Última actualización: 02 de febrero de 2017
Perdonar es mucho más que decir “te perdono”, mucho más que retomar una relación perdida e, incluso, más que olvidar la acción que nos hirió en un momento preciso de nuestra vida. Cuando verdaderamente perdonamos a alguien, hacemos las paces con nuestro propio ego y nos encontramos en un estado de plenitud, calma y libertad, pues el rencor se ha ido para siempre.
Cuando hemos sido lastimados, física o emocionalmente, entramos en un estado de ira. La ira, aunque puede ser una emoción útil para defendernos de un peligro presente, carece de sentido cuando el peligro ya no existe.
La ira prolongada en el tiempo nos envenena poco a poco, nos llena de rencor, odio, deseo de venganza, todas emociones negativas que no nos sirven de nada. No borrarán el pasado y tampoco actuarán positivamente sobre el presente o el futuro.
perdonar racionalmente
Para liberarnos de emociones negativas como la ira, podemos usar el poder de nuestras ideas y pensamientos para tomar el control de nuestra mente y arrancarla de la esfera emocional. Pensar racionalmente significa no dejarse llevar por los impulsos, la imaginación, no exagerar ni dramatizar los hechos. y, sobre todo, abandonar el "debería".
Lo cierto es que cada uno es libre de actuar según su propio criterio y no dejarse guiar por el nuestro, nos guste o no.. Aceptar esta realidad y ser capaces de soportarla sin ser demasiado negativos, eventualmente nos permitirá perdonar a quienes nos han lastimado.
Tolerar, aceptar y saber que la vida no es perfecta, y mucho menos las personas; así que acepta el hecho de que hay situaciones, acciones, hechos que no serán de tu agrado y que incluso irán en tu contra. Es parte de la vida y si lo vemos y lo sentimos así, no nos hará daño. No es agradable que no todo sea como nos gustaría, pero no es el fin del mundo.