Última actualización: 31 de diciembre de 2017
La muerte de un ser querido representa un momento muy difícil que todos hemos enfrentado o enfrentaremos tarde o temprano. Sin embargo, no todas las personas cuentan con los mismos recursos o herramientas para hacerle frente. A veces este proceso se vuelve crónico y se convierte en un problema grave. Por lo tanto, es necesario recurrir a la terapia de duelo.
Se estima que ocurre entre 10-20% del tiempo. Existir diferentes tecnicas, avalado por varios estudios, que pueden ayudarnos a superar este estado del que todos podemos convertirnos en "prisioneros". Entre ellos, hablaremos de la denuncia abordada. Pero antes que nada intentaremos distinguir entre un duelo normal y un duelo patológico, y lo haremos motivados por una pregunta: ¿hasta qué punto es normal este sufrimiento?
Duelo normal y duelo patológico
El duelo es una colección de reacciones físicas, emocionales y sociales que ocurren después de una pérdida significativa. En nuestro caso, la muerte de un ser querido. Los síntomas pueden variar en intensidad y duración, en algunos casos durante toda la vida. Inicialmente es siempre una reacción adaptativa.
El duelo, la tristeza y la ansiedad son los sentimientos más comunes, en este mismo orden, además del miedo a la soledad.. También pueden aparecer sentimientos de culpa y puede disminuir el interés por todo y por todos. Por lo general, estos síntomas desaparecen dentro de los seis meses a un año.
Cuando las reacciones emocionales son mucho más intensas, dificultan la continuación de la vida diaria y duran más de un año, podemos hablar de duelo patológico.. En estos casos también aparecen síntomas muy inusuales, como alucinaciones (visiones o voces del difunto) o pensamientos suicidas. Este proceso suele complicarse también con otras conductas como el aislamiento social, el autodescuido o el consumo de drogas. Es en este caso que es recomendable recurrir a la terapia de duelo para que un profesional pueda ser de ayuda.
Terapia de duelo: estrategias terapéuticas
Tanto las terapias individuales como las grupales se utilizan en el tratamiento del duelo patológico. También se ha observado que en algunos casos es muy eficaz utilizar ambos. La atención se centra en potenciar los recursos individuales de la persona, pero también en brindar el apoyo social necesario para terminar con su aislamiento.
En cualquier caso, el objetivo principal de la terapia de duelo no es olvidar al difunto, sino transformar el proceso para que la memoria del difunto no suponga un bloqueo. Los principales objetivos de esta terapia son los siguientes:
- Facilitar la expresión de sentimientos y vivencias en relación con el difunto. En muchos casos, la persona los guardaba en silencio y no convertía en palabras lo que sentía o pensaba, dificultando la superación de la muerte.
- Discutir las circunstancias que llevaron a la muerte.. A menudo, según el tipo de muerte que haya ocurrido (suicidio, ataque terrorista, etc.), el duelo se vuelve más doloroso. Hablar de ello facilitará la asimilación y la aceptación.
- Centrar la terapia en la resolución de problemas cotidianos y la readaptación a la vida diaria normal.. A través de pequeños pasos diarios, se logran grandes resultados.
- Proyectar al paciente hacia el futuro, haciendo que vuelva a integrar actividades gratificantes en su rutina. Esto le hará sentir que, a pesar de todo, todavía hay cosas que pueden hacerle sentir bien.
Lamento abordado como terapia de duelo
Esta terapia se utiliza con personas que están pasando por un duelo patológico con conductas de evitación, bloqueo emocional y reexperimentación en forma de pesadillas o pensamientos invasivos. En este sentido, el papel que la quejas atendidas. Se trata de exponer a la persona a los recuerdos del difunto, en particular a las experiencias compartidas.
Por ejemplo, solemos recurrir a la lectura de cartas o al visionado de un álbum de fotos.. De cualquier manera, se trata de romper la inhibición emocional disruptiva. El mecanismo básico que hace efectiva esta terapia es el debilitamiento de la respuesta emocional condicionada (tristeza) mediante la presentación repetida de estímulos que generan esa misma respuesta. En otras palabras, exponemos al paciente a repetir lo que le produce tristeza varias veces hasta que, tras la presentación frecuente, disminuye en intensidad.
Esta exposición repetida también se puede realizar con conductas que en un principio resultaban gratificantes, pero que ya no se realizan porque traen a la memoria a la persona fallecida. Por ejemplo, ir al cine, viajar, salir a comer, etc. En estos casos, la gratificación de la propia actividad también servirá como mecanismo básico de la terapia.
Indicadores de recuperación del duelo patológico
¿Cómo podemos saber que la terapia de duelo ha funcionado? ¿Qué comportamientos conducen a la recuperación del dolor patológico? A continuación se presenta una serie de indicadores o señales que nos permiten distinguir esta recuperación:
- La persona ha recuperado las constantes biológicas en relación con el apetito y el sueño.
Reaparece la expresión verbal de sentimientos y expresiones emocionales como sonrisas y abrazos.
- El sujeto ahora está involucrado en comportamientos gratificantes., retoma su vida social y participa en actividades de voluntariado para ayudar a los demás.
- La memoria del difunto ahora se absorbe como parte de la historia personal. sin causar emociones negativas excesivas. Se evocan experiencias positivas vividas con la persona que ya no está.
- Disfruta de la vida cotidiana y establece metas para el futuro..
En última instancia, el dolor es un proceso normal que requiere un procesamiento personal, no siempre fácil de llevar a cabo. En cualquier caso, conocer el duelo patológico y algunas de las soluciones terapéuticas puede ayúdanos a identificar y afrontar el último adiós, así como también puede impulsarnos a buscar ayuda profesional en caso de necesidad.