Última actualización: 29 marzo, 2016
Los celos aparecen como resultado de la inseguridad y la necesidad de posesión; estos miedos, lejos de acercarnos al amor, nos alejan de él, contaminando nuestras relaciones, destruyendo nuestra esencia, nuestra libertad. Es por ello que los celos no pueden ser sinónimo de amor, sino un nudo a desatar.
Aparece como un sentimiento indicativo y un miedo particular a ser abandonado, ya que, cuando se activa, señala un hecho importante que requiere nuestra atención. En este caso, los celos sirven para informarnos que existe un peligro, el de perder el cariño y la atención de un ser querido en favor de otro.
Cuando se instala la desconfianza, es común sentirse abandonado, rechazado y excluido en presencia de una tercera persona.. Esta sensación es dolorosa y provoca un gran malestar. Significa que hay algo que necesita cambiar, algo que no está funcionando en la relación.
¿Cómo se ven los celos?
Los celos sirven inicialmente para indicar que algo debe resolverse en nuestra relación con otra persona, cuestiones pendientes que hemos subestimado y que provocan inseguridad y desconfianza. Puede ser un simple aviso, y desaparecer una vez resuelto, o volverse problemático y patológico.
Una idea errónea generalizada es que los celos son sinónimo de amor.. Que haya celos no quiere decir que amemos más a una persona, sino simplemente que se activan nuestros miedos, muchas veces relacionados con la inseguridad emocional. Dependiendo de la persona, la relación y el amor maduran y esta emoción disminuye.
celos saludables
Los celos pueden presentarse de forma madura y, como todas las emociones y sentimientos, es posible beneficiarse de ellos para restablecer la relación y fortalecerla. logrando avanzar juntos y superando las dificultades. Estos celos no son imaginarios: se desencadenan por la existencia de un desapego real por parte de la otra persona.
Al sentirnos ignorados y ver que la persona que amamos centra su atención en otros individuos, los celos irrumpen en nuestro corazón. Se activa la alarma, que sirve para hacernos conscientes de nuestros miedos.
Volvamos por un momento a nuestra infancia: ¿qué suele pasar cuando hay dos niños en una habitación y los adultos se fijan en uno solo de ellos, o cuando un hijo único se da cuenta de que ya no lo es? Es en estos casos que se siente esta emoción cuyo fin es garantizar nuestra supervivencia..
Los celos son saludables cuando respondemos a esta alarma tratando de enriquecernos y madurar. Poder expresarlo con palabras y ser conscientes de nuestros miedos -de los que solo nosotros somos responsables- puede ayudarnos a integrar inteligentemente los celos en la situación o contexto que los provocó.
Celos problemáticos y patológicos
Este tipo de celos está ligado principalmente a la falta de autoestima, lo que nos hace sentir inseguros ante cualquier situación, real o imaginaria. Los celos se convierten en un problema cuando se tiende a interpretar y asumir, lo que inevitablemente conduce a malentendidos, mientras fortalecemos continuamente el estado en el que nos encontramos.
No se trata de resolver la situación, ni de madurar tomando conciencia de los propios miedos. Los celos patológicos nos aprisionan y nos hacen reaccionar desmesuradamente ante cualquier acción que se interprete como falta de atención.
Muchas personas necesitan poner celosa a su pareja como muestra de su amor.. Estas personas tienen una fuerte creencia de que el amor va de la mano con este sentimiento y que "sin celos, no hay amor". Esta idea es propia de los celosos y justifica las características típicas de un amor de infancia.