"Ojo que no ve corazón que no duele", dice un viejo proverbio. Sin embargo, negar la evidencia y mirar para otro lado no suele ser la mejor estrategia, pero puede llevarnos a tomar malas decisiones de las que luego nos arrepentiremos.
Al respecto, el filósofo Ayn Rand dijo: "podemos evadir la realidad, pero no podemos evadir las consecuencias de evadir la realidad". Por eso, en lugar de ignorar los hechos y esperar a que la vida decida por nosotros, lo más inteligente es aprender a establecer una distancia psicológica.
¿Qué es la distancia psicológica?
No percibimos un evento de la misma manera cuando ocurre cerca de nosotros que cuando ocurre lejos. Cuando ocurren eventos muy cerca de nosotros, reaccionamos con un mayor nivel de excitación emocional porque percibimos que podemos involucrarnos directamente en la situación. Cuando suceden lejos, nos sentimos más tranquilos y el nivel de implicación emocional es menor.
Por tanto, la distancia psicológica es el espacio subjetivo que percibimos entre nosotros y las cosas, sucesos o personas. Es una experiencia egocéntrica de separación, en la que nos convertimos en el punto de referencia desde el cual vemos las cosas en perspectiva, como si fuéramos una tercera persona no involucrada en la situación o, por el contrario, nos involucramos de manera intelectual y emocional. nivel. La capacidad de regular la distancia psicológica es muy importante en la vida, como lo demuestra un estudio desarrollado en la Universidad de Michigan.
Estos psicólogos descubrieron que cuando tomamos distancia psicológica no solo es más probable que reconozcamos los límites de nuestro conocimiento, sino que también aceptamos la probabilidad de que el futuro cambie. En la práctica, la distancia psicológica nos permite ser más humildes y autoconscientes, a la vez que más flexibles y abiertos a la incertidumbre, características clave para convertirnos en personas sabias y equilibradas.
Los dos niveles del análisis de la distancia psicológica
Todos los eventos pueden ubicarse en una línea imaginaria con respecto a nosotros, en un extremo colocamos todo lo que está "absolutamente distante" y en el otro lo que está "absolutamente cerca". En base a esto, activamos un nivel de procesamiento que puede seguir dos caminos: bajo o alto. Ambos se activan de forma inconsciente, pero los aplicamos día tras día.
El camino alto
Cuando un evento está distante en el tiempo, en el espacio, difiere de nuestra esfera social o es muy poco probable que suceda, lo procesamos de una manera "alta". Es decir, trabajamos con una representación abstracta, simple, estructurada y descontextualizada, porque estar “distantes” nos impide acceder a una imagen más precisa o no nos empuja a profundizar en lo que está sucediendo.
Lo interesante es que cuando se activa la "ruta alta", solemos aplicar ese nivel de procesamiento a toda la información entrante relacionada con el evento. Es decir, aplicamos un esquema más impreciso y general a todo aquello que, de una forma u otra, se relacione con la situación que percibimos como lejana.
Los estudios que analizan las decisiones de las personas con respecto al ahorro para la jubilación sugieren que, aunque las personas saben que deberían ahorrar más para el futuro, gastan mucho y ahorran poco. Esto se debe a que la pensión se procesa en la vía "alta" ya que se percibe como algo muy lejano. Y todo lo relacionado con este tema se procesa de la misma manera, por lo que no creemos que sea necesario tomar acciones concretas aquí y ahora pero simplemente lo posponemos. Este es uno de los efectos de la distancia psicológica.
El camino bajo
Si los eventos están más cerca en el espacio y el tiempo, nos sentimos identificados con ellos o es probable que ocurran, activaremos el camino "bajo". Esto significa que construiremos representaciones lo más concretas posible, complejas, deconstruidas y descontextualizadas. Esto es exactamente lo que hacemos con toda la información importante de nuestra vida.
Cuando algo es relevante suele ser un hecho muy concreto, por lo que se extiende a muchas áreas de nuestra vida y solemos terminar con una idea bastante compleja pero desorganizada de lo que está sucediendo, porque estamos explorando diferentes opciones para intentar y encontrar una explicación satisfactoria.
Si una relación sale mal, estaremos tan involucrados emocionalmente en lo que suceda que lo procesaremos de acuerdo con el camino "bajo". Por tanto, nos resultará difícil tomar la distancia psicológica necesaria y reflexionar objetivamente sobre la situación que vivimos. Todos los eventos relacionados con esta relación abarrotarán nuestra mente generando caos y confusión, pero no podremos evaluarlos correctamente porque las emociones nos lo impiden.
¿Cómo ajustar los diferentes niveles de distancia psicológica?
La distancia psicológica se manifiesta en diferentes niveles, cada uno con un efecto concreto en nuestro comportamiento y emociones, un fenómeno estudiado por la Teoría del Nivel Construal. Estos niveles se pueden ajustar para adoptar una actitud más objetiva, analizar nuestros sesgos cognitivos y el nivel de implicación emocional en la situación. En la mayoría de los casos es necesario aumentar la distancia psicológica, pero otras veces es necesario reducirla para tener un análisis más concreto y sensible del problema.
- Distancia social. La distancia social es la que existe entre nosotros y los demás y se acorta cuando somos capaces de ponernos en el lugar del otro y ser empáticos. Al contrario, se estira cuando usamos un lenguaje más abstracto y despersonalizado, o cuando no nos mostramos receptivos a su discurso y no validamos sus emociones.
- Distancia de tiempo. La distancia temporal se mide en términos de pasado, presente y futuro. Se ha demostrado que cuando establecemos plazos más cortos, somos más productivos, estamos menos estresados y logramos mejores resultados. La estrategia psicológica para gestionar correctamente la distancia temporal es visualizar el futuro. Por ejemplo, si se siente ansioso por un proyecto que necesita realizar, imagine que ya lo ha terminado. Centrarse en los resultados inmediatos le ayudará a relajarse y a obtener mejores resultados.
- Distancia espacial. La distancia espacial es una de las más fáciles de manipular. Por ejemplo, se ha demostrado que cuando alejas un objeto de ti, tu interés en él disminuye, pero si te acercas, tu interés aumenta. Es un truco de dieta particularmente bueno, pero poner distancia entre usted y la persona con la que está discutiendo también le permitirá alejarse un poco del problema.
- Distancia experiencial. La distancia experiencial se mide por la brecha entre lo que imaginamos y esperamos y lo que finalmente experimentamos. Cuanto mayor es esta brecha, mayor es la frustración y la ira. Al contrario, cuanto menor sea, mayor será nuestra satisfacción. La mejor forma de manipular esta distancia es limitar nuestras expectativas. Estar dispuesto a vivir experiencias sin tener expectativas es la mejor forma de sacarle el máximo partido a la distancia experiencial.
Cada vez que ajustas un nivel, reduces o aumentas la distancia psicológica, para que puedas involucrarte más en la situación o, por el contrario, tener un punto de vista más objetivo. Dependiendo de la situación y las estrategias de afrontamiento, puedes jugar con las diferentes distancias para tomar las mejores decisiones en cualquier momento.