Última actualización: 21 octubre, 2015
Siempre es importante saber cuándo termina una etapa en la vida. Si te empeñas en encerrarte en él más de lo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Es necesario saber pasar página, es necesario saber cerrar ciertas puertas, es necesario saber concluir ciertos capítulos.
Lo importante es saber cerrar el círculo y dejar que ciertos momentos de la vida lleguen a su fin.
No podemos quedarnos en el presente con nostalgia del pasado. Ni preguntándonos constantemente por qué. Lo que pasó, pasó. Debe disolverse, debe liberarse. No podemos seguir siendo niños para siempre, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni mantener vínculos con quienes no quieren tener vínculos con nosotros.
Los hechos pasan y hay que dejarlos ir.
Paulo Coelho
Incluso si tienes que hurgar en el pasado y aplicar sus enseñanzas, es fácil perder la identidad emocional por esas heridas que aún no han cerrado.
Esto hace que la herida se infecte y se propague cada vez más, disminuyendo nuestra capacidad de ser nosotros mismos y de valorar nuestras emociones.
Es probable que estemos tan acostumbrados a vivir con un dolor latente, que no querríamos escuchar, que quizás nuestro cerebro haya desconectado su capacidad de oír para evitar el sufrimiento.
Sin embargo, dentro de nosotros sabemos que esto es lo que nos impide caminar y disfrutar de lo que tenemos, privándonos de la oportunidad de asir con fuerza el presente.
Aunque digan que el pasado es un viejo amigo al que hay que saludar de lejos con un guiño, lo cierto es que hay que acogerlo y sanarlo para evitar “adaptarse” a vivir con él.
Limpiar nuestro pasado y desinfectar nuestras heridas
Lo que una vez nos hizo felices nunca desaparece. Todo lo que amamos profundamente se vuelve parte de nosotros.
Bernardo Stamateas
La pregunta del millón es: ¿Qué infecta las heridas de nuestra alma? El sacrificio, la ira, el miedo al abandono, el rencor, la soledad, las traiciones, la falta de apoyo, los malentendidos, la tristeza, los engaños, las ansias, la culpa los contagian.
De hecho, es fácil que la mayoría de los elementos de esta lista queden encerrados en la misma herida. Entonces, ¿qué se puede hacer para sanar definitivamente?
- Busca dentro de ti y localiza tus heridas. ¿Dónde está eso que te duele? ¿No te sientes cómodo hablando de algo o de alguien? ¿Algo te pone triste o enojado? ¿Cuánto tiempo? ¿Cuáles crees que pueden ser las causas?
- Hable con otros al respecto. Puede que no parezca fácil, pero además de lastimarnos, nuestras heridas tienden a limitarnos. No importa cuánto tiempo lo hayas mantenido oculto, deshazte de alguien en quien confíes. Tirar todo lo que hay dentro es un maravilloso remedio natural para el dolor.
- Limpia tus heridas y déjalas arder, significará que están sanando. Las heridas de nuestro pasado emocional están plagadas de emociones, sentimientos y pensamientos que al pudrirse nos hieren. Para ello debemos intentar sacarlos de lo más profundo de nosotros mismos, de lo contrario vivirán en nuestro detrimento inflamando las zonas afectadas hasta llegar a límites insospechados.
Limpia tus heridas llorando, expulsa tu dolor. Haz cualquier cosa, pero condena el sufrimiento y ciérralo para que no vuelva a entrar. Será entonces cuando comenzarás a recuperar tu identidad.
¡Lo dejó ir!
Si no trae felicidad a tu vida, DÉJALO IR
Si no te ilumina el camino y no te ayuda a construirlo, DÉJALO IR
Si se queda, pero no crece, DÉJALO IR
Si te da confianza y te impide esforzarte por mejorar, DÉJALO IR
Si no reconoce el valor de tu talento, DÉJALO IR
Si no acaricia tu ser, DÉJALO IR
Si no te empuja a tomar vuelo, DÉJALO IR
Si dice, pero no lo hace, DÉJALO IR
Si no hay lugar en tu vida para él/ella, DÉJALO IR
Si trata de cambiarte, DÉJALO IR
Si el "yo" te lo dicta, DÉJALO IR
Si hay más peleas de las que te encuentras, DÉJALO IR
Si simplemente no mejora tu vida, DÉJALO IR
SUELTA... caer será mucho menos doloroso que ser agarrado por algo que HA SIDO PERO YA NO ES