La ansiedad es uno de los problemas psicológicos más extendidos de nuestro tiempo, hasta el punto de que podrÃamos decir que vivimos en la era de la ansiedad. Por un lado, tenemos que cumplir con múltiples compromisos, estar conectados para responder de inmediato y cumplir expectativas sociales cada vez más altas que generan una enorme presión. Por otro lado, las condiciones en las que vivimos y nuestros lazos se han vuelto lÃquidos, alejándose cada vez más de la estabilidad y seguridad de otros tiempos.
La tensión por la actuación y la incertidumbre en la que vivimos forman constantemente un cóctel explosivo que provoca ansiedad. No es casualidad que 4 de cada 100 personas sufran un trastorno de ansiedad. Y si no intervenimos, el número seguirá aumentando.
3 pensamientos que caracterizan el perfil de la persona ansiosa
- Perspectiva
¿Dónde estás? ¿Dónde te gustarÃa estar? Cuanto mayor sea la distancia entre estas dos respuestas, mayor será la probabilidad de sufrir ansiedad. Cuanto menos satisfactoria sea su vida actual y cuanto más altas sean las expectativas que tenga, más ansiedad sufrirá.
El problema no son las metas ambiciosas, sino el hecho de que las percibimos como algo inalcanzable o que el esfuerzo y los sacrificios que requieren son tan grandes que generan tensión. Para evitar este problema, basta con fijarnos pequeñas metas que podamos gestionar mejor y que nos permitan alcanzar, paso a paso, la meta que nos hemos marcado.
La actitud que adoptamos también influye en la consecución de estos objetivos. Podemos trabajar para lograr grandes resultados pero aún asà estar satisfechos con nuestro presente. Si trabajamos con un ojo en una meta, pero nos sentimos agradecidos y satisfechos con nuestra vida diaria, la ansiedad desaparecerá.
- Presión
¿Por qué tanta gente se pone en una situación que les genera ansiedad? ¿Por qué están bajo presión? La respuesta varÃa de persona a persona, pero en muchos casos el punto de partida es el mismo: quieren cumplir expectativas que bordean lo irreal.
Estos estándares pueden provenir de la sociedad o de grupos más cercanos, como amigos y familiares. De hecho, la presión que ejerce la sociedad es una de las fuentes de ansiedad más comunes, ya que queremos respetar a toda costa lo que se espera de nosotros. Cuando no sabemos si seremos capaces de satisfacer las expectativas de los demás, se activan toda una serie de pensamientos ansiosos.
En otros casos es una presión interna ligada a nuestro sistema de valores, expectativas sobre nosotros mismos y nuestros objetivos. De hecho, el perfil de la persona ansiosa incluye el perfeccionismo, la tendencia a la autocrÃtica y la autodeterminación. Si eres una persona que se exige mucho a sà misma y tiene un alto nivel de autocrÃtica pero poca condescendencia consigo mismo, lo más probable es que acabes sucumbiendo a las presiones que te impongas, y esto genera ansiedad.
- Permiso
Muchas personas no se dan permiso para alejarse de la ansiedad, para paliar la situación que les genera malestar. Por lo tanto, quedan atrapados en un cÃrculo vicioso que continúa alimentando la ansiedad.
Este comportamiento demente, que a primera vista no tiene sentido, en realidad está muy extendido. Muchas personas, por ejemplo, equiparan tener una agenda completa y pasar de un compromiso a otro para convertirse en personas importantes. Por tanto, liberar espacio en la agenda implicarÃa un ataque a la imagen que tienen de sà mismos.
Otros se aferran a las preocupaciones porque creen que es lo que se debe hacer o piensan que las preocupaciones los convierten en mejores personas. No se dan cuenta de que preocuparse sin preocuparse es completamente inútil.
Entonces, para aliviar la ansiedad, también debes darte permiso para dejar ir o alejarte de todas esas preocupaciones o situaciones que te hacen sentir mal y afectan tu equilibrio mental.