Soy fuerte porque he sido débil

Soy fuerte porque he sido débil

Soy fuerte porque he sido débil

Última actualización: 03 septiembre, 2015

Soy fuerte porque he sido débil, estoy en guardia porque he sido traicionado, río porque he estado triste y vivo hasta el día porque no hay nada seguro sobre el mañana.

Toqué fondo y toqué la dureza del suelo que pisaba, la vida me ha mordido fuerte, He sido, soy y seré una persona vulnerable, he tenido los pies cubiertos de llagas, he sentido que se me partía el corazón por la injusticia y la traición, he evitado menos golpes de los que he recibido.



Conozco tan de cerca el miedo y la desesperación que no me ha quedado más remedio que enfrentarlos. He evitado que el sufrimiento se lleve mi vida antes de tiempo, y sigo luchando por no sucumbir bajo el peso del desequilibrio emocional al que he sido sometido.

Pero de todo esto me levanté y me he levantado, así que ahora estás ante una persona fuerte, que ha tenido y tendrá momentos de debilidad. No huyo de ellos y estoy dispuesto a aceptar lo que me depara el futuro, sin reservas.

Me di cuenta de que los momentos en los que realmente aprendemos algo son aquellos en los que la vida se complica. No podemos ir a la primera página de nuestro libro y reescribirlo de nuevo, entonces lo importante es encontrar la manera de renacer y seguir escribiendo nuestra historia.

Las lágrimas que limpian el alma

Déjame ser débil y llorar hoy, mañana volveré a ser fuerte.

A veces necesitamos llorar y no sabemos por qué. Solemos reprimirnos por miedo al juicio de los demás o simplemente porque creemos que hacerlo nos debilita. Sin embargo, cuando lloramos, somos capaces de expresar lo que el corazón no puede soportar.



A veces las personas lloran, no porque sean débiles, sino porque han sido fuertes durante demasiado tiempo, y eso es agotador.. Aunque el llanto a veces puede calmar, siempre depende de la situación en la que nos encontremos y de nuestro estado de ánimo.

En general, en situaciones donde sentimos la necesidad de llorar es bueno hacerlo, pues de alguna manera todo esto nos ayudará a liberar la tensión acumulada por todos los problemas que la vida nos ha puesto al frente.

Aprendiendo de la adversidad

Empecé a sentir un gran deseo de volver a vivir cuando descubrí que el sentido de mi vida era el que quería atribuirle. - Paulo Coelho

La vida es como un camino lleno de flores, pero también de piedras. Nos esperan buenos y malos momentos, porque hacemos de ellos lo que queremos. Se trata de ser fuertes y aceptar el aprendizaje, superponerse a las tormentas y liberarnos del rencor y el dolor, esto es resiliencia.

Cuando nos golpean, algo empuja a nuestro interior a desarrollarse. Es un proceso que conocen bien las personas que han sufrido, porque es precisamente después de una caída que somos capaces de ver nuestros límites y nuestras capacidades de la forma más clara.

Esta es la diferencia entre la escuela y la vida. En la escuela primero aprendes una lección y luego haces un examen. En la vida, sin embargo, primero somos probados y luego aprendemos la lección.


Los malos momentos vienen solos, los buenos hay que salir a buscarlos

Nadie puede volver atrás y empezar de nuevo, pero cualquiera puede escribir un final diferente.

Todo en la vida es temporal, así que si las cosas te van bien, disfrútalas, porque no durarán para siempre. Y si van mal, no te preocupes, porque aun así acabarán. Los problemas y el sufrimiento son nuestro pan de cada día para este debemos estar abiertos a aprender la lección del dolor, porque es algo que no podemos evitar tanto como deseamos.


Se suele decir que una vez aprendida la lección el dolor desaparecerá, aunque quedarán cicatrices en nuestro cuerpo y alma. Esto no quiere decir que quienes han sufrido en la vida hayan superado el miedo o el dolor, sino que han aprendido que no es posible curar aquello que nos negamos a afrontar.

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