Se amable y comprensivo contigo mismo

Se amable y comprensivo contigo mismo

Se amable y comprensivo contigo mismo

Última actualización: 27 de marzo de 2015

Se dice que somos nuestros peores jueces o que a menudo tratamos a los demás mejor que a nosotros mismos. A veces somos demasiado exigentes, no nos perdonamos los errores o nos cuesta querernos y decirnos cosas positivas.

Entonces es necesario aprender a amarnos, respetarnos y aceptarnos como lo hacemos con las personas que nos rodean.. Si empezamos por nosotros mismos, será más fácil comportarnos de la misma manera con los demás.



Algunos podrían decir que les cuesta mucho no quedarse sentados sin hacer nada o porque necesitan límites para seguir adelante. Esto esta bien. Lo que no es bueno es cuando nos culpamos constantemente por lo que hacemos mal o por lo que podemos mejorar. Podemos empezar por no ser tan rígidos, permitiéndonos equivocarnos de vez en cuando (lo que también nos servirá para aprender).

Nos mostramos a los demás como superhéroes fuertes, decididos, valientes y verdaderos. En realidad ocultamos el hecho de tener miedo, de tener dudas, de no ser felices.

Esta máscara o pantalla que usamos frente al mundo no nos ayuda, es más, cuando llega el momento de estar solos, nos volvemos aún más injustos y duros con nosotros mismos, no nos permitimos equivocarnos ni una sola vez.

¿Cómo empezar a ser amable?

Decir "me quiero" no es sinónimo de narcisismo, sino de aceptarte y quererte tal y como eres. Si bien esto parece ser lo más difícil del mundo, no tiene por qué serlo. Para ello, algunos consejos que te podrían ayudar son:

1. Acepta que puedes estar equivocado: nadie es perfecto y nadie nace maestro. Como todo el mundo, tú también cometes errores, porque eres humano. Relativiza tus errores, no hagas un océano de una sola gota, mira las cosas desde la perspectiva correcta.



Si hay algo en tu forma de hacer o de hablar que no te gusta, presta atención la próxima vez, analiza la situación y trata de ver cómo solucionarlo. ¿Qué pasaría si tu amigo o familiar cometiera el mismo error?? Convéncete de que el mundo no dejará de girar, no habrá apocalipsis porque te hayas equivocado o, mejor, porque hayas admitido que te has equivocado.

2. No ignores el dolor: ni siquiera la tristeza, el miedo, el sufrimiento, la desesperación, la depresión, es decir, todo lo malo que te puede pasar. Querer esconderse frente a los demás puede ser de ayuda en ciertas ocasiones, pero llega un momento en el que tendrás que lidiar con tus sentimientos y emociones.

Eres capaz de soportar que tu mejor amigo esté enfermo o que tu pareja esté teniendo un mal día, pero no decir "hoy estoy triste" o "hoy estoy deprimido" porque quieres quitar ese sentimiento a toda costa, ocultar sin resolverlo. Esta actitud solo empeora las cosas.

3. Trátate como lo harías con alguien a quien amas: imagina que estás en la cocina con tu hijo que quiere ayudarte a poner la mesa. Toma un vaso y cae al suelo, rompiéndose en mil pedazos. ¿Qué le dirías? Puedes regañarlo, pero si el bebé se corta y comienza a llorar, lo más probable es que lo consueles, le digas que lo hizo sin querer, que es un error que cualquiera puede cometer, etc.

¿Y qué si estuvieras tú en el lugar de tu hijo? Si rompiste el vaso y lo rompiste en mil pedazos? Seguramente tu primera reacción sería pensar que eres un inútil y que no puedes hacer nada bueno.



Compare las dos situaciones e imagine cómo se sentiría su hijo si le dijera las mismas cosas que se diría a sí mismo y piense cómo se sentiría si fuera comprensivo consigo mismo y con su hijo.

4. Tener un mal día no significa que la mala suerte nunca se vaya. Todos podemos pasar por momentos que nos gustaría olvidar, sufrimos, no hacemos nada bueno y parece que caminamos con una nube negra de lluvia sobre nuestras cabezas que no hace más que mojarnos.


Tienes la oportunidad de salir airoso de ella ganando la batalla contra la mala suerte, el destino o como quieras llamarlo. Siempre habrá cosas buenas para recordar incluso en los peores momentos. Todos los días, detente unos minutos a pensar en las cosas por las que estás agradecido… ¡te darás cuenta de que son muchas y todas hermosas!

No seas tu peor enemigo, conviértete en tu mejor aliado y compañero.

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