Última actualización: 18 de abril de 2016
Tener miedo es normal. Se debe a que el cerebro de todos los seres vivos, cuando está en peligro, reacciona instantáneamente para defenderse. Es decir, cuando se encuentra en peligro, automáticamente se activa un sistema de protección que tiene la función de repeler ataques o situaciones que puedan representar un desequilibrio.
Inhumanos, la forma de lidiar con el miedo es el resultado de la confluencia de mecanismos instintivos y de aprendizaje que hemos acumulado en diferentes situaciones. Por tanto, podemos decir que, cuando tenemos que hacer frente a una amenaza, se activa primero nuestro instinto de conservación, y luego también un proceso mental que hemos aprendido y que nos empuja a actuar de una forma u otra.
“El miedo es un pequeño cuarto oscuro donde se desarrollan las negatividades”.
-Michael Pritchard-
A pesar de ello, la forma de reaccionar ante el miedo varía de persona a persona. Hay quienes reaccionan de forma agresiva, mientras que otros se quedan paralizados y con la mente en blanco, intentando identificar (o no) una posible solución para afrontar el peligro al que se enfrentan.
También están aquellos que pueden mantener la cabeza fría y son capaces de pensar rápidamente para evadir o enfrentar la amenaza de la mejor manera.
El ser humano tiene una mente compleja y no siempre tiene miedo ante amenazas reales. En ocasiones, se trata simplemente de fantasías que surgen de algunas experiencias traumáticas y que quedan grabadas en la mente. Estos son los que dan lugar al miedo a algo que no existe, pero que aún así puede ser invasivo e incluso paralizante a nivel social.
El miedo es una fuerza que se puede transformar.
Hay una verdad universal: el miedo se supera enfrentándolo. Es muy fácil de decir y muy difícil de poner en práctica, pero es cierto. De hecho, el miedo es una emoción muy poderosa, por lo que poder transformarlo en una fuerza interior que nos ayude a seguir adelante es útil para convertirnos en personas más seguras y libres.
Cuando te enfrentes a una situación que te genere tensión y tengas un objetivo fijo de superarla, puede ser útil hacerte algunas preguntas: Porque te sientes asi ?; ¿qué recuerdos o sentimientos tenías en ese momento?; ¿cómo reaccionaste o en qué parte de tu cuerpo se esconde esa preocupación?
Las respuestas a estas preguntas te permitirán limitar el miedo y materializarlo, para que seas consciente de él y evitar que vuelva a ocurrir una situación similar. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer es entender por qué surge una inquietud. De esta forma, podrás identificar las causas y entender su función en la situación que estás viviendo.
Ser consciente de las causas te permitirá valorar si se trata de un miedo que pretende protegerte de un peligro real o si se trata de un desequilibrio imaginario en tu vida.
¿Qué hacer ante el miedo?
Para identificar la naturaleza del miedo que sientes, necesitas:
- Tómese un descanso y esté en un ambiente tranquilo donde pueda reflexionar sobre los miedos que siente. Solo trata de respirar profundamente y calmarte, porque así tus pensamientos fluirán mejor.
- En primer lugar, no te sientas culpable por sentir miedo y recuerda que es una reacción normal y que lo puedas ganar poco a poco.
- Confiar en ti mismo. Recuerda que en ese miedo también hay una lección que aprender sobre ti mismo y que puedes convertirlo en una excelente enseñanza.
No hay que ver el miedo como un enemigo, porque se adapta a cualquier situación. En realidad, se cometen grandes tonterías por miedo, pero también se realizan grandes obras. Aquellos que tienen miedo al fracaso a veces se esfuerzan un poco más. Aquellos que temen perder su libertad están dispuestos a correr riesgos terribles para conservarla.
El coraje está hecho de miedo. La diferencia entre un "cobarde" y un "valiente" es una simple decisión. Si una persona es valiente no significa que no tenga miedo, sino simplemente que ha decidido transformar ese sentimiento en lugar de huir.
Esto no es de ninguna manera un proceso fácil. Se logra como se logran todas las grandes metas de la vida: con perseverancia, paciencia y dando un pequeño paso a la vez. El único elemento determinante, cuando se trata del miedo, es que haya una auténtica decisión de querer superarlo.. No hay otra manera de hacer esto que diseñando una estrategia con la que te sientas cómodo para mirar el miedo a los ojos.
Aprendiendo del miedo
Combatir el miedo sin entender de dónde viene y de manera irracional, seguramente te permitirá manejarlo de manera inmediata y ligera, pero no podrás combatirlo de raíz, lo que significa que puede resurgir en cualquier momento. Hay que reflexionar sobre el miedo, de nada sirve dejarse llevar por instintos temerarios sin ser consciente de lo que está haciendo.
Como solemos escuchar, "el miedo es una acción y el coraje es una reacción". Recuerda esto cuando te sientas petrificado, inmóvil o sin ganas de llevar a cabo tus planes. Sin embargo, a la inversa, es posible que te arrepientas de haber escuchado al miedo y no a tus verdaderos sueños y deseos.
No olvides que el miedo se manifiesta tanto física como mentalmente. Desde un punto de vista físico, se puede vencer gracias a una gestión eficaz de la respiración en tiempos de crisis. Es una estrategia para sentir mejor tu cuerpo e identificar los cambios que se están produciendo en el cuerpo, para poder controlarlos posteriormente.
Sin embargo, todo esto no es suficiente. Tienes que hablar sobre el miedo y compartir tus sentimientos con los demás, escribirlos o simplemente mirarte al espejo y hablar contigo mismo sobre lo que está pasando. Estas son las herramientas para encontrar el equilibrio necesario, porque el miedo no se puede vencer escondiéndose de él. Por eso, no la temáis, sino transformadla.