Última actualización: 07 de junio de 2015
El momento que cada vez me asusta más es justo antes de empezar
Stephen King
Creemos que todo está perdido en momentos en que nuestra vida llega a una encrucijada que nos dificulta saber adónde ir, qué hacer o cómo resolver el caos. Es en ese momento que terminamos creyendo que no hay meta ni solución, enmascarando nuestra fuerza con desesperación.
Es en estos momentos que las voces, los recuerdos o las palabras nos dirán "Hay que empezar de cero", pero ¿es realmente posible empezar de cero? ¿Puede la vida llevarnos a un laberinto del que es imposible salir?
Racionalmente es casi imposible empezar de cero, ¿cómo podríamos dejarnos atrás? Aunque pudiéramos cambiar totalmente nuestra forma de ser, esto ocurriría por un cambio en la historia anterior que marcó nuestro “ser en el mundo”.
Según la lógica racional es casi imposible "empezar de cero", pero es posible hacer un cambio, buscar un nuevo destino, llevar tu barco a otro puerto que antes no habíamos considerado.
Vivir implica encontrar soluciones, tomar decisiones. El precio de poder respirar todos los días es tener que elegir cuando la vida nos obliga. Ahora, sin embargo, viene la pregunta del millón de euros: ¿cuándo deberíamos hacerlo?
Simplemente cuando nuestro saldo es negativo, es decir, cuando no percibimos que nuestra estabilidad positiva y las consecuencias negativas no se ajustan a nuestros ojos y todo lo que rodea nuestras condiciones de vida.
¿Es posible alcanzar lo que llamamos "felicidad" con este cambio de rumbo? La respuesta es obvia, sí, aunque los cambios implican esfuerzo y sacrificio, al menos al principio.
Elegir implica luchar contra la adversidad, incluso contra lo que nos duele y que ha sido parte de nosotros, contra la frustración de recordar cosas que nos reconfortaron o que nos dieron estabilidad.
Una vez pasada esta marea, este tsunami emocional que implica tener que tomar decisiones y tener que elegir nuestras condiciones de vida, es posible volver a recuperar ese concepto tan personal de la "felicidad" y ponerse a probarlo.
Partir de cero también requiere tomar decisiones con la información que tenemos, decisiones que implican riesgos.
Tomar estas decisiones que cambian la vida requiere que seamos conscientes al considerarlas como, muy probablemente, habrá grandes consecuencias en nuestro entornoEstas son también consecuencias que tendremos que afrontar.
Empezar de cero no implica olvidar sino aprender: aprender de nuestro pasado y presente y estar dispuestos a crear un nuevo futuro, ya que con cada aprendizaje ampliamos nuestras oportunidades de elección, aumentamos nuestro bagaje y creamos oportunidades para la vida.
¿Quién no ha vivido nunca un cambio de pareja, de trabajo, de casa o de valores? Este tipo de eventos suelen ir de la mano de un “tengo que empezar de cero”.
También hay que entender que empezar de cero no siempre significa romper todos los vínculos con el pasado, sino que también puede ser solo un cambio de perspectiva y de herramientas para afrontar lo que antes no podíamos afrontar.
Probablemente en muchas ocasiones hemos podido escuchar las experiencias de personas que han sobrevivido a una terrible enfermedad o accidente; importantemente, algo despertó en ellos, dándoles la fuerza para cambiar el rumbo de sus vidas.
Estas personas han comenzado a vivir de una manera más inteligente a raíz de eventos traumáticos, que lamentablemente son los que suelen despertarnos. ¿Qué cambian? En primer lugar empiezan a hacer las cosas que siempre han soñado, compartiendo su tiempo con las personas que aman o haciendo viajes que de otro modo nunca habrían emprendido.
Estas personas han comenzado de cero o quizás han valorado el increíble viaje de su existencia desde otra perspectiva, saboreando cada segundo que pasa y respirando tan profundamente hasta sentir cada instante que la vida es un regalo.
Porque cada día de nuestra vida es un nuevo comienzo, una nueva oportunidad de ser quienes queremos ser, de sentir el aire, el sol y las estrellas, pero sobre todo es una nueva oportunidad de sentir la dirección que nos indica nuestro corazón.
Imagen cortesía de: Balazs Kovacs Images y Studio 37