Última actualización: 10 2017 noviembre
La mayoría de nosotros hemos sufrido al menos una vez una decepción amorosa o una traición por parte de un amigo o familiar. Después de esto, nos resultó difícil volver a confiar en la persona en cuestión. La confianza en sí misma no es tarea fácil, pero si se produce pisantrofobia, se convierte en una auténtica quimera.
La confianza no es gratis y se desintegra lentamente cuando buscamos puntos intermedios: confías o no confías. Es el resultado de meses y años de relaciones y experiencias compartidas. Sabemos que tenemos que esperar mucho tiempo para conseguirlo, pero muy poco para perderlo. Pero también se dice que la esperanza es lo último en morir y que el tiempo lo cura (casi) todo.
¿Qué es la pisantrofobia?
La persona que padece pisantrofobia intenta un miedo irracional de establecer una relación íntima y personal con otro individuo. Las experiencias traumáticas o dañinas anteriores la han marcado hasta el punto de que el miedo vence al deseo de confiar en otras personas.
Quienes experimentan esta fobia comienzan a prever que todos, tarde o temprano, los decepcionarán o traicionarán. Se convierte en una persona sumamente descorazonada, que teme que se repita la situación que le causó sufrimiento en el pasado; por eso, no permite que exista la menor posibilidad de revivirla.
“¿Por qué siempre me pasa a mí?”, “Nunca seré feliz”, “Estaré solo para siempre”. Estas son algunas de las frases que se repiten estas personas como diagnóstico de una situación que les genera una fuerte impotencia: querer, pero no poder. Junto a la desconfianza, por tanto, también experimentan desilusión, frustración, tristeza, ira, culpa o vergüenza generalizada.
Conductos desarrollados por los pisantrofóbicos.
Nadie quiere sufrir, pero si perdemos la confianza, perdemos la base esencial de cualquier relación interpersonal. Las consecuencias de la pisantrofobia no se limitan únicamente al plano afectivo, sino que se trasladan al resto de ámbitos de la vida: laboral, familiar, de pareja o sociocultural.
Sus autosugestiones llevan a la persona a realizar conductas antisociales y de aislamiento que perjudican todos estos contextos. Algunas de estas conductas son:
- Evitar realizar actividades que impliquen contacto interpersonal íntimo. La introversión es el resultado del miedo a la crítica, de un miedo extremo a ser juzgado, rechazado o traicionado.
- No asistas a eventos o reuniones en las que tengas que reencontrarte con extraños y en los que no estés seguro de que te gusten los demás.
- No corra ningún riesgo que pueda poner en peligro emocionalmente. La persona es muy reacia a comprometerse sentimentalmente con los demás. Tiene miedo de abrirse. Por ello, suele ser considerada una persona solitaria, introvertida, reservada y hermética.
- Evita mantener relaciones íntimas por miedo a volver a decepcionarte. No quieres encontrar otra pareja por miedo a volver a sufrir.
Todas estas repercusiones aumentan en intensidad según el grado de implicación del pisantrofóbico con la otra persona.
La falta de confianza también es personal
spesso las dificultades para confiar en los demás parten de la falta de confianza en uno mismo. Esta falta de confianza perjudica directamente la intuición, o el sexto sentido, que nos dice si podemos confiar en una persona o no.
Las personas pisantrofóbicas no carecen de tal intuición, pero no confían en su juicio. Por otro lado, las personas que no tienen esta fobia saben bien que la intuición a veces falla, pero esto no les genera un pánico extremo que les convenza de que no pueden hacerlo, por lo que confían en su propio criterio ante la falta de un uno mejor. .
Esta falta de confianza en la propia intuición suele reducir también la confianza en otras habilidades, como defenderse en caso de agresión. Pensando que eres aún más indefenso, te desanimarás cada vez más. De esta forma, el círculo se cierra y la fobia es cada vez más limitante.
Construir un vínculo afectivo en un contexto así se convierte en una tarea muy difícil, a la par de querer escalar una montaña muy alta sufriendo de vértigo. El miedo a caer aumenta con cada paso hasta superar, en tamaño e intensidad, el deseo de seguir adelante. Por eso, muchas personas con pisantrofobia terminan sus relaciones de manera abrupta: sus fuerzas no son suficientes para seguir escalando, profundizar la relación y hacer desaparecer el vértigo.
Terapia: la mejor opción
La confianza no vuelve de la noche a la mañana, ni en uno mismo ni en los demás. Para superar la pisantrofobia, por tanto, es importante pedir ayuda. El psicólogo puede ayudarnos a superar el evento que nos ha lastimado emocionalmente. Al atacar la causa, existe una buena posibilidad de resolver el problema también.
- Pasar por un proceso de duelo adecuado es vital para poder volver a confiar. Para hacer esto, debes aceptar el dolor que sientes y no huir de tus sentimientos. Ni siquiera vale la pena minimizar el problema o mirar para otro lado.
- Requiere tiempo y descanso. Las emociones necesitan estabilizarse, por lo que no es una buena idea comenzar una nueva relación. Además de estar apurado, lo más probable es que aún no esté listo para confiar y el trauma pasado puede resucitar.
- Afrontamiento de situaciones cotidianas que requieren confianza en los demás. Por ejemplo, delegar en la pareja algunos quehaceres que nos permitan aumentar gradualmente la confianza en él, realizar algunas actividades juntos o naturalizar el trastorno.
Volver a confiar en los demás, además de ser un auténtico reto, es una necesidad vital. La confianza que depositamos en los seres queridos trae múltiples beneficios. Entre ellos, aumenta la felicidad y la confianza en uno mismo, condiciones que nos permiten afrontar mejor los problemas y reducir el estrés. Definitivamente vale la pena intentarlo.