¿Alguna vez has perdido el hilo de tus pensamientos, ya no recuerdas qué decir, con la mente vacía, sin siquiera recordar de qué estabas hablando? No te preocupes, yo diría que le pasa a todo el mundo de vez en cuando, pero… ¿por qué? ¿Por qué pasó esto?
Para responder a esta pregunta, resulta útil un estudio de la Universidad Case Western Reserve, en Cleveland. Los investigadores reclutaron a 45 personas y les pidieron que observaran 20 situaciones diferentes. A la mitad de las personas se les presentaron problemas de física elemental, mientras que a la otra mitad se les presentaron problemas emocionales y algunas preguntas sociales, como: ¿cómo se siente un hombre mientras discute con su esposa?
A medida que las personas abordaban estos problemas, se escaneaban sus cerebros con imágenes de resonancia magnética funcional para ver qué áreas se activaban. Entonces, los investigadores notaron que usamos diferentes áreas del cerebro para resolver problemas muy diferentes.
Es posible que ya sepa que el hemisferio derecho se ocupa principalmente de la empatía y la atención generalizada, mientras que el izquierdo se encarga de procesar y gestionar la información a nivel analítico.
Por tanto, los investigadores encontraron que cuando estamos ocupados realizando tareas de carácter social, que requieren cierta empatía para que surjan las emociones, se desactivan las áreas responsables del razonamiento mecánico. Por el contrario, cuando nos enfrentamos a problemas lógicos, las áreas de problemas sociales se desactivan.
Lo cierto es que no es la primera vez que nos encontramos con este fenómeno, en el pasado ya se hipotetizaba que tenemos una red neuronal por defecto, la cual normalmente se activa cuando estamos preocupados y nuestra mente está atestada de muchas ideas. De esta forma, es como si estuviéramos activando una especie de piloto automático. Por otro lado, también se sabe que existe una red
de actividades positivas que, cuando se activan, la red neuronal se desactiva por defecto y viceversa.
Por tanto, los investigadores entraron en la segunda fase del experimento ideando una tercera prueba basada en contenido neutral, en la que los voluntarios simplemente tenían que hablar con alguien. En este caso se observó que la red neuronal predeterminada y la red de actividad positiva se encendían y apagaban continuamente.
Los investigadores creen que esta es la respuesta a por qué perdemos nuestro hilo de pensamiento. Es decir, cuando hablamos con una persona siempre intentaremos mantener un cierto grado de empatía, pero al mismo tiempo, debemos mantener la lógica del discurso para que ambas redes se alternen y, de vez en cuando, pierdan el ritmo. haciéndoles una broma de mal gusto.
Por esta razón es más fácil perder el hilo cuando intentamos convencer a alguien de un tema determinado o cuando estamos hablando y de repente se nos viene a la cabeza una idea diferente. En estos casos, la red neuronal cambiaría tan rápidamente que no podríamos seguir el hilo.