Anteriormente nos referimos a los derechos asertivos, pero sin duda, cualquiera que intente hacerlos cumplir sin asumir una actitud asertiva probablemente acabará golpeando el muro de las convenciones y la rigidez. Por esta razón, asertividad no solo significa hacer valer los derechos personales, sino afirmar los derechos desde el punto de vista de una actitud asertiva y de respeto por la otra persona. En este sentido, algunas técnicas pueden resultar útiles: 1. El récord rayado. No podemos esperar que la gente acepte nuestras ideas de inmediato, sería muy extraño y hermoso el mundo si ese fuera el caso, por eso es importante ser perseverantes y respetuosos los unos con los otros. Repetir una y otra vez lo que queramos, sin enojarnos, irritarnos ni levantar la voz. Con un poco de práctica no será tan difícil. 2. Autorrevelación. Cuando no nos comunicamos muchas veces los temas no fluyen adecuadamente simplemente porque la otra persona no sabe con certeza lo que pensamos o sentimos y por eso es vital revelar información sobre nosotros. Debemos ser capaces de expresar cómo pensamos, sentimos y reaccionamos a lo que nos dice nuestro interlocutor, esto permitirá que el otro entienda y respete nuestras opiniones y decisiones aunque no las acepte. 3. Banco de niebla. Hay una pequeña historia que ejemplifica a la perfección esta técnica: “Dos viejos se encuentran después de muchos años, y uno le dice al otro: -Todavía pareces un joven, pero ¿qué haces para mantenerte tan bien? -Simplemente nunca contradigo a nadie, acepto las opiniones de nadie. Así que no me molesto y estoy todo el tiempo involucrado en discusiones sin importancia. -No lo creo.- responde el otro. -Te aseguro que es así -le repite el primero sonriendo. El otro anciano, muy incrédulo, se niega a creer que esta sea la fórmula mágica de su amigo y sigue preguntándole en un tono cada vez más acusatorio y molesto cuál es el motivo hasta el primero, luego de haberle explicado en detalle su estrategia sin sin embargo, ser capaz de convencer a su amigo, sin perder la calma y menos la sonrisa le responde: -Tienes razón, esa no es la causa.- Y se va sonriendo. Muchas veces las personas que nos rodean son críticas y se niegan a aceptar nuestra realidad. No podemos esperar a que todos acepten nuestras ideas y formas de pensar, por ello, hay situaciones en las que ser asertivo es no ofrecer resistencia, no contraatacar, hay muchas probabilidades de que la otra persona acabe rindiéndose o cediendo. . 4. Pregunta negativa. Hay ocasiones en las que no estamos de acuerdo con las ideas de nuestro interlocutor, sin embargo, expresar directamente: "tu idea es incorrecta" favorecería el cierre del otro sobre sus posiciones. Resultado muy diferente si usamos una oración interrogativa positiva: “No entiendo. ¿Podrías explicarme qué tiene de malo…? Este tipo de pregunta dará lugar a un diálogo que te permitirá profundizar en la pregunta poniendo las dos opiniones diferentes en el mismo nivel. 5. Afirmación negativa. Hay ocasiones en las que somos nosotros los que nos equivocamos, entonces basta con reconocer: “Es verdad. Me equivoqué." Los errores no son negativos, lo negativo es no aceptarlos y no aprender de ellos. Aceptar que nos equivocamos pone de relieve nuestra madurez y disposición para el diálogo. Por supuesto, estas son solo algunas de las muchas técnicas asertivas que existen, lo fundamental es tener en cuenta nuestros principios y al mismo tiempo poder escuchar las ideas de los demás de forma flexible. No es imprescindible ganar sino llegar a un acuerdo respetuoso con ambas partes.