Última actualización: 16 de diciembre de 2015
“Nos hicieron creer que el verdadero amor solo se encuentra una vez, y en general antes de los treinta años. No nos dijeron que el amor no se activa y que no llega en un momento determinado.
Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad perfecta de una manzana, que la vida solo tiene sentido cuando podemos encontrar la otra mitad.. No nos dijeron que nacemos íntegros, que nadie en nuestra vida jamás merece llevar sobre sus hombros la responsabilidad de completar lo que nos falta: crecemos con nosotros mismos. Si estamos en buena compañía, simplemente es más agradable.
Nos hicieron creer en una fórmula llamada "dos en uno": dos personas que piensan igual, actúan igual, que solo esto podría funcionar. No nos dijeron que esto tiene un nombre: cancelación. Que sólo el ser individuos con personalidad propia nos permite tener una relación sana.
Nos hicieron creer que el matrimonio es un deber y que los deseos fuera de tiempo deben ser reprimidos.
Nos hicieron creer que las bellas y las delgadas son las más queridas. Nos hicieron creer que solo hay una fórmula para la felicidad, igual para todos, y aquellos que tratan de liberarse de ella están condenados a la marginación.
No nos han dicho que estas fórmulas no funcionan, frustran a la gente, alienan y que hay otras alternativas.
Ah, ni siquiera nos dijeron que nunca nadie nos dirá todo esto. Cada uno de nosotros lo descubrirá por sí mismo. Y así, cuando estás muy enamorado de ti mismo, puedes ser igual de feliz y puedes amar a alguien.
Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia y el odio se esparcen a la luz del sol".
(John Lennon)
El amor no se puede dejar para mañana
¿Cuántas veces hemos pensado que nuestro amor no fue compensado? ¿Cuántas veces hemos dado mucho más de lo que recibimos? ¿Cuántas veces hemos agotado nuestras fuerzas para ofrecernos totalmente? Probablemente hemos perdido la cuenta.
Es común no poder concebir el amor sin sacrificio, sin dolor y sin sumisión. Cometemos el error de comprometernos más en el amor al prójimo que a nosotros mismos. Creamos amores locos y nos enfadamos. En consecuencia, decimos adiós a la paciencia, al autoconocimiento ya la esperanza.
A menudo, esperamos milagros de una relación. Esperamos mucho tiempo por el amor; sin embargo, el amor no es de esperar, el amor NUNCA se debe dejar para mañana.
"Nunca hagas con amor lo que el niño hace con su globo: lo pierde jugando y luego llora".
Crecer significa aprender a decir adiós
Decir adiós de verdad requiere mucho esfuerzo, pero sobre todo, mucho dolor. A menudo, de hecho, nos abruma el miedo a gestionar un destacamento.
Cuando amamos, nunca debemos perder nuestra individualidad, ni cambiar nuestra forma de ver el mundo o de vivir. El amor no se alimenta de sumisión, sino de libertad.
Si se trata de preferir y no necesitar, de establecerte junto a tu pareja, de crecer junto a él. Tenemos que ser las personas que queremos, siempre íntegras y completas, sin necesidad de ser perfeccionadas por otra mitad.
Si esta actitud falla, es decir, si no hay dos personas distintas y únicas en la relación que disfruten de su vida individual y común, es mejor despedirse y soltar las riendas de algo que no se puede vivir.
“Si el amor fuera un árbol, las raíces serían tu amor propio. Cuanto más te ames a ti mismo, más frutos dará tu amor a los demás y más duradero será el sentimiento”
(Walter Río)
Enamórate de ti, luego de quien quieras
Debemos aprender a decir "me amo" antes de "te amo"; sólo así conoceremos realmente el amor. El amor no es un juego, ni una competencia: no se trata de ganar o perder, sino de crecer.
Es difícil priorizar nuestro bienestar personal sobre el de los demás. Sin embargo, esta es la única manera de no dejar huecos en nuestros corazones, de no sentirnos vacíos y desolados.
Enterrar las semillas del amor propio, tratarlas con cariño y proteger los frutos de la tormenta, nos permitirá nutrir nuestro amor por los demás de manera sana. Por eso, antes de pensar en amar a alguien, debemos entender si nos amamos lo suficiente; esta es la única forma de crear vínculos afectivos duraderos e imperturbables.