Un tema con matices interesantes y aspectos curiosos que pueden ser de gran ayuda en el día a día. Te invitamos a profundizar en los múltiples aspectos del silencio y el arte de callar.
Última actualización: 09 marzo, 2022
Dicen que el silencio es el arte que alimenta la sabiduría, por lo que en ocasiones no queda más remedio que utilizarlo para responder correctamente, para evitar conversaciones y acciones innecesarias. Respirar hondo y guardar silencio en determinados momentos es la mejor opción.
Los que trabajan en el campo psicoterapéutico veny a menudo notable progreso en el paciente que permanece en silencio. Puede parecer contradictorio, ya que la terapia se basa en un poderoso intercambio a través de la palabra. El medio, por tanto, es el diálogo que actúa como energía que confronta, profundiza, despierta y reconstruye.
"El silencio es un amigo que nunca traiciona"
-Confucio-
Sin embargo, permanecer en silencio por un momento y respirar profundamente suele ser un momento crucial. Es entonces cuando el paciente toma plena conciencia de sus emociones., se da cuenta de algo que hasta entonces no había percibido.
Este es el momento en el que está más concentrada que nunca y armoniza pensamientos y emociones; aquí deja de lado el pasado para centrarse auténticamente en el momento presente.
El silencio a veces actúa como un despertar de la conciencia, y esto es excepcional. No solo nos ayuda a gestionar mejor conversaciones o situaciones concretas, sino que también es un canal en el que podemos ponernos en contacto con nosotros mismos para dejar por un momento de “hacer” y simplemente de “ser”.
Estamos pues ante un tema con interesantes matices y aspectos curiosos que pueden ser de gran ayuda en el día a día. Te invitamos a profundizar en los múltiples aspectos del silencio y el arte de callar.
Respira hondo para contrarrestar el ruido mental que nos envuelve y nos devora
Vivimos en la cultura del ruido. No nos referimos, sin embargo, a los sonidos del entorno, el ruido persistente del tráfico, el zumbido perpetuo de las fábricas o el eco de las grandes ciudades que nunca duermen.
Vamos a hablar de ruido mental, ese estruendo de emociones en conflicto. Una cacofonía mental que no solo hace que dejemos de escuchar a los que tenemos delante, sino que muchas veces hace que dejemos de escucharnos a nosotros mismos.
Nos influye un tipo de comunicación en la que triunfa la voz entusiasta, la que grita y no deja pausas. Lo vemos en los políticos, en muchas de nuestras reuniones de negocios, donde los que callan son inmediatamente tildados de indecisos o faltos de carisma.
El ensayista y periodista George Michelsen Foy realizó un estudio para demostrar que en la cultura occidental la persona que guarda silencio antes de responder es vista con desconfianza o sospecha.
Las conversaciones a menudo se ensamblan a través de oraciones y palabras que no pasan por un filtro mental o emocional adecuado. Olvidamos que manejar el lenguaje y las palabras también es un aspecto de la inteligencia, y el silencio es a menudo un punto de paso obligado.
Detengámonos, al menos por un momento, a encontrarnos. Hay que detenerse a ver y sentir al otro ya uno mismo. No tiene nada de malo respirar hondo y permanecer en silencio durante una conversación.. Quizás lo que diremos después de esa ruptura sea la solución al problema o la estrategia para recuperar nuestra relación.
Callar puede ser el peor castigo
George Bernard Shaw dijo que "el silencio es la expresión más perfecta de desprecio". Por lo tanto, tenemos que tener mucho cuidado como lo usamos, cómo lo aplicamos según el contexto y los destinatarios.
Hemos dicho que el uso del silencio es una herramienta perfecta para gestionar las emociones, para centrarse en el aquí y ahora y poder emitir una respuesta o acción más adecuada.
"Quien no puede callar no puede hablar"
-me aventuro-
El silencio es una pausa. Guardar silencio es necesario, por ejemplo, al volver del trabajo. Respirar hondo y permanecer en silencio unos segundos puede quitarnos la presión y la ansiedad del ambiente laboral que no deberíamos estar proyectando en casa.
Sería bueno tener en cuenta que el silencio muchas veces puede actuar como un impedimento para la calidad de nuestras relaciones personales. Las palabras educan, sanan, ayudan a construir puentes, arraigarse y consolidar vínculos a través de un lenguaje positivo, empático y cercano.
Il el silencio no es un castigo positivo para ningún niño, ningún conflicto se resuelve privando al otro de la palabra o relegándolo a la soledad.
Tal reacción engendra ira. En estos casos, sin embargo, la comunicación es fundamental para cambiar comportamientos, reconocer errores y fomentar la mejora.
Conclusiones
Hacemos buen uso del silencio. Hagámoslo nuestro palacio de calma donde nos encontremos, armonizamos las emociones, calmamos la mente y encontramos en ella la mejor respuesta, la palabra más bella del momento.