Quiero que me acaricien el alma cualquiera puede tocar la piel

Quiero que me acaricien el alma cualquiera puede tocar la piel

Quiero que me acaricien el alma cualquiera puede tocar la piel

Última actualización: 29 de marzo de 2016

Acariciar el alma significa seducir con palabras para encender emociones inesperadas. El buen artesano del amor sincero sabe que no hay mayor atracción que la de dos mentes que encajan, se buscan y se descubren más allá de la piel y los sentidos, porque acariciar el alma significa renacer en el otro, pero sin dejando de ser uno mismo.



Si lo pensamos, son muy pocas las veces que experimentamos una unión mental real con otra persona hasta el punto de que, en la seducción, el aspecto físico deja de tener importancia y pasamos a disfrutar de una armonía hecha de sabores, placeres, saberes y complicidades que trazan momentos maravillosos e imposibles de olvidar.

Hasta que no vacíes tu alma de rencores, miedos e incertidumbres, no te sentirás lo suficientemente libre para permitir que otros la acaricien, que otras voces la envuelvan y le den el cuidado que se merece.

En la hermosa lengua indígena de México, el náhuatl, el concepto de acariciar el alma se expresa en una palabra que suena deliciosamente: “apapachar”. Por supuesto, es un arte excepcional, que todos debemos poner en práctica con nuestros seres queridos, porque así encontramos el respeto, el reconocimiento y ese amor que va más allá de la piel y los sentidos...

Hoy te invitamos a reflexionar sobre ello.

El amor no se encuentra en el corazón, el amor vive en nuestra mente y alma.

La acción de "apapachar", de acariciar el alma de otra persona, no viene del corazón. Si bien en la tradición la imagen del amor siempre está asociada a este órgano nuestro, en realidad está ubicado en nuestro cerebro, donde se desarrolla esa danza química, caótica y cautivadora que define muchas de nuestras sensaciones.



Incluso si sabemos que la pasión y el amor, en su versión más "eufórica", son manejados por una sutil combinación de neurotransmisores como la dopamina, la noradrenalina y la serotonina... ¿Qué sucede cuando lo que sentimos es ante todo una “unión mental”? ¿Esa atracción que va más allá de la piel y las sensaciones físicas?

El lado lógico del amor.

En las relaciones amorosas no todo es caótico. En la corteza de nuestro cerebro encontramos los procesos "más lógicos", eso es la percepción, la conciencia, el juicio, el razonamiento más equilibrado...

  • Nuestro "timón de control" se encuentra en esta parte más externa del cerebro, formada por redes neuronales muy complejas.
  • Aquí es donde tienen lugar esos procesos que, por ejemplo, nos ayudan a evaluar si alguien merece o no nuestro cariño y que también nos permiten disfrutar de ese vínculo mental donde, de repente, todo nuestro universo parece tener sentido. .

El sistema límbico y la magia de las emociones

Si la parte más externa de nuestro cerebro se ocupa de las tareas más lógicas o de la resolución de problemas, en sus zonas más profundas se esconde otra estructura tan mágica como especial: el sistema límbico.

  • Es en esta región del cerebro donde encontramos la recompensa de esa armonía, de esas conversaciones en las que nos deleitamos con la persona que amamos, de esos conocimientos que adquirimos, de esos descubrimientos, ese sentido del humor que nos regalan y que cariño que nos dan con palabras.
  • Por cada acción positiva, el sistema límbico nos ofrece esos neurotransmisores cargados de placer y bienestar, lo que da origen a la magia de la atracción..
  • La inteligencia es vista como algo duradero.. Esto quiere decir que cuando existe esa unión excepcional en la que las emociones armonizan con la sabiduría, con el sentido del humor, con los diálogos constantes y preciosos, la satisfacción que uno siente es mayor.
    • Quienes dicen sentir mayor atracción por lo que tienen “adentro”, que por lo que ven “afuera”, sobre todo, busca una conexión mental en la que el desafío, el descubrimiento y el placer en la forma de pensar del compañero lo satisfagan. y hazlo sentir especial, porque establecen un vínculo que va más allá del plano físico, más allá de la piel.

    Para concluir, la inteligencia puede ser un elemento muy seductor, sin duda, pero esto no garantiza una relación estable y feliz. Para acariciar el alma de un ser amado, toda mente brillante debe ir acompañada de la delicadeza de una sabiduría emocional..



    Porque amar a alguien con nobleza es también saber desnudar su alma con humildad y así encontrarse en los meandros más recónditos de esa persona, donde es posible conocerse mejor, donde uno puede “apapachar” y descubrirse, al mismo tiempo que construye su propio espacio en pareja. Una maravillosa aventura que siempre vale la pena vivir.

    Quiero palabras sinceras que me acaricien el alma, ojos nobles en los que reflejarme y un corazón fuerte por el que luchar y que, a su vez, quiera luchar por mí.

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