Última actualización: 21 de junio de 2016
La música se define como "el arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de ambos a la vez, de manera que produzcan una melodía que conmueva la sensibilidad, sea con alegría o con tristeza". El canto, el sonido de una guitarra, un violín, una orquesta de música o un grupo de rock… todo es música.
Considerado un arte desde la antigüedad, es un código, un lenguaje universal, presente en todas las culturas de la historia de la humanidad. Curiosamente, los signos jeroglíficos que representaban la palabra "música" eran idénticos a los que representaban los estados de "alegría" y "bienestar". En China, los dos ideogramas que lo representan significan “diviértete con el sonido”. Por ello, existe una gran coincidencia en cuanto a las connotaciones, que se han mantenido tales a lo largo del tiempo, en cuanto al concepto de música en el que predominan las sensaciones placenteras que produce.
La Musicoterapia
Los orígenes del uso terapéutico del sonido y la música se remontan a los albores de la humanidad. Ya Platón argumentaba que "la música era para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo", reconociendo que tiene ciertas calidad o propiedad que afectan a los nuestros emocionalidad y/o espiritualidad.
La Asociación Americana de Musicoterapia (AMTA) define la musicoterapia como “una profesión en el campo de la salud que utiliza la música y las actividades musicales para atender las necesidades físicas, psicológicas y sociales de personas de todas las edades. Ahí La musicoterapia mejora la calidad de vida personas sanas y responde a las necesidades de niños y adultos con discapacidades y enfermedades. Podría utilizarse para mejorar el bienestar, controlar el estrés, disminuir el dolor, expresar sentimientos, potenciar la memoria, mejorar la comunicación y facilitar la rehabilitación física”.
Por eso, si consideramos las enfermedades como un defecto, un desequilibrio o una falta de comunicación, es legítimo pensar que la música puede ayudar a construir los puentes necesarios para que las habilidades comunicativas bloqueadas comiencen a fluir; contribuyendo a la mejora o recuperación de la salud.
Hoy en día, la musicoterapia se aplica ampliamente en relación a diferentes dolencias y está dirigida a personas de todas las edades. Las aplicaciones son frecuentes en educación (autismo, hiperactividad, síndrome de Down), salud mental (depresión, ansiedad, estrés…), medicina (oncología, dolor, personas en UCI) y geriatría (demencia senil).
Gracias a la capacidad que tiene el arte musical de actuar a diferentes niveles, con la musicoterapia se pueden conseguir algunos objetivos como:
-Mejorar el nivel de afectividad y comportamiento.
-Desarrollar la comunicación y los medios de expresión.
-Liberar energías acumuladas.
-Desarrollar la conciencia afectivo-emocional.
-Dotar a las personas de experiencias musicales de vida que las enriquezcan y las ayuden a motivarse.
-Fortalecer la autoestima y la personalidad.
-Rehabilitar, socializar y educar.
¿La música afecta la emotividad?
¿Quién no ha vivido nunca una experiencia de verdadera emoción escuchando música? El sonido y la música nos hacen sentir emociones. y estos modifican nuestra fisiología, hormonas, alternan nuestro ritmo cardíaco y nuestro pulso. Recurrimos a la música en innumerables momentos, ya sea de forma consciente o inconsciente.
La música se ha utilizado desde la antigüedad para incitar a los guerreros y cazadores. También en el cine se utiliza como medio para multiplicar los efectos de determinadas escenas, convirtiéndose en un código indispensable para la caracterización emocional del guión y de las escenas en pantalla (Cohen, 2011).
Nuestro estado de ánimo a menudo se refleja en las canciones que escuchamos o cantamos. Una canción triste puede llevarnos a un estado de melancolía, mientras que una canción alegre nos emociona más y nos regala unos minutos de felicidad. De igual forma, un canto ligero y armónico nos acompaña en los momentos de relajación y estudio y la música rítmica nos estimula mientras hacemos ejercicio.
También afecta a muchos de nuestros recuerdos importantes. ¿Quién no ha asociado nunca una situación a una banda sonora?
Las áreas del cerebro que se activan con las emociones y la música son prácticamente las mismas. Cuando el cerebro percibe ondas sonoras, se producen ciertas reacciones psicofisiológicas. Por ello, respondemos con emociones y estas provocan alteraciones fisiológicas como el aumento de la secreción de neurotransmisores y otras hormonas que actúan sobre el sistema nervioso central.
La música puede cambiar nuestros ritmos fisiológicos, alterar nuestro estado emocional y poder cambiar nuestra actitud mental, trayendo paz y armonía a nuestro espíritu. La música ejerce una poderosa influencia sobre el ser humano a todos los niveles.
La música es el arte más cercano al llanto y al recuerdo. (Oscar Wilde)
Y tú, ¿crees que puedes vivir sin música?