Última actualización: 18 de marzo de 2016
Es una situación más frecuente de lo que pensamos. Hay muchas personas que, por ejemplo, después de haber sufrido una pérdida personal, son incapaces de llorar, de descargar su dolor con lágrimas, como sería normal. El llanto forma parte del duelo y es parte fundamental para la superación de desgracias y traumas. Un alivio fisiológico con el que aliviar la tensión y el estrés.
Se suele decir que aquellos que no pueden llorar tienen algunos problemas para manejar sus emociones. Lo cierto es que no podemos establecer este principio como definitivo, es solo una parte de las muchas razones de este hecho tan común.
Esto no es un problema, sino parte del proceso, porque las lágrimas, o la liberación, llegarán tarde o temprano, quizás más tarde de lo habitual, pero sucederá. Y cuando sucede, nos sentimos mucho mejor.
La necesidad fisiológica de llorar
A veces puede haber algún problema físico. Sabemos que la necesidad de llorar es parte de la liberación emocional, además de ser una forma de catalizar el estrés y la tensión.
Sin embargo, hay personas que no pueden hacerlo debido a una enfermedad. Una enfermedad autoinmune. No reprimen sus sentimientos, absolutamente, es un problema fisiológico con base autoinmune.
Una enfermedad autoinmune en la que hay sequedad de los conductos lagrimales, lo que hace que sea casi imposible producir lágrimas. Una realidad conocida como "Síndrome de Sjögren".
Descartando la posibilidad de esta enfermedad, la mayoría de las personas ha vivido alguna vez esta situación, la de no poder llorar. Una realidad que puede darse como resultado de varios aspectos; Veámoslos juntos:
- Las lágrimas como parte de un proceso.
Hay que entender que no todas las personas son iguales ni manejan los problemas de la misma manera. Además, cada situación es única y reaccionamos de manera diferente. Podemos llorar con normalidad ante la pérdida de un ser querido, pero ser incapaces de estallar en llanto cuando, por ejemplo, nos deja nuestra pareja.
¿Cómo es esto posible? Todo depende de cómo se interprete el problema. Aceptamos la pérdida del familiar, sabemos que nunca más lo volveremos a ver, sentimos dolor y lo traducimos en lágrimas.
Sin embargo, ante el abandono o incluso la traición, es posible gestionar la experiencia de otra manera. Primero podemos sentir incomprensión, luego podemos alimentar la esperanza de que la persona regrese o se arrepienta. Más tarde, puede surgir la ira.
Etapas en las que las lágrimas aún no han aflorado porque aún no son necesarias. Sin embargo, en un momento posterior aparecerá el desánimo y la tristeza. Es en este momento que Viene el llanto y la necesidad de desahogarse. ¿Qué conclusión sacamos de esto? Que las lágrimas, la necesidad de llorar tiene un ciclo.
Si sentimos ansiedad e incertidumbre y aún no somos racionales ante la situación, es posible que las lágrimas no lleguen. Sin embargo, esto dependerá de la personalidad de cada individuo.. Las personalidades más sensibles utilizan el llanto como un mecanismo de alivio adecuado. Las personas con mayor necesidad de autocontrol o de analizar racionalmente todos los aspectos de la vida tardan más en llorar.
-Las lágrimas y su connotación social
¿Son las lágrimas un signo de debilidad, de fragilidad personal? De ninguna manera. Ya no somos débiles ni más vulnerables porque lloramos. A veces las lágrimas son tan necesarias como la respiración y son parte indispensable de cualquier duelo. Tenemos que llorar para sentirnos mejor.
A veces, sin embargo, nuestra educación, nuestro contexto personal y social puede enseñarnos que lo mejor es aceptar la situación en silencio. No muestres debilidad, muéstrate fuerte. Un error que a la larga puede causar graves problemas de salud. Heridas sin cicatrizar que pueden convertirse en lesiones internas.
Que no vale la pena. Las lágrimas y la necesidad de llorar son parte de nuestra personalidad, hay quienes mostrarán cierta facilidad para dejarlas fluir y otros simplemente lo encontrarán más difícil.
El llanto forma parte de un ciclo en el que el autorreconocimiento es fundamental, saber identificar las emociones que sentimos en nuestro interior, saber escucharnos. Tal vez las lágrimas no llegan cuando más las necesitamos y nos sentimos raros. Con todo lo que me está pasando, ¿cómo es que no puedo llorar?
No te preocupes, llegarán cuando deban. En el momento más inesperado, cuando te relajas, cuando eres más consciente de la situación y la aceptas.. Solo entonces las lágrimas te ofrecerán un verdadero alivio.
