Última actualización: 11 de enero de 2016
¿Alguna vez te has detenido a pensar por qué el amor es tan importante? A lo largo de nuestra vida experimentamos muchos otros sentimientos, como el afecto, la emoción, el miedo o la ira. Y sin embargo, el amor es el sentimiento que une tantas emociones que se convierte en el sentimiento vital.
La verdad es que, si lo piensas bien, la mayoría de las emociones humanas se incorporan al amor. Puedes sentir miedo cuando ves una película de terror, pero también sientes miedo cuando sientes que no eres amado o amada por una persona. El amor impregna todas las demás emociones con su color, de una forma u otra.
El amor debe ser el pilar de nuestras vidas. desde el día en que somos traídos al mundo hasta el día en que lo saludamos en nuestro lecho de muerte.
El amor lo abarca todo.
Podríamos decir que el amor lo abarca todo. Es un sentimiento enorme, imposible de medir, que nos permite experimentar muchas emociones diferentes hasta convertirlas en un carrusel en el que todo se confunde, y que da ritmo a nuestra vida.. Podemos decir que el amor engloba una gran cantidad de emociones, porque nos hace sentir los más diversos sentimientos:
- Ira cuando no somos correspondidos o la persona que amamos prefiere a otra persona.
- Afecto hacia un hijo o nuestra pareja, por ejemplo.
- Frustración cuando la persona que amamos no nos comprende.
- Solidaridad, porque hemos establecido una relación de amistad verdaderamente profunda y amorosa.
Como puedes ver, el amor incluye una gran cantidad de emociones, tanto positivas como negativas. Para cada uno de los que nos hacen sufrir, existe un opuesto que nos permite experimentar un gran placer íntimo y personal. ¡Piénsalo y date la oportunidad de descubrir estas emociones!
El amor da sentido a nuestra vida.
El amor da sentido a nuestra vida, desde el momento en que venimos al mundo. Todos los niños experimentan sus emociones con gran intensidad, pero ninguna es comparable al amor. En particular al amor de sus madres, que son la brújula de su existencia. Todo parece tener su principio y su fin en las personas que los educan, protegen, nutren, cuidan, educan y finalmente aman.
Poco a poco los niños crecen y descubren el amor por el prójimo. Comienzan a conocer a su familia, amigos y compañeros de clase. A partir de ese momento comienzan a tejer relaciones personales que darán sentido a su vida, y que serán la base de un futuro armónico y amoroso.
Luego vienen los grandes amores de la juventud. Un sentimiento tan fuerte y profundo que hace sentir a muchos jóvenes que su vida no tendrá sentido si no la pueden compartir con su ser querido., y que sería mejor morir que vivir sin ese amor.
Con el paso de los años, los amores se estabilizan. Las relaciones de amistad, pareja y familia se relajan y se convierten en nuestros compañeros de viaje en un mundo caótico y muchas veces sin sentido. Sin embargo, la solidaridad de las personas que tenemos a nuestro lado hace que todo valga la pena.
Terminamos nuestra vida con amores crepusculares. Todo se vuelve más tranquilo a la sombra de las experiencias que hemos vivido y de las heridas que hemos sufrido a lo largo de los años. Sin embargo, la intensidad de los sentimientos y las emociones no se ve afectada.
El amor mueve nuestra vida
Es pues evidente que es el amor lo que mueve la vida de las personas. Y alejarse de ella por una mala experiencia es un terrible error, que te puede costar muy caro muchos años y arruinar tu vida.
Nunca le des la espalda al amor. Permita que fluya a todos los rincones de su cuerpo. Deja que te llene de vida. Deja que te haga vibrar, sufrir, sentir, disfrutar… Deja que fluya, porque es la única emoción que da sentido a nuestra vida.
Vive cada día como si fuera el último y ama con todas tus fuerzas, porque solo así podrás ser feliz y dar sentido a todo lo que te rodea.
Recuerda que siempre habrá alguien que te quiera, te corresponda, te espere... Una persona que tenga la misma necesidad de amar que tú y que sepa que hasta que no llegues no se sentirá plena, completa y realizada.
Imagen cortesía de Alessandra Cimatoribus