Última actualización: 10 de mayo de 2017
Hoy me siento frente al espejo hablándole a mi reflejo, aceptando que no soy perfecta, pero así me quiero. Quiero mirar más allá de mi apariencia y entender que mi forma de ser refleja todas las experiencias que he vivido en mi vida.
Hoy aprendí que la vida se refleja en la piel y la esperanza en los ojos. Dicen que los ojos son el espejo del alma, pero también son la puerta de la esperanza. Quizás es más difícil mirarse al espejo y no ver sólo un cuerpo, un reflejo, comprender que no estamos hechos sólo de carne y hueso, sino de experiencias, esperanzas y sueños.
No somos sólo de carne y hueso, somos lo que hemos vivido y lo que nos queda por vivir.
Las arrugas reflejan preocupaciones en los ojos y sonrisas en la boca. Son la señal de las palabras que no hemos dicho y de las que se nos han escapado y de las que nos hemos arrepentido.. Son parte de nosotros, una parte que nos ayuda a construirnos, una parte que le dice al mundo entero cómo somos.
Quizás es difícil ver el alma inmediatamente cuando nos miramos en el espejo y aparece nuestro reflejo. Suele ocurrir cuando reflexionamos sobre el pasado, en lugar de mirar hacia el futuro, cuando nos anclamos a lo que hemos perdido, en lugar de valorar el progreso que hemos hecho. Cuando pretendemos que nuestro cuerpo y nuestra piel son perfectos, como si fuéramos muñecos o marionetas sin vida y sin experiencias pasadas.
El pasado es para aprender
Somos mucho más de lo que ves a simple vista, también somos pasado y lo reflejamos en nuestra piel. Porque el pasado nos muestra de dónde venimos, pero no determina nuestro camino futuro. Porque somos nosotros los que movemos los pies.
Debemos entender que el pasado es para aprender, pero no debemos volvernos dependientes de él. El pasado es parte de lo que somos, pero no define lo que podemos ser. El pasado, al final, es la estructura, los ladrillos que hemos construido, pero no es nuestra alma..
Recuerda que no somos un reflejo de lo que determinó el pasado, luchamos por lo que seremos mañana. Y aunque somos conscientes de nuestro pasado y hemos aprendido de nuestros errores, no dejamos que influyan en nuestros pasos.
Si decides rendirte y dejar que tu pasado se convierta en tu presente, serás meros espectadores de la vida y te olvidarás de vivirla.
El futuro es un reflejo de lo que puede ser
Escuchando mi reflejo, hablando sin miedo al futuro quiero ver a través del espejo, Me di cuenta que el deseo de luchar por lo que realmente quiero tiene más valor que los obstáculos del pasado del que vengo. Porque muchas veces no tenemos que centrarnos en la realidad tal cual es, sino en cómo podría ser si realizamos nuestros sueños y metas.
Puede llevar un tiempo alcanzar el futuro que queremos, pero solo aquellos que son pacientes y no se dan por vencidos consiguen lo que quieren, por muy lejanas y exigentes que sean sus metas. No rendirse ante las dificultades siempre es una virtud, aprender de los propios errores es una gran habilidad y no apegarse a la piedra que nos hizo tropezar es señal de inteligencia.
Hoy me senté frente al espejo hablando con mi reflejo y me di cuenta que soy todo lo que he vivido y seré todo lo que quiero ser. Tengo en mis manos el poder de luchar por mis sueños y aprender de mis errores. Al final, los sueños están al alcance de quien se conoce a sí mismo más allá de la imagen que proyecta, porque nadie es perfecto, sólo sabiamente imperfecto.