Última actualización: 24 2015 noviembre
Cuando nace tu hijo, llega un tesoro, porque finalmente tienes frente a ti el fruto del enorme amor que el ser humano siente por la vida.
El respeto y el cariño que toda persona necesita sentir por los demás culmina cuando un recién nacido nace del vientre de su madre.
La llegada de un hijo
La llegada de un hijo siempre debe ser fruto del amor. Cuando dos personas se aman con toda el alma, deciden traer al mundo el fruto de esa unión, que cristaliza en el nacimiento del pequeño, símbolo de todo lo que es hermoso y te hace feliz en la relación.
Si quieres con todas tus fuerzas la vida humana, deseas con toda tu alma dejar huella de tu paso por esta tierra y adorar el mundo de los niños y sus peculiaridades y maravillas, tienes pleno derecho a recibir ese pequeño ser en tu vida, que sin duda la pondrá patas arriba.
Un hijo siempre debe ser querido. El nacimiento es un acto natural que perpetúa la especie, pero no debemos permitir que se convierta en algo meramente evolutivo.
Los seres humanos, amantes de darle sentido a todo, tenemos el poder de transformar la llegada de un niño en un símbolo de todo lo que hay de bello y bueno en nosotros.
tu hijo ha nacido
Cuando nace un niño, hay que amarlo todos los días de la vida como si fuera el último
El niño viene al mundo con la inocencia del que nada sabe. Somos sus padres, tutores y protectores. Necesitamos alejar su conciencia de todas las cosas malas y negativas que lo rodean.
Nuestra misión, además de amar con reverencia a los pequeños, es dejarnos llevar por la pasión que sienten por aprender y descubrir. Un niño tiene la verdadera habilidad de transformar las cosas más simples en actos sorprendentes e innovadores.
Para los niños, todo lo que aprenden, por sencillo que parezca, es un auténtico descubrimiento. Piensa en el pirata que finalmente encuentra ese codiciado tesoro. Para ellos todo es mágico, misterioso y sorprendente. Hay un mundo para ver y del que aprender.
Elimina la negatividad
Es muy importante descartar todo lo que sea negativo y que pueda afectar su aprendizaje.. Siempre tendrán tiempo para descubrir la mezquindad y la miseria humanas.
Permitimos que nuestros tesoros, durante los primeros años de su vida, sientan nuestro amor, nuestro cariño y nuestra capacidad de mostrar lo bello que hay en el mundo.
Un hijo es un legado. Nuestra forma de ser, de educar, nuestros genes y nuestra actitud ante la vida acaban reflejándose en los hábitos del pequeño, ¿realmente queremos que herede la miseria, la cobardía y la infelicidad?
Un niño que empieza a descubrir su propio mundo y el entorno que le rodea es feliz. Vibra con todo lo que toca, por simple que sea. Por supuesto, no podemos detener el tiempo para que siempre sea así. Sin embargo, tenemos la capacidad de crear entre todos un mundo que les permita vivir en un ambiente de paz, amor, bondad y respeto.
el mundo de los niños
Vivimos en un mundo donde, a veces, es doloroso y difícil vivir. Sin embargo, no tienen que pagar por nuestros errores.
Todos los días de nuestra existencia debemos reflexionar sobre su inocencia y pasión por la vida. Son nuestro futuro, nuestro tesoro. Nuestra misión es evitar que crezcan en un entorno infeliz, excesivamente competitivo y morboso.
Si realmente pensamos en la feliz inocencia de los niños, los adultos tenemos mucho más que aprender de ellos que ellos de nosotros. Caminan todos los días con una sonrisa en la cara. Se emocionan con el vuelo de una mariposa y se maravillan con el sabor de un helado de chocolate. ¿No te falta, acaso, la belleza de las cosas más simples?
Nuestros tesoros deben ser protegidos y amados como nada más en el mundo. Son lo más hermoso que un ser humano puede crear. Vida e inocencia que nos aman incondicionalmente todos los días. Y nuestra misión es devolverle el amor con todas nuestras fuerzas.
Nunca olvides. Nace tu hijo, llega un tesoro. No hay mucho más en la vida que sea más hermoso o importante. Disfrútalo y cuídalo, porque es maravilloso.
