Uno de los pilares que inciden en nuestra conducta es la autoestima. La forma en que nos sentimos acerca de nuestra propia imagen afecta las metas que nos fijamos, las relaciones que elegimos y la intensidad de nuestras emociones.
Última actualización: 10 septiembre, 2019
La autoestima es la recompensa que recibimos tras un trabajo bien hecho; no es una lotería, que ganamos un día, sino que es fruto de una disposición personal. Cuando buscamos un resultado, primero debemos entender que debe lograrse siguiendo un proceso específico.
Uno de los pilares sobre los que se asienta la personalidad humana es la autoestima. Abraham Maslow sugirió en 2009 que todos deben recibir una recompensa en forma de estima y respeto: de sí mismos (también conocida como autoestima) y de los demás, como el estatus social, el reconocimiento o el éxito.
Cuando tenemos baja autoestima, nos sentimos inferiores, indefensos y deprimidos y no tenemos confianza en nuestra capacidad para hacer frente a las situaciones. Al mismo tiempo, perdemos tiempo y energía dirigiendo nuestra atención hacia la confrontación con los demás, y concentrando nuestros pensamientos y acciones en un intento de alcanzar el nivel de los demás.
Considerada como una actitud, la autoestima es la forma de percibir, pensar, sentir y comportarse con respecto a nosotros mismos. Está íntimamente relacionado con la forma nos confrontamos y evaluamos nuestra identidad.
Hablar del componente cognitivo de la autoestima es, en primer lugar, hacer una distinción entre lo que entendemos por autoestima y lo que entendemos por autoconcepto. El autoconcepto se define como la imagen que tenemos de nosotros mismos en la dimensión cognitiva, perceptiva y afectiva.
El autoconcepto está asociado con las representaciones que las personas tienen de sí mismas. La autoestima, por su parte, se entiende como la evaluación positiva o negativa que la persona tiene de su antoconcepto. Y no solo eso, también las emociones que asocia y la actitud que tiene hacia ello.
"La realización personal no se limita al mero placer".
Si la autoestima es una recompensa, ¿cuándo llega?
Tener metas que alcanzar, fijarse una meta e intentar alcanzarla está profundamente relacionado con el bienestar y la salud mental.
Establecer metas tiene un efecto positivo en otras áreas de nuestra vida y nos permite controlar aspectos psicológicos importantes como la atención, la autoestima o la motivación.
Una de las principales razones, o síntomas, de la depresión es la pérdida de motivación e interés en los objetivos de la vida. El Dr. Albert Ellis afirma que los problemas de autoestima surgen de algunas formas de pensar, que él llama irracionales, ilógicas o autodestructivas.
A veces nuestro pensamiento incluye frases ilógicas, que minan nuestra autoestima. Veamos cuáles son algunas de estas creencias genéricas e irracionales:
- Creyendo ser competente y eficiente en todo.
- Ser amado y aprobado por todas las personas importantes que nos rodean.
- Los eventos del pasado determinan nuestro comportamiento actual y futuro, porque afectarán para siempre y permanentemente nuestra vida y se repetirán en el futuro.
- Es más fácil evitar que enfrentar las responsabilidades y los problemas de la vida.
- Las desgracias humanas surgen por causas externas y nada, o casi nada, podemos hacer para evitar o controlar el dolor y el sufrimiento que nos causan.
Intervenir sobre la autoestima no es cosa sencilla; un elemento a favor es el carácter dinámico y sensible de este aspecto, por lo que modificarlo a nuestro favor se convierte en un ejercicio de precisión.
Al mismo tiempo, la autoestima viene como una recompensa, es el resultado de una serie de acciones, hábitos y actitudes y, por lo tanto, es una habilidad adquirida.
La autoestima es la reputación que adquirimos de nosotros mismos.”
-Nathaniel Branden-
La baja autoestima es como conducir con el freno de mano
Las cosas y las personas que nos rodean no son más importantes que lo que llevamos dentro y cómo lo vemos, y lo que nos define. La calidad de vida está influenciada por la autoestima, que implica la forma en que cada persona se percibe y evalúa a sí misma, modulando su comportamiento a nivel familiar, social e individual.
Un nivel alto o bajo de autoestima afecta nuestra relación con los demás y se refleja en la dimensión social y en las habilidades que mostramos para enfrentar los desafíos de la vida.
En conclusión, tener baja autoestima nos hace sentir incapaces, y nos hace entrar en un círculo vicioso de mecanismos autodestructivos, como sentimientos negativos, obsesivos e ideas equivocadas, que filtran los pensamientos y sentimientos de los demás. En pocas palabras, nos hace menos funcionales y precisos.
"Tú mismo, como cualquier otra persona en todo el universo, mereces tu propio amor y respeto".