¿Por qué no es recomendable reprimir las emociones?

¿Por qué no es recomendable reprimir las emociones?

¿Por qué no es recomendable reprimir las emociones?

Última actualización: 09 de febrero de 2015

En el camino de la superación personal, a veces nos enfrentamos a un objetivo falso: queremos ejercer un control total sobre nuestras emociones. Leemos que es recomendable estar siempre feliz, y tratamos de sentirnos bien en todo momento. Sentimos que debemos controlar nuestro mal humor y que reprimir la ira o los sentimientos negativos es el mejor camino a seguir.



Sin embargo, esto es un error. Las emociones se sienten durante un período específico de tiempo. Siempre sé felici es antinatural, como dormir todo el día o estornudar todo el tiempo. Hay personas que intentan anular sus sentimientos negativos a través de la comida chatarra, las drogas, la televisión, el tabaco o el exceso de trabajo. Si bien puede funcionar, solo será una solución temporal: las emociones negativas siguen ahí, aunque estén ocultas.

Hay otro detalle importante que debemos tener en cuenta: nuestros genes siempre nos piden que resolvamos algo. El instinto de supervivencia de nuestros antepasados ​​es tan primario que aún hoy sentimos sus propias necesidades, nos alimentamos de la necesidad de control e incluso intentamos controlar nuestros sentimientos.

Cual es el problema

Intenta mover un objeto con el poder del pensamiento. ¿Puedes hacerlo? Aunque te concentres por completo, la voluntad de moverlo no será suficiente para hacerlo. ¿Para qué es este ejemplo? Para hacerte entender que tus pensamientos afectan la realidad solo cuando realizas una acción, no un sentimiento. Por mucho que ames mucho a una persona, la relación no continuará a menos que hagas algo para demostrarlo con hechos.

Los seres invisibles no pueden dañarnos físicamente.

Una forma útil de entender esto es imaginar las emociones como seres invisibles que nos rodean continuamente en la vida, pero que no pueden dañarnos. Es bueno comprender y estar convencidos de que, incluso si las emociones están ahí, en realidad no pueden destruirnos. reprimir emociones o no querer verlos significa no aceptarnos como somos, negar una parte de nosotros mismos. Es mucho más sano escucharlos, reconocerlos y observarlos, asegurándonos de que no lleguen a dañarnos físicamente. Una vez que entendemos esto, podemos hacer que cualquier emoción se vuelva a nuestro favor, no en nuestra contra.



Por ejemplo, la tristeza o el enfado no son necesariamente negativos, si pueden ayudarnos a mejorar nuestra creatividad o la realización de nuestras actividades. Dejemos que esos "seres invisibles", las emociones, nos inspiren en lo que hacemos. El miedo, por ejemplo, puede entrenar nuestra mente para predecir eventos futuros y tomar más precauciones en una actividad que consideramos peligrosa.

Grandes obras de arte se crearon gracias a una situación de catarsis emocional. La música, por ejemplo, requiere un sentimiento para desarrollarse. Las obras literarias también requieren que el escritor sienta empatía emocional para comprender a sus personajes. Los artistas conocen sus emociones y las explotan de forma positiva, dando vida a sus creaciones.

El secreto de las emociones.

En resumen, controlar demasiado las emociones o reprimirlas es un grave error en el camino del desarrollo personal. Debemos evitar sofocarlos y entender que son transitorios. Hay que dejarlos fluir y vivir con ellos de forma positiva.


Debemos permitirnos percibir nuestra humanidad, incluidas las emociones, como lo hicieron los griegos, que entendieron la complejidad del hombre, con las facetas de sus emociones.

Conocerte a ti mismo es la clave de este proceso. Si sabemos cómo reaccionaremos ante determinadas situaciones, seremos capaces de anticiparnos al sentimiento y vivirlo mejor. Algunas emociones como la felicidad, la alegría y el entusiasmo no nos molestan porque nos dejan un sentimiento agradable, pero incluso las desagradables son parte de la vida y no es saludable encubrirlas o negarlas.

La satisfacción, por ejemplo, no se puede obtener tan fácilmente, porque requiere un esfuerzo constante y seguramente nos obligará a pasar primero por la frustración, la ira o la tristeza. Pero cuando alcances tu objetivo, la satisfacción durará mucho tiempo y te agradeceremos haber experimentado también emociones negativas para conseguirlo.


Imagen cortesía de Gabriele Negri

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