Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Cuando nos convertimos en nuestro peor enemigo, todo empieza a salir mal. Nuestros pensamientos son dardos envenenados y caemos en la autocrítica más despiadada y destructiva. Casi sin darnos cuenta construimos un muro que nos atrapa; comenzamos a implementar decenas de estrategias defensivas, en la creencia de que de esta manera nadie puede hacernos daño, pero limitando nuestra vida a lo imposible.
Antes de adentrarnos en el discurso de los enemigos internos, hagámonos una simple pregunta. ¿Cuándo fue la última vez que empeoramos las cosas para evitar o defendernos de una situación?
Así se comportan, por ejemplo, aquellos que temen ser heridos en sus sentimientos y deciden permanecer fríos y desapegados, perdiendo así oportunidades de las que se arrepentirán. O aquellos que se dejan guiar por la preocupación excesiva, por el gusano de la duda, por el miedo paralizante, sólo para descubrir que eso que tanto temían no era tan grave y hasta podía ser maravilloso, si se atrevieran.
Si estas situaciones te resultan familiares, sabes lo que significa "golpearte en el pie", vivir con tensiones que limitan tus pasos y favorecen los resultados negativos. Lo creas o no, el autosabotaje es una actitud muy común que debemos aprender a controlar.
"Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus pensamientos descontrolados"
-Buda-
Sé tu enemigo: cuando un ejército de feroces oponentes invade la mente
Marco empezó a trabajar en una nueva empresa.. Está entusiasmado con su puesto, pero al mismo tiempo se siente abrumado por la preocupación; teme no estar a la altura. Su ansiedad y su necesidad de parecer eficiente y productivo es tal que inmediatamente comenzó a trabajar horas extras y a ser muy competitivo. Se enfoca en sus objetivos casi con la fuerza de la desesperación.
Esta dinámica está provocando dos situaciones: la primera es una mala relación con los compañeros, la segunda es que la dirección ve en Marco a una persona incapaz de trabajar en equipo. Finalmente, se ha materializado su miedo a no dar a la empresa una buena imagen de sí mismo.
¿Cómo, entonces, llegamos a esta dinámica? ¿Qué procesos psicológicos nos arrastran a una deriva personal tan común? Lo crea o no, la mayoría de nosotros tenemos un pequeño batallón de feroz enemigos en la mente, a quienes a veces se les da demasiado poder. Los enemigos son los siguientes.
Cuando te conviertes en tu peor enemigo, un ejército de feroces adversarios invade tu mente y obstaculiza tu crecimiento personal.
Nuestros enemigos internos
- El primer enemigo interior capaz de transformarnos en nuestro peor enemigo es la duda. No nos referimos a esa duda ocasional que nos permite tomar decisiones deliberadas.. Hablamos de la duda continua que paraliza, la inútil y que nos lleva paulatinamente al inmovilismo ya una nula capacidad de reacción.
- preocupación excesiva. Esta es, quizás, nuestra verdadera "némesis", una sombra que muchas veces nos acecha, que nos castiga dándole a todo un matiz aterrador, llevándonos a formular, para cada evento o situación, un pronóstico negativo.
- Indecisión. ¿Quién no se ha sentido alguna vez indeciso? Este sentimiento es completamente normal si, con el tiempo, le sigue un acto de confianza, un gesto valiente que anula el miedo. Si, por el contrario, la indecisión es constante, nos encontramos en una realidad personal enfermiza.
- La necesidad de compararnos siempre con los demás.. Cualquiera que ya lo haya experimentado sabe lo inútil que es. Es casi como usar anteojos que nos muestran solo personas que tienen más éxito que nosotros, más hábiles, más atractivas, más competentes. ¿De qué sirve ver el mundo con esta perspectiva? Obviamente solo para humillarnos y destruir nuestra autoestima.
Deja de ser tu peor enemigo: cómo hacerlo
Convertirse en nuestros mejores aliados requiere un adecuado trabajo interior y debemos invocar una entidad muchas veces olvidada: el amor propio. Esta tarea, este delicado trabajo artesanal requiere la capacidad de operar en distintos ámbitos, en dimensiones precisas de nuestro crecimiento personal. Aquí hay algunos pensamientos:
Identificar la autocrítica innecesaria.
Imagina tener un sensor, un detector de pensamientos inútiles. Imagínate programarlo con este comando: bloquea todos los pensamientos que empiecen por “no puedes”, “no conseguirás nada”, “no es para ti”, “mejor déjalo así”, etc.
Entonces necesitamos refinar nuestro detector para que también bloquee los pensamientos distorsionados. como "si has fallado en el pasado, es probable que también falles ahora".
¿Qué imagen tenemos de nosotros mismos?
Piénsalo un momento e intenta ponerlo por escrito: defínete, describe la imagen que tienes de ti mismo.
Los errores o fracasos del pasado son humanos
El coraje no es alguien que evita cometer los mismos errores; valiente es quien aprende de ellos y se permite volver a intentar la misma empresa para obtener el resultado deseado. Tratemos pues de ver los fracasos como algo normal e incluso aceptable, como un medio que nos permitirá obtener más herramientas para afrontar el futuro.
Por último, si bien no menos importante, asumimos una actitud más íntima con nosotros mismos y sobre todo, más cariñosa. No tiene sentido hacernos daño, cerrar puertas y ventanas hasta que no haya luz ni aire. La vida está llena de posibilidades, pero debemos sentir que nos merecemos lo mejor. Elegimos la excelencia y alejamos nuestros miedos.