demás para conseguir lo que queremos, y todo esto para falta de aceptación.
Lo cierto es que las personas que nos valoran y nos quieren seguirán estando a nuestro lado sin necesidad de este esfuerzo, porque pondrán el suyo. Creer que tenemos que sacrificarnos para lograr algo está mal, porque el sacrificio no correspondido genera frustración y nos inmoviliza. Notarás que algo vale la pena cuando todo fluye naturalmente, y es un toma y daca mutuo.
Deja ir las ideas también
Dejar ir no solo se aplica a situaciones y personas: también a menudo tenemos que dejar que algunas ideas se desvanezcan si queremos alcanzar la felicidad Muy a menudo, por el contrario, fallamos, porque necesariamente queremos que las cosas salgan como decimos.
Planes de fin de semana que fracasan, creer que sin pareja no puedes ser feliz, darle vueltas al pasado para quejarte, creer que no vales nada, evitar hacer cosas por miedo, etc. Todas las ideas que provocan sentimientos negativos, y que debemos dejar ir de nuestra mente.
Si no tuviéramos pensamientos, probablemente disfrutaríamos más de la vida, porque nos dedicaríamos a vivir el presente tal como es, sin pretender cambiarlo, aceptándolo. Estaríamos centrados únicamente en el disfrute de ese momento, nos adaptaríamos a lo que tenemos y no intentaríamos adaptar la realidad a nosotros.
Deja ir los lazos
La naturaleza es sabia, e incluso los árboles dejan caer sus hojas en el otoño para que puedan crecer más vigorosas en la primavera. Esta situación puede verse positiva o negativamente. La caída de hojas en otoño puede considerarse negativa porque ensucian las calles y las ramas quedan desnudas, o positiva porque las calles se adornan con una alfombra de colores y las ramas se preparan para recibir nuevas hojas...
Debemos entrenar nuestra mente para ver la belleza en cada momento y, cuando lo sintamos necesario, renovar nuestra vida. Soltamos lo que nos hace infelices, soltamos las ataduras para poder seguir fluyendo.
El río de la vida fluye entre las orillas del dolor y del placer. El problema surge sólo cuando la mente se niega a fluir con la vida y encalla en las orillas. Por fluir con la vida me refiero a la aceptación: dar la bienvenida a lo que viene y dejar ir lo que se va. (Sri Nisargadatta Majarj)
Imagen cortesía de Eduardo Robles