Última actualización: 10 septiembre, 2016
Tener amigos implica una risa asegurada, inesperada y explosiva, de esas que llaman la atención, que nos sonrojan las mejillas y nos hacen llorar, sanando de inmediato los molestos momentos de tristeza cotidiana de nuestro corazón.
La amistad tiene muchos efectos secundarios, pero uno de ellos, probablemente el más catártico, es sin duda el placer de reír en compañía. De hecho, es curioso descubrir que en la escala del placer emocional, la risa es mucho más saludable que una simple sonrisa, así como llorar siempre es mejor que contener las lágrimas.
Me gustan los amigos con los que comparto locuras, tazas de café y grandes risas. Me gustan porque llegaron por casualidad, casi sin saber cómo, y luego se convirtieron en mi verdadera familia.
En realidad, no hay dolor más agradable que el que sale de nuestro estómago gracias a la carcajada. Porque este sentimiento es reflejo de cohesión social y bienestar, como la amistad es también una forma de reciclar lágrimas y decepciones y hacer que la risa se erija como verdadera maestra de sabiduría.
Los ataques de risa endulzan la adversidad
La mayor diversión es la que surge de la adversidad y que nos complace compartir con personas que son significativas para nosotros. En el caso de las mujeres, la amistad es sin duda el mejor punto de apoyo cotidiano para propiciar una desahogo y una catarsis emocional.
De hecho, según un estudio publicado en la revista "Psychology Today", la amistad entre hombres es más instrumental y menos emocional y, aunque el vínculo pueda ser igualmente estrecho y significativo, no es posible llegar a ese tipo de complicidad, tan íntima e intuitiva en la que encontrar auténtico apoyo moral.
En momentos difíciles, es normal que dentro del grupo de amigos, casi de la nada, llegue un comentario inesperado que pueda crear esa chispa en un instante y hacer que el pensamiento vuele más allá de la tensión. En definitiva, alguien da un paso más, un salto a la ironía, al absurdo, para que en un segundo se cree el mejor mecanismo para sanar el alma, la auténtica píldora para el dolor cotidiano: la risa a carcajadas.
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La risa: alimento para el cerebro
La risa puede parecer una cosa trivial, en algunos momentos efímera, a veces caótica, explosiva o sin demasiado sentimiento. A pesar de ello, actúa como un auténtico "alimento" para nuestro cerebro. Siempre esconde algún significado y pocas veces una emoción logra tener un impacto emocional similar y una trascendencia social tan alta como la risa.
Greg Bryant, profesor de la Universidad de California (UCLA), realizó un curioso estudio en el que pudo demostrar que basta con escuchar el sonido de la risa entre dos personas durante unos segundos para saber si se trata de una pareja. socios, de amigos e identificar el grado de amistad. Este trabajo, realizado en diferentes países y culturas, ha demostrado a su vez algo que los antropólogos ya conocían.
La risa forma parte de nuestro desarrollo evolutivo y es también un mecanismo instintivo que fomenta la cooperación entre los seres humanos. Nuestro cerebro nos recuerda que las alianzas sociales son positivas, necesarias para sobrevivir. Como resultado, la risa actúa como una cura emocional prodigiosa.. Si somos capaces de entender su intensidad, su musicalidad y su cadencia, podremos incluso deducir en qué etapa ha llegado la relación.
De hecho, las carcajadas acompañadas de la íntima complicidad de dos miradas que se leen y sienten desde el fondo del corazón, constituyen la auténtica poción mágica a la base de las amistades más duraderas. Son esos lazos que nos levantan del suelo, ese azúcar que nos hace digerir la amargura del día y esa fórmula mágica para convencernos de que el mundo siempre tendrá sentido mientras haya personas excepcionales.
La risa, en consecuencia, nos ayuda a sobrevivir y nos une El uno al otro. Y el cerebro se regocija en esto, recompensándonos con endorfinas para ayudar a aliviar el estrés y aliviar el laberinto de nuestras tensiones y el abismo de nuestros miedos.
Como decíamos al principio, por tanto, las simples sonrisas no curan, como tampoco curan las lágrimas que retenemos u ocultamos. Lo que cura es el llanto, y lo que alegra el corazón es la risa más fuerte.
Para finalizar, y como curiosidad, os dejamos con un pequeño texto que Richard Wiseman, psicólogo británico e investigador del “Laughlab project” (el laboratorio de la risa), solía utilizar en sus ensayos para estimular el sentido del humor de sus participantes. . Mientras les leía estas líneas, recordó algo esencial que nunca debe olvidarse. El mejor momento para reír siempre es ahora.
“Sherlock Holmes y el Dr. Watson están de vacaciones en un campamento. Se retiran a la tienda y se duermen profundamente. Durante la noche, Holmes se despierta y sacude a su amigo.
- ¡Watson, mira hacia el cielo y dime lo que ves!
- Veo millones y millones de estrellas, Holmes.
- ¿Y qué opinas de ello? pregunta Holmes.
- Bueno, desde un punto de vista astronómico, esto me hace pensar que hay millones de galaxias en el cielo y, por lo tanto, potencialmente, miles de millones de planetas. Desde un punto de vista astrológico, veo que Saturno está en Leo. Desde un punto de vista horario, si miro la Luna, deduzco que son alrededor de las 3:15. Desde el punto de vista meteorológico, creo que mañana tendremos un hermoso día. Desde un punto de vista teológico, me hace entender que Dios es Poder Infinito y que nosotros somos solo una parte muy pequeña e insignificante del Universo. Pero ¿por qué me preguntas? ¿Qué te sugiere todo esto?”.
Holmes se queda en silencio por un momento y luego exclama: -¡Watson, eres un idiota! ¡Alguien robó nuestra tienda!".
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