Última actualización: 28 de mayo de 2016
No se puede aspirar a emprender el camino de la felicidad si no se aprende a afrontar y superar las piedras que se encuentran en el camino. Los obstáculos siempre están en medio de la trayectoria y una y otra vez nos topamos con ellos, incluso cuando buscamos una vía de escape girando hacia el lado opuesto.
Todo esto sucede porque nos obsesiona la idea de volver atrás; en vez de elegir un nuevo camino y continuar, nuestros pies quedan anclados al camino que en el pasado nos hizo sufrir. Sin embargo, elegir seguir adelante suele ser difícil, ya que incluso la lluvia más ligera deja una marca.
Mirar hacia atrás para no repetir
Hacer que el pasado se convierta en un simple reflejo de algo que ya no somos implica mucho esfuerzo. Es más que agotador detenerse a reflexionar y comprender que no es posible mirar el pasado con los ojos de hoy. El mundo sigue y nosotros debemos seguir con él.
No le tenía miedo a las dificultades: más bien le asustaba la obligación de tener que elegir un camino. Elegir un camino significaba abandonar a los demás.
-Paulo Coelho-
En un nivel teórico, es fácil decirles a los demás que solo tienes que olvidar y seguir adelante. Pero repetirse estas mismas palabras a uno mismo es mucho más difícil. Porque somos nosotros los que experimentamos en primera persona lo que significa dejar en el cajón los recuerdos de lo que aún arde.
Lo mejor que podemos hacer cuando los obstáculos habituales reaparecen en nuestro camino es dejar los recuerdos en la memoria. para no duplicarlos ni triplicarlos. De esta forma, lo que nos ha hecho daño no se repite y, si sucede, somos capaces de salir de ese círculo doloroso.
“Al andar trazas el camino
y mirando hacia atrás
ves el camino que nunca
tienes que volver a la piedra caliza"
-Antonio Machado-
La decisión es tuya
Lo único cierto es que la decisión de cambiar de rumbo está en nuestras manos, aunque pueda parecer un verdadero desafío. Nadie puede decidir por nosotros. Solo después de grandes sacrificios podemos sentirnos libres y completos: surgirán nuevos comienzos para nosotros y estaremos listos para dedicarnos a ellos.
Por supuesto, quien está preparado para el cambio ya está a mitad de camino, pero llegará el día en que cambiar de rumbo nos llevará directo a la meta: descubrir nuevas emociones, y cuando nos equivoquemos, volverán a nosotros cada vez que tengamos superar esos obstáculos.
Lo que quedará, finalmente, será una estela en el mar, la experiencia dejará de ser un obstáculo y pasará a formar parte de lo que somos. El nuevo camino será la prueba de que el bienestar emocional tiene un precio y que puede adoptar la forma de curvas pronunciadas o agujeros que hay que aprender a esquivar.
“Donde hay un árbol para plantar, lo plantan.
Cuando haya un error que corregir, corríjalo usted mismo.
Donde haya un esfuerzo que todos evitan, hazlo tuyo.
Sé el que evite la piedra del camino".
-Gabriela Mistral-