Última actualización: 14 septiembre, 2022
Los conflictos surgen cuando existe un desacuerdo o conflicto en cuanto a valores, ideas o intereses entre dos o más personas. La falta de acuerdo no es el conflicto en sí, sino su causa. El conflicto real surge cuando este desacuerdo nos lleva a cometer acciones encaminadas a eliminar, neutralizar o minimizar a la otra parte. A veces, sin embargo, ninguna de las partes logra este efecto y cristalizan conflictos no resueltos.
A veces la pelea ocurre en términos verbales. El objetivo, en este caso, es persuadir o imponer las propias razones al interlocutor. Otras veces, los conflictos resultan en acción directa. Este último puede ser explícita o implícitamente violento. En todos los casos, el objetivo es siempre el mismo: una de las dos posiciones debe ganar y prevalecer sobre la otra.
Sin embargo, en algunas circunstancias, ninguna de las partes puede ganarse a la otra. En estos casos, hay tres caminos a seguir. La primera consiste en “pasar página”, ignorando el conflicto y reforzando todos los puntos comunes; una variante podría ser resolver el problema construyendo nuevos acuerdos que tomen en cuenta una parte de cada posición.
El segundo camino es el que lleva a poner límites y distanciarse: el conflicto pone fin a un vínculo. Con la tercera vía, sin embargo, persiste el desacuerdo, que se mantiene a pesar de todo. En este último caso, se produce la cristalización del conflicto.
Conflictos no resueltos cristalizados
Hablamos de conflictos cristalizados cuando se crea una situación en la que ninguna de las dos partes involucradas puede sacar ventaja de la otra. En otras palabras, se genera un equilibrio de fuerzas. Sin embargo, en lugar de dar por terminado el conflicto, viendo que nadie puede ganar, se perpetúa. Aprendes a mantener esa situación como está, sin buscar una solución ni ponerle fin.
Estos escenarios solo ocurren cuando la base de una relación son fuertes lazos que unen a las dos partes. De lo contrario, cada uno de los dos "implicados" simplemente se alejaría del problema o tomaría medidas encaminadas a mantener la distancia con el otro.
I Los conflictos no resueltos que cristalizan se caracterizan por un contexto de acuerdos, valores, ideas e intereses comunes. Al mismo tiempo, sin embargo, también hay aspectos o elementos sobre los que hay desacuerdo. Este tipo de conflictos son muy comunes entre parejas, allegados o familiares.
Está claro que donde están los seres humanos, hay conflictos y muchos de ellos no tienen solución. A pesar de esto, aprendemos a superarlos. Sabemos que alguien no está de acuerdo con nosotros en un tema determinado, pero en lugar de alimentar un conflicto, no le damos mucha importancia a esta fricción. Es una manera saludable de manejar este tipo de dificultad. Lo que no es saludable, sin embargo, es alimentar el desacuerdo y llevarlo siempre al extremo.
¿Existen soluciones para los conflictos no resueltos?
Siempre hay soluciones para todos los conflictos humanos. A veces solo se necesita un poco de buena voluntad. Sin esto último, incluso los desacuerdos más triviales terminan amenazando una relación. En cuanto a los conflictos no resueltos, ambas partes involucradas prefieren no ceder antes que encontrar una solución. La posibilidad de no imponerse al otro es vista como una grave pérdida.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Tel-Aviv, Jerusalén y Herzliya ha descubierto varios aspectos interesantes. Uno de ellos revela que cuando una persona está profundamente involucrada en uno o más conflictos con otra, interpreta las razones que ésta expone como amenazas. En otras palabras, piensa que darle el derecho a la otra persona sería ir en contra de sí mismo. Teme que esto eventualmente lo abrume.
Sobre esta base, los investigadores hicieron una prueba. Mostraron algunos videos a un grupo de fanáticos israelíes. El contenido de estos videos era sobre sus creencias. El material dio crédito a sus creencias sobre los palestinos, además los llevó al extremo. Por ejemplo, la desaparición total de los musulmanes, su completa degradación y lapidación por parte de todos los países del mundo. Asi que, las opiniones de los investigadores no fueron contradichas, sino por el contrario, fueron nutridas.
El resultado: todos los que vieron estos videos más tarde se mostraron más dispuestos a reevaluar sus ideas. En otras palabras, allanaron el camino para la autocrítica. Lo mejor era que esta nueva actitud se había mantenido a lo largo del tiempo. Esto se llama "pensamiento paradójico" y consiste en la capacidad de admitir que pueden coexistir dos posiciones opuestas. ¿Crees que podría aplicarse a la vida personal?