Última actualización: 27 de enero de 2016
Cada persona es una constelación de maravillosas virtudes, de virtudes menos evidentes y de numerosos defectos; nadie puede escapar de esta verdad. Todos tenemos un genio y un santo dentro, pero también un tirano y un tonto. Nadie pasa por este mundo sin cometer errores o hacer algo de lo que se avergüence.
Sin embargo, hay personas que actúan como si esto no fuera cierto. No se sabe por qué, pero hay individuos que se convierten en jueces implacables hacia los demás y no está claro en base a qué han asumido este derecho. Son capaces de crear una lista detallada de los defectos de los demás.
Incluso llegan a determinar qué acciones debe tomar para corregir sus errores o señalar el camino que debe seguir para remediar sus deficiencias. No solo eso: también se permiten ser intolerantes con tus defectos o tus errores.
“Toda nuestra crítica es el arte de reprochar a los demás por no tener las cualidades que creemos tener”
(Julio Fox)
Cuando las críticas son constantes y despiadadas, lo más probable es que no se trate de una evaluación sólida de tus errores, sino de un mecanismo de defensa llamado “proyección”. En otras palabras, las personas que te critican de esta manera te ven como un espejo: critican lo que les disgusta de ellos mismos.
Lo que critican de ti
Así como todos somos parcialmente admirables, también somos parcialmente objetables. Si busca defectos morales en San Francisco de Asís, seguramente los encontrará. Si pregunta si Albert Einstein alguna vez dijo tonterías, seguramente verificará que él también lo hizo.
Y he aquí el quid de la cuestión: cada uno ELIGE qué ver y qué no ver en los demás. En general, esta elección está relacionada con la forma en que la persona que se evalúa se percibe a sí misma; es decir, si nota y aprecia su lado positivo, también verá el bien en los demás, de lo contrario no lo hará.
Sin embargo, hay ocasiones en que el crítico no se contenta con ver las faltas de los demás en todas partes, sino que elige a una persona o grupo en particular a quien dar a conocer sus juicios mordaces. ¿Porque?
Lo que no les gusta de sí mismos
La proyección funciona así: una persona construye una opinión sobre sí misma, que muchas veces no es muy imparcial y objetiva. Puede haber algunos rasgos de tu carácter que encuentres inaceptables..
Por ejemplo, podría ser un individuo que, en la práctica, es profundamente egoísta, pero que, de palabra, se proclama a favor de la solidaridad. Asi que, construye argumentos falsos para justificar sus comportamientos egoístas. Es de los que dicen "Me preocupa mucho tu soledad, pero no tengo tiempo para ir a visitarte".
A las personas así les gustaría verse a sí mismas como personas generosas, pero su egoísmo se lo impide. En realidad, no son conscientes de que sólo les importan sus propios intereses y son incapaces de hacer pequeñas concesiones a los demás. Realmente creen que sus pretextos representan razones válidas para actuar como lo hacen.
El problema es que cuando notan una conducta egoísta en los demás, levantan la voz para denunciarlo y protestar. Están indignados y gritan a los cuatro vientos su rechazo a estas conductas; encuentran inconcebible que alguien actúe de esta manera.
Si les pides aclaraciones, te dicen que sus razones para ser egoístas están totalmente fundadas: “No es que yo quiera ser así, es que las circunstancias me obligan”. Los motivos de los demás, en cambio, son siempre y sólo excusas.
¿Qué sucede realmente?
En realidad lo que pasa es que los errores de los demás inconscientemente le recuerdan los suyos propios. No toleran en los demás lo que no toleran en sí mismos; en otras palabras, proyectan sus defectos en los demás, para no infligir la herida narcisista de verlos en sí mismos.
Por sí misma, la crítica casi siempre implica proyección.. Es típico que critiques a los demás por tener rasgos que te pertenecen, pero que no te gustan. No lo haces a propósito, simplemente no eres consciente de ello.
Es bueno que prestes atención a las cosas que no soportas en los demás. Si miras con atención, te darás cuenta de que esta intolerancia te preocupa más que a los demás.
De igual forma, cuando te critiquen, no debes “beberte” todo lo que te digan: te aconsejamos que pienses por qué esa persona ha optado por ver ese aspecto tan negativo en ti. Es muy probable que llegues a la conclusión de que su crítica, de hecho, se refiere a un punto doloroso de su ser, y no a su comportamiento.
Imágenes cortesía de Christian Schloe
