Aprender a manejar el comportamiento pasivo-agresivo es la clave para evitar conflictos innecesarios.
Última actualización: 02 de abril de 2022
Manejar el comportamiento pasivo-agresivo, uno de los más problemáticos, no siempre es fácil. Ya sea que se trate de nosotros o de un ser querido, sin duda representa un serio obstáculo para las relaciones.
Por lo tanto, es fundamental aprender a manejar el comportamiento pasivo-agresivo. Veamos, en primer lugar, cómo reconocerlo y luego las estrategias que podemos implementar. Asi que, cuando te encuentres frente a una persona pasivo-agresiva, entenderás lo que está pasando y podrás actuar en consecuencia.
¿Qué es el comportamiento pasivo-agresivo?
Sabemos reconocer a una persona agresiva. En general es tal quien suele utilizar el ataque como herramienta o medio. La agresión puede ser física o verbal, directa o encubierta. Por otro lado, puede haber diferentes motivos detrás de este comportamiento como la ira, el estrés o la ansiedad.
Una vez establecido esto, podemos decir que una persona pasivo-agresiva es posible que no pueda lidiar directamente con lo que le molesta. Al mismo tiempo, sin embargo, es incapaz de contener su malestar. Por ello, tiende a alternar momentos de autocontrol con descontrol, acabando por desestabilizar a quienes la rodean. Si siente ira, puede que la manifieste a través de comportamientos inconsistentes y agresivos que delatan todo su malestar.
Este curso de acción no ayuda a resolver problemas.. Aprender a manejar el comportamiento pasivo-agresivo es la clave para evitar conflictos innecesarios.
Por ejemplo, una persona pasivo-agresiva nunca diría que está enojada. En su lugar, utiliza mensajes indirectos para mostrar tu enfado., como dejar de hablar o hacer un comentario sarcástico de vez en cuando. Si su intención es resolver el conflicto, nunca lo logrará. Sin embargo, muchas veces su objetivo no es solucionar el problema, sino hacernos entender que no es feliz.
Cómo manejar el comportamiento pasivo-agresivo
Proponemos dos estrategias para hacer frente a este tipo de actitudes. Si aprende a dominarlos, encontrará que las personas pasivo-agresivas dejarán de tener poder sobre usted.
1. Ignora su intento de llamar la atención
La forma más directa de manejar el comportamiento pasivo-agresivo es ignorar sus manifestaciones o al menos no reforzarlas. Quienes actúan de esta forma buscan, en esencia, llamar la atención. Si ve que su curso de acción no está obteniendo el resultado deseado, es posible que empiece a hablarte de forma más explícita.
En términos psicológicos diríamos que nuestro objetivo es la extinción de la conducta. Volviendo al ejemplo anterior, los comentarios sarcásticos o el intento de hacer "un vacío a nuestro alrededor" sigue a nuestro refuerzo.
Sabemos que enfurruñarse o ser desagradable no ayuda a resolver el conflicto. Sin embargo, puede parecerlo si la persona no tiene otra forma de llamar la atención en su repertorio de comportamiento. Por eso en estos casos es importante “educar”.
2. Usa la asertividad
La palabra asertividad se ha puesto de moda en los últimos años. Sin duda es muy útil para solucionar cualquier tipo de problema o situación de conflicto. En el manejo del comportamiento pasivo-agresivo puede ser uno de los mejores aliados.
La próxima vez que trate con alguien con esta actitud, pregúntele abiertamente qué está pasando. Para que esta estrategia funcione, debe mantener la calma en la probable discusión que sigue. Cuando una persona pasivo-agresiva es cuestionada de esta manera, tiende a atacar cuando expresa lo que le molesta.
Con las cartas sobre la mesa será más fácil resolver un conflicto que de otro modo quedaría latente. Es como tener una piedra en el zapato que nos hace sufrir sin entender por qué. Al provocar la discusión, obtendrá información valiosa para resolver el conflicto, así como para realizar un importante trabajo pedagógico.. A través de tu ayuda, el otro comprenderá que existe otra forma de gestionar el enfado, la tristeza o el estrés.
