El pensamiento obsesivo, el diálogo negativo, la sensación de vacío y el sentirse disminuido esculpen día tras día los cimientos de la baja autoestima. Un terreno fértil para el desarrollo de la sombra de la depresión.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
La percepción del ego y la depresión tienen una conexión muy profunda entre ellos. La imagen que tenemos de nosotros mismos se ve desfragmentada por estas condiciones psicológicas que dan lugar a una evidente baja autoestima. Además, la mente invierte constantemente tiempo y energía en el concepto del ego, debilitándolo cada vez más a través de la preocupación constante y el diálogo interno negativo.
Pocas realidades clínicas son tan complejas como las formas de depresión. Cada paciente la padece de una forma única. Es una dimensión multifactorial, sin duda adversa y multifacética, pero existen elementos comunes que se manifiestan en la mayoría de los casos clínicos, y que ponen de manifiesto un enemigo ampliamente conocido. Uno en el que nuestros pensamientos y nuestra mentalidad amplifiquen y fortalezcan esta presencia.
Al respecto, un aspecto que revela un trabajo publicado en 2019 es que La percepción del ego es un componente clave en estos trastornos psicológicos. Es hasta el punto de que la forma en que nos percibimos, la forma en que nos hablamos y cómo nos tratamos cambia la arquitectura de nuestro cerebro.
Un ejemplo lo dan las resonancias magnéticas de personas con baja autoestima, en las que se ha mostrado menos materia gris en distintas zonas del cerebro. Además, si no intervenimos para mejorar este aspecto de nuestra personalidad, si no se ejercita la fuerza psicológica, la depresión puede volverse más resistente y durar años. Consulte a continuación para obtener más información al respecto.
Hay heridas invisibles en el cuerpo que son más profundas y dolorosas que cualquier herida.
-Laurell K. Hamilton-
La percepción del yo y la depresión: construyendo la prisión del sufrimiento
Una persona deprimida no vive en el mismo contexto que todos los que le rodean. Porque la depresión es, ante todo, aislamiento. Consiste en desconectarnos del entorno que nos rodea, también en un retiro paulatino hacia ese universo interior donde terminamos siendo prisioneros de un cuerpo que duele y una mente que nunca descansa.
Este es sin duda un primer aspecto a tener en cuenta: la hiperactividad destacada en determinadas zonas de nuestro cerebro y, en particular, la autoconciencia, la reflexión y la autoestima. La percepción del ego y la depresión están íntimamente ligadas porque el pensamiento solo debilita nuestra identidad, debilitándonos con críticas, con recuerdos del pasado, con errores, con pérdidas y con toda una gama de boicots.
El estrés como antesala de la depresión y del diálogo interno negativo
La Universidad de Calgary, Canadá, publicó recientemente un estudio realizado por el Dr. Dencel Kopala. En este trabajo se destaca la fuerte erosión que genera el diálogo interno negativo. Al mismo tiempo, es importante saber que ese desgaste de la percepción del ego surge especialmente cuando atravesamos períodos de alto estrés.
Al no saber gestionar las tensiones y los problemas, la mente se acostumbra a alimentar un patrón de negatividad constante, de lo que deriva poco a poco la dificultad de mantener la autoestima, el optimismo y la esperanza. Casi sin darme cuenta, nuestro ego quedará completamente debilitado y, lo que es más interesante, también se modificarán distintas áreas del cerebro.
Baja autoestima y su relación con la materia gris
El Dr. Johannes Klakl, de la Universidad de Salzburgo, Austria, realizó un interesante estudio en 2014 en el que demostró que las personas con baja autoestima mostraron menos materia gris. Este aspecto favorece una mayor vulnerabilidad en los citados pacientes, en los que pueden surgir trastornos depresivos.
Por lo tanto, había una gran dificultad en el manejo de las emociones., en la planificación y en las decisiones más firmes y creativas encaminadas a salir de los estados de sufrimiento.
La importancia de la narrativa interna en la percepción del yo
La autopercepción y la depresión se retroalimentan hasta tal punto que la baja autoestima y una situación estresante pueden dar lugar a este trastorno psicológico. Pero a su vez, la depresión nos empujará a desairar aún más la figura de ese ego tristemente fragmentado.
Por otro lado, la forma en que nos hablamos a nosotros mismos es la clave para volver a levantarnos. Eso significa, la forma en que nos describimos y percibimos favorece o debilita nuestra salud psicológica.
La percepción del ego merece dignidad y valor; por lo tanto, es fundamental cuidar estos aspectos para fortalecerlo, garantizarle un refugio seguro y evitar que descienda hacia una depresión.
Una sana (y emocionante) conexión con lo que nos rodea
Sal de tu mundo interior y conéctate con el aquí y el ahora. La idea es dejar de ser prisioneros de esa mente que siempre alimenta los mismos patrones de pensamiento.
Una forma de hacerlo es entrar en contacto con lo que te rodea, con nuevos estímulos, con otras sensaciones y experiencias que te traen novedades, emociones y curiosidades. a un cerebro demasiado centrado en la angustia.
La higiene de un diálogo interior compasivo y no destructivo
La percepción del ego y la depresión están relacionadas entre sí porque la forma en que nos hablamos a nosotros mismos debilita la autoestima, y de ahí se abre el abismo de ese agujero negro. Por lo tanto, debemos aprender a hablarnos con respeto a nosotros mismos. El diálogo interior siempre debe ser impecable, compasivo y resistente.
Si nosotros mismos somos los primeros en no tratarnos como merecemos, nadie lo hará. El amor propio y una autoestima sana son, sin duda, las defensas más válidas para prevenir la mayoría de los trastornos del estado de ánimo. Trabajamos en este aspecto y nunca dudamos en pedir ayuda a un profesional si la necesitamos.