No hay nada malo con el cambio si va en la dirección correcta

No hay nada malo con el cambio si va en la dirección correcta

No hay nada malo con el cambio si va en la dirección correcta

Última actualización: 09 de febrero de 2017

Seguramente te habrá pasado en más de una ocasión pensar que has construido una zona de confort en la que lo tenías todo bajo control y de repente escuchar unas campanadas de alarma: pequeñas luces rojas que incitan al movimiento para no quedarte atrapado en ella. lugar demasiado largo. Esta es una forma de vida muy especial para poner a prueba nuestro equilibrio emocional ante el cambio..



Por supuesto, el cambio no espera a nadie, reside en nosotros y requiere reacciones constantes. Al principio, el cambio puede desencadenar cierto malestar al que nos cuesta adaptarnos con facilidad: no estamos acostumbrados a estas llamadas, aunque nos acompañen desde que nacimos.

No nos mojamos dos veces en el mismo río,

no entramos dos veces en el mismo cuerpo,

no nos abandonamos dos veces a la misma muerte.

Óscar Hahn

Como nada de lo que existe permanece en el tiempo indefinidamente, es importante saber que todo es transitorio: todo cambia, contrasta, se superpone o se transforma. Por lo tanto solo tenemos que fluir con el cambio y encontrar las herramientas que nos permitan estar preparados de la mejor manera posible para el cambio.

El cambio puede crear incomodidad

Quizás lo que más asusta del cambio es su carácter arbitrario e incierto, de hecho siempre contiene un fondo de incertidumbre. Es decir, no podemos saber de antemano cuánto durará, qué resultados tendrá o cuánta energía invertiremos para no perdernos.

El cambio también crea malestar porque la mayoría de las veces está fuera de nuestro alcance, no podemos evitarlo: no tenemos el privilegio de decidir permanecer siempre como estamos, aunque estemos bien. Hay más, hay decisiones que cambiarán nuestra vida, pero también habrá vidas que cambiarán nuestras decisiones sin que nos demos cuenta.



¿Por qué debemos tener miedo al cambio? Toda la vida es un cambio.

¿Por qué debemos temerlo?

George Herbert

En consecuencia, lo que podemos hacer es afrontar el cambio con ilusión y valentía, para asimilarlo de la mejor manera posible: sin olvidar que, en cualquier caso, no tiene nada de malo el cambio si nos lleva por el buen camino.

El cambio que nos hace felices

Reflexionando sobre lo que implica un cambio, me viene a la mente un intercambio de la caricatura El Rey León. En la primera parte de la conversación, el viejo Rafiki dice que el cambio es bueno, aunque no sea fácil y a veces requiera enfrentar un pasado doloroso.


Es cierto que hay momentos que nos influyen mucho y que son necesarios para hacernos madurar y hacernos más fuertes. Sin embargo, también hay momentos que nos hacen felices: es bueno arriesgarse para seguir adelante, buscar otras metas, reconocer los defectos y cambiar ciertos valores. El cambio puede ser bueno.

La dirección correcta siempre está delante de nosotros.

Te equivocas si miras hacia atrás y piensas que tu lugar es donde no estás ahora o donde ya no estás. Te confundes aunque hayas creado una nube en el futuro y no quieras bajar a forjar tu presente. Comete un error si no registras en tu mente que el mensaje está aquí y ahora, siempre mirando hacia adelante.


Si estás experimentando un cambio profundo (de esos que involucran todo el interior de una persona y más allá), recíbelo sin miedo. Enfréntate a las posibles salidas del laberinto en el que te encuentras y localiza un rincón en el que volver a sentirte seguro: tómalo como un reto y hazlo tuyo.

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